Editorial
Atención oportuna
Por ello hay que estar alertas, vigilantes de quienes se descuidan o aquellos que aprovechan estas temporadas secas para hacer quemas intencionales con fines de invasión.

26 de ene de 2024, 02:44 a. m.
Actualizado el 26 de ene de 2024, 02:44 a. m.
Las oleadas de intenso calor de las recientes semanas en Colombia están lejos de desaparecer. No se espera que antes del mes de abril mengüe el fenómeno de El Niño, ni que disminuyan las temperaturas que sofocan a ciudades como Cali, mientras se producen desastres como los incendios forestales que afectan por estos días a Bogotá y Santander.
Prevenir, hacer un uso racional de los servicios públicos de agua y energía, prepararse para evitar contingencias como un racionamiento así como destinar los recursos públicos necesarios para atender cualquier emergencia provocada por las altas temperaturas, es imperativo. Y no solo para afrontar la situación actual, también para lo que se viene a futuro que se calcula aún más extremo por aquello del cambio climático que no se logra controlar.
Los incendios forestales que hasta anoche continuaban sin poderse controlar al ciento por ciento en los cerros orientales de Bogotá o en el Páramo de Santurbán, en el departamento de Santander, son algunas de las tragedias naturales que afronta por estos días la Nación. A eventos similares está expuesto el Valle del Cauca, incluida su capital, donde los termómetros han marcado entre 33 y 37 grados centígrados, con sensaciones térmicas que en algunos casos se acercan a los 40°C.
Además de las conflagraciones que destruyen bosques y acaban con ecosistemas esenciales para el país, como las 40 hectáreas de frailejones que se calcula han sido arrasadas por las llamas en el Páramo de Berlín, en Santurbán, planea sobre la mayor parte del territorio nacional la sombra del racionamiento de agua e incluso de energía. Hay preocupación por el nivel promedio de los embalses de agua, mientras las termoeléctricas han tenido que entrar a apoyar la generación energética, lo que podría encarecer el precio de la energía que pagan los colombianos.
El anuncio hecho por el Director de la CVC sobre el nivel del embalse de Salvajina, que además de su función como hidroeléctrica, es vital para regular el caudal del río Cauca, así como de la represa Sara Brut que abastece al norte del Valle, brinda cierta tranquilidad. Pero ello no significa que desde los municipios y las comunidades no se tomen las precauciones necesarias ni se actúe con prudencia para evitar que la situación cambie.
El fenómeno de El Niño va para largo, y las temperaturas pueden ser aún mayores en las próximas semanas. Ni Cali ni el Valle están exentos de padecer desastres como los que provocan por estos días los incendios forestales en otras partes del país, como lo confirma el historial previo de conflagraciones en los cerros de la capital del departamento o en zonas boscosas de otros municipios. Por ello hay que estar alertas, vigilantes de quienes se descuidan o aquellos que aprovechan estas temporadas secas para hacer quemas intencionales con fines de invasión.
Por su parte, las autoridades locales, departamentales y nacionales están en la obligación de destinar los recursos financieros, técnicos y humanos necesarios para prevenir, así como para atender las consecuencias y emergencias de esta intensa ola de calor provocada por El Niño. Faltan varios meses y de todos depende que los desastres no se presenten o tengan menores consecuencias.