De encuestas, consultas y titulares… (Opinión)

Por Carlos Charry, director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario.

Recientemente, se relevaron los resultados de la encuesta Polimétrica que mide periódicamente las percepciones políticas de los colombianos. Estudio realizado por una de las firmas encuestadoras más confiables que tiene el país.

Estos estudios son producto de metodologías de muestreo altamente especializadas, que permiten que con la consulta a unos 1000 o 1500 encuestados, se logre cubrir un universo de millones de personas.

Una de las preguntas de la encuesta era si: “¿Está de acuerdo con que el Presidente convoque una consulta popular para decidir sobre las reformas no aprobadas en el Congreso?”, en donde el 57 % de los encuestados respondió que “Sí”, mientras que el 40 % indicó que “No”, y solo un 3%, no sabe o no responde.

Al pasar al campo de los medios y del polarizado ambiente político que vivimos, este resultado dio para todo tipo de titulares e interpretaciones, entre ellos que: “Más del 50% de los colombianos apoyan la consulta popular…”, al punto de que la oficina de prensa de Presidencia de la República llegó a titular en su página web que: “Encuestas registran amplio respaldo a la Consulta Popular”, agregando que: “De entrada, las encuestas muestran la acogida de los colombianos a la Consulta”.

Lo que con poca frecuencia se indica es que el estudio también evidenció que el 20% de los encuestados tiene “muy buena” percepción de las propuestas del gobierno, mientras que el 37 % indicó que es “muy mala”.

A la pregunta de qué tan probable sería que saliera a votar por la consulta popular, un 34 % indicó que es “muy probable” que lo haga, mientras que un 33 % indicó que sería “nada probable”, con lo cual, la aprobación de la consulta podría estar en riesgo, esto si se considera el margen de error de la encuesta, que es del 4,3 %.

A partir de este último resultado, lo que podemos establecer es que el país se encuentra profundamente dividido, que los colombianos creen en la idoneidad del mecanismo de la consulta popular y que desean mejores condiciones laborales; como muy seguramente también aspiran a que haya paz o que se acabe el hambre o que no exista la discriminación o la pobreza. Ideas que son aspiraciones universales, que una sociedad que se considere democrática debe poder materializar.

Por consiguiente, es razonable que estas aspiraciones tengan una alta aceptación y acogida en las personas, mucho más a la hora de ser consultadas en una encuesta, lo que, valga la pena recordar, no garantiza que estas se traduzca en votos, tal y como ocurrió con el plebiscito por la paz…