Editorial
La biodiversidad, motor de un nuevo modelo de desarrollo para Cali
Balance de la Semana de la Biodiversidad.
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6 de oct de 2025, 01:46 a. m.
Actualizado el 6 de oct de 2025, 01:46 a. m.
La Semana de la Biodiversidad que acaba de culminar en Cali deja un balance alentador. Más que una serie de actividades, fue la expresión de un compromiso colectivo por transformar la relación de los caleños y vallecaucanos con la naturaleza. Un ejercicio que demuestra que los frutos de la COP16 —celebrada el año pasado en la ciudad— no se quedaron en los discursos, sino que empiezan a materializarse en políticas, acuerdos y proyectos que fortalecen la agenda ambiental regional.
Durante varios días, la capital del Valle volvió a ser punto de encuentro de la comunidad científica, los sectores público y privado, la academia y la ciudadanía. Delegaciones de más de 15 países participaron en una agenda diversa donde se discutieron temas como la bioeconomía, la economía circular, la participación de las mujeres en la gestión ambiental y los retos del cambio climático. El respaldo de Naciones Unidas y del Convenio de Diversidad Biológica confirma que Cali se consolida como referente latinoamericano en sostenibilidad.
Uno de los logros más significativos es el impulso a los 335 negocios verdes que participaron, 310 de ellos promovidos por la CVC, los cuales representan una apuesta concreta por una economía que genera empleo sin depredar el entorno. También destacan los acuerdos firmados: uno regional, donde varios alcaldes se comprometieron a eliminar el plástico de un solo uso en sus territorios, y otro entre los gobernadores del Pacífico para proteger los bosques y avanzar en la lucha contra el cambio climático, con el apoyo del GCF.
A esto se suma un hecho histórico: la creación del primer sistema regional de información ambiental del país, gracias a un memorando entre el Ideam, Parques Nacionales, la CVC, el Dagma, el EPA y la Gobernación del Valle. Una herramienta que permitirá acceder en tiempo real a datos ambientales del territorio y tomarlos como base para decisiones más acertadas y políticas públicas más eficaces.
Nada de esto, sin embargo, puede darse por ganado. Los retos persisten. La organización misma de la Semana de la Biodiversidad fue un desafío logístico y financiero, más aún en un contexto internacional marcado por la COP de Cambio Climático en Brasil. Pero superar esas dificultades es una señal de madurez institucional y de la capacidad de Cali para sostener su liderazgo ambiental con recursos propios y alianzas estratégicas.
Lo que está en juego no es menor. Convertir a Cali y al Valle del Cauca en territorios sostenibles implica modificar hábitos, reorientar economías y, sobre todo, asumir que el bienestar de las futuras generaciones depende de las decisiones que tomemos hoy. La Semana de la Biodiversidad es, en ese sentido, un recordatorio de que la conservación no se decreta: se construye día a día, con coherencia y participación.
Cali tiene la oportunidad de consolidarse como una capital verde en construcción. La tarea no ha terminado, pero el camino está trazado.