Editorial

Prudencia y respeto

Hay que rechazar, así mismo, cualquier amenaza a la Juez de la República que ha llevado el caso en los últimos tiempos...

Juicio del expresidente Álvaro Uribe.
Juicio del expresidente Álvaro Uribe. | Foto: Semana / Getty Images

29 de jul de 2025, 04:06 a. m.

Actualizado el 29 de jul de 2025, 04:06 a. m.

Con el fallo condenatorio en dos de los delitos que se le imputaban y la declaración de inocencia en otro más, ayer concluyó, en primera instancia, el proceso judicial que se le adelantaba al expresidente Álvaro Uribe Vélez desde el año 2018.

Entendiendo las pasiones que la decisión de la Juez puede despertar tanto en seguidores como en contradictores de quien fue en dos ocasiones mandatario de los colombianos, es necesario hacer un llamado a la prudencia y al respeto por las instancias jurídicas, incluyendo las que aún quedan por surtirse.

El que ha sido denominado el ‘juicio del siglo’ en Colombia, es, sin duda, uno de los procesos más largos de los que tenga recuerdo el país. Empezó en 2014 cuando, luego de un debate parlamentario, el entonces senador Uribe Vélez interpuso ante la Corte Suprema de Justicia una demanda contra Iván Cepeda, congresista del Polo Democrático, por manipulación de testigos.

En un giro inesperado, cuatro años después esa Alta Corte decidió que se investigara al exmandatario al considerar que había serios indicios de que era él quien había intentado cometer ese delito con el fin de engañar a la Justicia.

Ese fue precisamente el juicio que concluyó ayer, cuando en un fallo en primera instancia la juez 44 Penal del Circuito de Bogotá decidió que había suficientes pruebas para condenar al expresidente por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal, mientras lo exculpó, por duda probatoria, del concerniente a soborno a testigos.

Fue una actuación en derecho, que como tal debe ser acatada y respetada por todas las partes, tanto por quienes han defendido y respaldado a Álvaro Uribe Vélez, como por quienes han sido sus más acérrimos opositores. Intentar sacar réditos políticos o recurrir a triunfalismos exacerbados con las decisiones tomadas, es enrarecer aún más el polarizado ambiente que por estos tiempos vive la Nación, más aún en la antesala de un año electoral que desde ya se vislumbra complejo.

Hay que rechazar, así mismo, cualquier amenaza a la Juez de la República que ha llevado el caso en los últimos tiempos, a quien le correspondió la tarea de analizar las pruebas recopiladas y presentadas durante estos siete años por las partes, y dictaminar, según su comprensión, el veredicto que dio a conocer este 28 de julio.

Será el próximo viernes en la tarde, según lo anunciado por la magistrada, cuando se conocerá la condena impuesta al expresidente Uribe -que según los tiempos tipificados para ambos delitos no tendría que cumplir en recinto carcelario-. Como ya lo ha anunciado la defensa del exmandatario, el fallo será impugando, como lo permite la ley, y “de ser necesario, se acudirá a la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia” para recusarlo.

En todo caso, sea cual sea el laudo final, hay que insistir en el respeto por las decisiones judiciales, les gusten o no a las partes. En eso consiste la independencia de los poderes públicos, que es la base fundamental del Estado Social de Derecho que rige en una nación democrática como Colombia.

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