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La capital más joven de Colombia está a 16 horas en carro desde Cali; es rica en tradición llanera
Este bello territorio ha sido, desde sus inicios, una región marcada por la fuerza del campo y la ganadería extensiva.

12 de jul de 2025, 11:03 p. m.
Actualizado el 12 de jul de 2025, 11:03 p. m.
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Uno de los paisajes más bellos de Colombia, por su cantidad de aves, por sus verdes planicies, y cálidos atardeceres, es, sin duda, el departamento del Casanare, donde se ubica una de las capitales más jóvenes de Colombia.
Se trata de Yopal, ubicada en el corazón del departamento. Una bella urbe combina con una vibrante tradición cultural, y con uno de los paisajes más imponentes del país: una llanura salpicada de humedales, atardeceres dorados y una biodiversidad aérea que fascina a naturalistas y turistas por igual.

Fundada oficialmente en 1915 por colonos boyacenses provenientes de las provincias del Centro, Yopal ha sido desde sus inicios un territorio marcado por la fuerza del campo, la ganadería extensiva y el arraigo por sus costumbres.
Las faenas, las cabalgatas y las coleadas hacen parte del día a día, junto a símbolos que definen la identidad del Llano: las alpargatas, el arpa llanera y, por supuesto, el joropo, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Las fiestas populares, festivales de música y torneos de coleo son prueba viva de que en esta ciudad la tradición no se conserva: se vive.

Un destino turístico en crecimiento
A pesar de ser una ciudad joven, Yopal ha logrado posicionarse como uno de los destinos turísticos emergentes más importantes del país.
Según la Alcaldía de Yopal, actualmente está en el top 5 de ciudades colombianas con más registros de turistas, un dato que resalta el interés creciente por esta región que ofrece una conexión auténtica con la naturaleza y la cultura llanera.
Así, quienes quieran visitarlo, pueden encontrarse con atractivos planes de turismo que incluye safaris llaneros, avistamiento de aves, senderismo y deportes extremos en cascadas y quebradas como La Calaboza y Pozo Azul. Eso, sin dejar de lado la riqueza gastronómica de esta región.
Sin duda, la puerta de entrada al Gran Llano colombiano, y su juventud como capital, no le resta importancia ni riqueza histórica.
Viajar hasta allí desde Cali implica cruzar buena parte del país, pero también la promesa de una experiencia donde la música, la naturaleza y la hospitalidad son la recompensa.
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