Política

Estas son las razones por las que no duran los presidentes en Perú

Con 8 mandatarios en los últimos 10 años, el país sudamericano ha hecho de la inestabilidad política su constante. La violencia y la inseguridad son los aspectos que más convocan a sus ciudadanos.

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Con un largo historial en mandatos fallidos, la reciente destitución de Dina Boluarte  supuso un golpe más para la fracturada democracia del país latinoamericano.
Con un largo historial en mandatos fallidos, la reciente destitución de Dina Boluarte supuso un golpe más para la fracturada democracia del país latinoamericano. | Foto: AFP

19 de oct de 2025, 08:58 p. m.

Actualizado el 19 de oct de 2025, 08:58 p. m.

El viernes 10 de octubre, con solo dos años y 10 meses en el poder, Dina Boluarte fue destituida como presidenta del país andino después de un juicio político exprés, ahondando el estado de crisis democrática en el que ha estado inmerso Perú en los últimos años.

Entre los motivos por los que Boluarte fue removida del cargo están los altos índices de inseguridad que aquejan a Perú, especialmente las extorsiones y los asesinatos, con bandas como Los Pulpos, Injertos del Norte y el Tren de Aragua, cuyas acciones se sienten especialmente en la capital, Lima.

Como consecuencia de estos grupos, el Perú sufre desde 2024 un incremento de la violencia urbana con una ola de extorsiones que se ha traducido en un aumento del 54 %, pasando de 2396 denuncias en el 2023 a 15.336 en 2024. Según cifras oficiales, Lima, la capital, encabezó el registro, mientras que, entre enero y agosto del 2026, la policía había recibido 18.385 denuncias en todo el país.

El gráfico evidencia la difícil situación en el país inca de cara a garantizar gobiernos duraderos.
El gráfico evidencia la difícil situación en el país inca de cara a garantizar gobiernos duraderos. | Foto: AFP

Tras la destitución de Boluarte, llegó al poder el derechista José Jerí, de 38 años, quien hasta el momento se desempeñaba como presidente del Congreso de la República.

A pesar de que Jerí fijó como prioridad “la guerra contra la criminalidad y la delincuencia”, su llegada al primer cargo no parece brindar garantías de continuidad de cara a las próximas elecciones, previstas para abril de 2026, debido a las dificultades que ha tenido a la hora de conformar su gabinete y a las múltiples protestas que se han presentado.

Un sistema fallido

Una de las principales razones que han llevado a que el número de presidentes que ha tenido Perú sea tan alto en la última década, tiene que ver con la manera como está constituido el Poder Ejecutivo.

Para Alejandro Sánchez, profesor de Ciencia Política en la Universidad Javeriana de Cali y coordinador regional de la Misión de Observación Electoral (MOE), se trata de un “defecto de diseño” que se remonta a los años en los que estuvo en el poder Alberto Fujimori, que se implantó en el país con el objetivo de tener más control sobre el Congreso: el unicameralismo.

Este sistema de gobierno se basa en la existencia de una sola cámara legislativa, que, en el caso de Perú, se traduce en 130 curules que sesionan sin mayor contrapeso, como lo puede ser el caso de Colombia y otras democracias en América Latina, en donde existen dos entes autónomos, el Senado y la Cámara de Representantes.

“Colombia tiene la ventaja de que las dos cámaras se hacen un contrapeso la una a la otra. Es más difícil llegar a decisiones tan radicales como la de destituir a un presidente. En Perú, en cambio, es muy fácil. Se necesita que algunos grupos minoritarios se unan y completen una mayoría calificada”, explica.

Colectivos feministas protagonizan protestas en Perú, debido a presuntos delitos sexuales del actual presidente.
Colectivos feministas protagonizan protestas en Perú, debido a presuntos delitos sexuales del actual presidente. | Foto: AFP

En esto concuerda Matías Alejandro Franchini, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario:

“En otros países cuando se hace un juicio político es muy difícil y prolongado. Se necesitan mayorías muy grandes en el Congreso, se requiere tiempo para organizar la defensa y para establecer los cargos que se le imputan al presidente. En Perú es muy fácil”, opina.

Para el caso de Boluarte, la decisión se tomó con 118 votos a favor y ninguno en contra, acusada por la oposición de “permanente incapacidad moral” para ejercer el cargo, en medio de la crisis de seguridad que atraviesa el país.

Esta configuración institucional, sin embargo, no representa en sí misma una garantía a la hora de explicar la rápida sucesión de presidentes que ha tenido el vecino país.

“Creo que el problema de Perú no es institucional ni puede ser explicado por el unicameralismo, sino que es un problema político mucho más grave” opina Juan Pablo Milanese, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Icesi, y añade que tal dificultad ha devenido en un colapso del sistema de partidos en el país, lo que configura, a su vez, otra de sus grandes problemáticas.

Se trata de la atomización de movimientos políticos que existe en la actualidad en el país andino. Para Matías Alejandro Franchini este aspecto es crucial: “Perú, históricamente, tuvo partidos políticos débiles, que cada vez lo son más. El Congreso está súper fragmentado, y quien llega a la presidencia en general no cuenta con mayorías legislativas que puedan defenderlo de un eventual proceso de destitución”, dice.

Cabe añadir que la falta de popularidad que podría haber condicionado el futuro del gobierno de Boluarte ya estaba en entredicho, así como la del Congreso que la destituyó: según la encuestadora Ipsos, hasta poco antes de que fuera removida del cargo, la ahora expresidente tenía una desaprobación del 96 %, mientras que el rechazo al Congreso se situaba en el 89 %.

“En algunas encuestas de intención de voto en el Perú se veía algo muy preocupante: el partido que mayor puntaje obtenía el 9 % de dicha intención, mientras que el 31 % de las personas decía que no iba a votar por ninguno y el 21 % no sabía ni respondía”, añade Alejandro Sánchez.

A pesar de que, en materia política, Perú ha hecho de la turbulencia política su marca característica, el país inca ha blindado su economía social de mercado frente a las crisis políticas. Y los expertos auguran que esta vez no será la excepción. El sol es una de las monedas más estables de América Latina y la inflación anual no supera el 1,4 %, convirtiéndose en un referente para la región.

“La política afecta cada vez más la lógica económica, pero no al punto de frustrar el crecimiento. La pregunta es hasta dónde esta economía aguanta tanta inestabilidad política”, opina el profesor de la Universidad del Rosario.

Lo que le espera a Perú

Al conocerse quién reemplazó en el cargo a Dina Boluarte, las marchas en las calles de Perú no se hicieron esperar.

Al menos un centenar de mujeres de colectivos feministas protestaron contra José Jerí, a raíz de una denuncia por presunta agresión sexual cuando era legislador y que fue archivada por la Fiscalía por falta de pruebas.

Vestidas de negro y con pañoletas verdes, las activistas se concentraron frente a la sede del legislativo con fotografías de Jerí y carteles con la inscripción “denunciado por violación”.

“Fuera Jerí”, se leía en varias hojas blancas pintadas de verde que levantaban las manifestantes al mismo grito, augurando un difícil periodo de gobierno para el ahora presidente de Perú, quien deberá encontrar apoyos en el Congreso de cara a permanecer en el poder hasta que se realicen los próximos comicios en abril y entregue el cargo en julio del próximo año.

Ante la dificultad para establecer un poder real en la presidencia de este país, el profesor Alejandro Sánchez opina que la prueba de fuego para Jerí es la construcción de un gabinete sólido, que le permita tener margen en los meses que estará en el poder.

Dina Boluarte engrosó la larga lista de presidentes que terminan sus mandatos antes de tiempo en Perú, en los últimos 10 años. | Foto: AFP

“Él es un político con muy poca experiencia, que llegó al Congreso por suerte, por decirlo así, porque se abrió una vacante en la lista en la que estaba. Ahora tiene que armar una coalición que lo sostenga en este plazo”, comentó el docente.

Un escenario difícil, debido a que muchos de los altos funcionarios están con las miras puestas en las elecciones. Este es el caso de Rafael López Aliaga, hasta poco el alcalde de Lima, quien decidió renunciar a su cargo para lanzarse a la presidencia en el 2026.

Este multimillonario empresario, fiel del Opus Dei y catalogado como un político de extrema derecha, anunció su candidatura apenas tres días después de la destitución de la mandataria Dina Boluarte.

Según Sánchez, este no es el único caso: “Si uno lee la prensa peruana por estos días, se da cuenta de que renuncian unos y otros, piden autorizaciones de organizaciones políticas para lanzarse”.

Para el profesor Matías Alejandro Franchini, el estado actual de la política en Perú puede abonar el terreno para que cualquier candidatura prospere, sin importar su filiación. “Los escenarios de inestabilidad lo que terminan haciendo es, en muchos casos, favorecer a este tipo de actores que de otra forma no estarían en condiciones de ser presidentes (...) López Aliaga aparece como uno de los candidatos favoritos a las elecciones del 2026”.

Más allá de las próximas elecciones, los problemas políticos en Perú, cuyos orígenes están en su propios cimientos, no muestran indicios de superarse el próximo año.

Para el coordinador regional de la MOE, el problema de fondo está en la fuerza electoral que trae consigo la atomización de partidos en el país.

“Nadie tiene la suficiente fuerza electoral. Ni siquiera Fuerza Popular, el partido que sostuvo a la expresidenta Boluarte y que es el partido que lidera Keiko Fujimori, tiene mayor capacidad de maniobra, realmente. Su capacidad para ofrecer estabilidad es muy limitada”, comenta.

Compuesto por 15 partidos políticos, entre los que más curules tienen en el Congreso de Perú están los partidos de derecha Fuerza Popular, con 21; y Alianza para el Progreso, con 17; seguidos por los partidos de centro Podemos Perú, con 13; y de izquierda, Perú Libre, con 10.

“No sé si va a haber un cambio significativo o lo que nos vamos a encontrar es un cambio de caras, con una situación que estructuralmente va a ser más o menos la misma, con presidentes que pasan a segunda vuelta con un porcentaje bajísimo, al que después en segunda ronda, por un efecto mecánico, le terminan dando la mayoría absoluta, pero sin un apoyo mayoritario ni en las calles ni mucho menos en el Congreso”, opina Juan Pablo Milanese.

Por lo pronto, la lucha contra la inseguridad parece ser la bandera que más réditos dará de cara a las elecciones, un aspecto que ya se empieza a sentir con el nuevo gobierno.

Esta semana José Jerí nombró a un general en retiro que combatió a la guerrilla de Sendero Luminoso como Ministro del Interior, uno de los cargos clave del gobierno de transición.

“Si siguen sometiendo nuestras calles desde los penales, vamos a entrar con más decisión. Vamos a cambiar todo lo que se tenga que cambiar. Advertidos están”, afirmó el mandatario durante una reunión con alcaldes antes de juramentar al equipo de ministros.

Sin embargo, las protestas contra la clase política y la inseguridad volvieron, y será difícil establecer si le alcanzará la fuerza a José Jerí para entregar el poder a mitad de año, o tendría que hacerlo mucho antes.

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

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