Cultura
Animaciones al estilo Ghibli, la tendencia se tomó el mundo
ChatGPT anunció una actualización que permite, por medio de IA, la creación de imágenes con un estilo de ilustración bastante relacionado con Studio Ghibli. Millones de personas la usaron. ¿Cuáles serán sus implicaciones?

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.
6 de abr de 2025, 01:35 a. m.
Actualizado el 6 de abr de 2025, 01:35 a. m.
El pasado martes 25 de marzo, OpenIA, una de las empresas que ha revolucionado nuestra relación con la tecnología a través de la inteligencia artificial, publicó una versión mejorada de ChatGPT, que permitía crear imágenes, a partir de fotografías originales, en una amplia variedad de estilos.
Pronto miles de usuarios en distintos países comenzaron a publicar imágenes suyas en familia o con amigos con un estilo particular: el de Studio Ghibli, del director Hayao Miyazaki (el de películas como El Niño y la Garza y El Viaje de Chihiro).

Las solicitudes a ChatGPT fueron tantas que Sam Altman, CEO de la compañía norteamericana, tuvo que intervenir, con un mensaje inusual desde su cuenta de X: “¿Pueden relajarse y generar imágenes? Esto es una locura. Nuestro equipo necesita dormir”.
Para Víctor Solano, consultor en comunicación y reputación, aunque en la actualidad han sido muchos los intentos de creación de imágenes adosando estéticas definidas, en este caso, el hecho de que se tratara de Studio Ghibli suscitó una mayor atención en las personas: “Miyazaki es una figura de culto dentro de la animación mundial”, señala.
Aclara que, aunque el autor japonés no era tan conocido por fuera de su círculo, el haber obtenido un Óscar por la película El Niño y la Garza, lo catapultó a nivel mundial. “Como la estética es tan reconocida, las grandes masas la quieren”, dice Solano.
Pero eso no es todo. Según Ómar Umaña, abogado y experto en derecho de autor, piensa que la estrategia de OpenIA fue más allá: “esta es una acción para tener un impacto comercial en las mismas audiencias de una manera bastante diferente a como lo habían hecho tradicionalmente”.
Según Umaña, alejarse de su conocido formato de creación de texto, para darle paso a uno más afín con imágenes y videos, supuso un gran riesgo que, de todas maneras, la compañía norteamericana aceptó: cometer infracciones relacionadas con el derecho de autor.

Algunas de estas faltas fueron, según lo explicó el abogado, las de “derecho patrimonial de reproducción”, al no pedir el consentimiento de los directivos de Studio Ghibli para entrenar a su modelo de IA en estilo de personajes, escenarios y fondos representativos de este, y las de “derechos de propiedad intelectual y de la competencia”, pues se está haciendo uso de la marca del estudio de animación japonés como tal.
Además, este fenómeno produjo otro tipo de preocupaciones. Al requerir imágenes de los usuarios, ChatGPT tendría en su control millones de datos y material sensible de las personas. Esto representa un gran dilema para Víctor Solano: “Esta es una conversación viva en las redes sociales. Por ejemplo, estaríamos otorgando permisos de nuestros datos sensibles biomédicos. Nuestros rostros empiezan a ser asociados a una identidad y a unos datos para el reconocimiento facial”.
Grave impacto ambiental
Pero las preocupaciones surgidas a raíz de este fenómeno no paran ahí. Días después de iniciado el furor de estas imágenes, medios de comunicación exhibieron estudios de universidades europeas que demostraban el alto consumo de agua asociada a la actividad.
Un ingeniero en sistemas, que pidió omitir su nombre, explicó a El País que esto se debe a los sistemas de refrigeración que utilizan grandes servidores, como los de OpenIA. Según él, estos métodos han cambiado enormemente con el pasar de los últimos años, así como los materiales que requieren: desde los ventiladores, que buscaban mantener baja la temperatura de los computadores, hasta los servidores que nunca se apagan, las conocidas “granjas de Google”, grandes concentraciones de tierra con servidores conectados 24/7, dedicados a procesos que implican inteligencia artificial, minería de datos, machine learning, entre otros.
“Lo que está pasando con ChatGPT es que, cuando uno le hace una petición, lo que se conoce como ‘prompt’, y él devuelve una respuesta, se está generando un sobrecalentamiento en los dispositivos. Esto es muy pequeño, pero hay que tener algo en cuenta: se le están haciendo muchísimas peticiones al mismo tiempo”, explica.
El uso indiscriminado de agua que requieren estas imágenes ha generado una ola de críticas a esta tecnología. Sin embargo, de acuerdo con Solano, este escenario debe ser entendido de una manera más amplia, debido a que actualmente muchos de los procesos que se hacen en internet tienen un impacto medioambiental, la llamada “huella de carbono”, que incluye desde los correos que enviamos hasta los memes que compartimos. “Esta preocupación es una excusa para esconder los miedos que mucha gente tiene frente a sus trabajos ante esta tecnología”, opina él.

Para Juliana López Vargas, diseñadora gráfica e ilustradora caleña, las bondades de este tipo de tecnologías radican en las intenciones de las personas que las usen: “Estas herramientas pueden ser aliadas de los diseñadores. Si ya las imágenes se están generando y pueden captar estilos específicos, podría servir para alimentar una base de datos de uso propio”.
Aclara que los últimos avances en materia de IA generativa le han traído a la mente ciertas preguntas acerca de cómo se va a plantear legalmente su uso en el futuro. Dichos marcos legales, según el abogado Ómar Umaña, ya existen, pero impera el músculo financiero de ciertas empresas, como en este caso.
Para Juliana, esto deja un gran interrogante: “¿Cómo hacemos para que la IA nos pueda beneficiar a nosotros como artistas e ilustradores gráficos?”
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