Política
“El Congreso no ha sabido responder al deseo del país”: analistas hacen balance de este año legislativo
En la medida en que el Gobierno no logró garantizarles burocracia a los partidos, se vio cómo las bancadas dejaron de apoyar sus proyectos de ley, indican analistas.
Una legislatura que encerraba muchas expectativas, con una gorda agenda de proyectos y de la que se esperaba estuviera dominada por la ‘aplanadora’ oficialista, terminó sumida en la lentitud y en los escasos resultados.
“A la Administración no le fue bien porque no sacó la reformas que quería en el tiempo que se había propuesto, porque se tenía la esperanza de que para julio se tuvieran listos todos los proyectos, pero no lo logró, sino que se avanzó en este diciembre, una vez que se tuvo ‘un segundo gobierno’”, menciona el politólogo Fernando Giraldo.
En efecto, los analistas consultados coinciden en que este año hubo dos mandatos presididos por Gustavo Petro, el primero llegó hasta julio, cuando el Ejecutivo tenía un gabinete que estaba integrado, como su coalición, por partidos políticos con ideologías diferentes, es decir, izquierda, derecha y centro derecha.
Según ellos, el segundo periodo se dio cuando se rompió el gabinete y algunas colectividades de la coalición se fueron a la independencia, lo que estancó la agenda legislativa y obligó al Ejecutivo a negociar uno a uno los votos para aprobar las iniciativas.
Sobre esas dos fases, el analista político Jorge Tamayo explica: “Esto tiene un trasfondo, que es la participación política de los miembros de la coalición en los distintos niveles del Gobierno. En la medida en que no se logró garantizar esa burocracia para tener el cumplimiento de los compromisos con las bases, los partidos empezaron a tomar distancia de la Administración y su actividad legislativa”.
Agrega que “en las últimas semanas ha quedado la sensación en el aire de que muchos senadores y representantes están cediendo terreno en la medida en que están logrando obtener participación en esa burocracia y eso lleva a pensar que no le están cumpliendo a la institucionalidad”.
Y finaliza: “Han sido dos legislaturas en las que no se le ha cumplido adecuadamente al país, no se han dado los trámites necesarios ni los debates públicos adecuados. Ha habido muchos reflectores, cámaras y trinos, pero pocas soluciones reales para la cotidianidad de los colombianos”.
De acuerdo con que el Congreso no le ha sabido responder a los ciudadanos, Giraldo señala que, cuando el país votó el año pasado por esa rama, lo hizo pensando en hacer “cambios sustantivos que no se han podido anclar”.
El politólogo le atribuye parte de los malos momentos del Legislativo a que no existen bancadas grandes y eso ha generado un Congreso con condiciones regulares de funcionamiento, que limita la eficacia y la eficiencia del trabajo que se debe desarrollar.
“Los partidos son cada vez más pequeños y tienen estructuras parlamentarias muy débiles porque las bancadas más grandes, como la del Pacto Histórico, apenas lograba reunir el 18 % de las curules en Senado, y después estaban conservadores, liberales, Centro Democrático y Alianza Verde, y luego Cambio Radical y la U, pero aun así ninguno alcanza ni siquiera el 20 % de las sillas”, argumenta.
De otro lado, el periodista político Argemiro Piñeros indica que, pese a que fue importante que el Ejecutivo le hubiera apostado a sus grandes proyectos sociales, “le ‘quemó mucho pólvora’ a la reforma a la salud, la cual solo en la Cámara se demoró más de diez meses en su trámite”.
“Se vio el compromiso”
Para las fuentes consultadas, no todo fue malo durante este año de sesiones, porque “el Congreso se vio comprometido, como no se había visto en casi 20 o 30 años, a tener que tratar una agenda legislativa muy demandante. No respondió cabalmente, pero hubo un esfuerzo, pese a unas consideraciones políticas muy complejas por la confrontación y la polarización que tiene el país”, dice Giraldo.
Además anota que tuvo impacto en esa rama que en los últimos meses el presidente Petro haya podido recuperar un poco su gobernabilidad e imagen, no tanto como en los primeros meses de su Administración, pero “sí contuvo la caída durante todo el año, teniendo en cuenta que se dio el escándalo de su hijo mayor, Nicolás”.
Por ello, señala que el próximo año “estará en mejores condiciones para sacar adelante la agenda legislativa que se propone, en la medida en que mantenga la lógica de negociar y ceder puntos de los proyectos a los partidos que lo apoyan para mantener de su lado a una serie de congresistas que sean de colectividades independientes”.
No obstante, para Tamayo ese panorama no es tan claro, porque dice que eso dependerá de que “se sigan aceitando las relaciones del Ejecutivo con los partidos con ‘mermelada’ y, en ese caso, seguro vamos a ver mayor favorabilidad en las iniciativas que sean presentadas por el oficialismo”.
Así quedó la agenda
El último proyecto en pasar por el Congreso este año fue la reforma laboral, que quedó parcialmente aprobada en su primer debate en la Cámara, con 16 artículos avalados.
El pasado miércoles fue aprobada en segundo debate del Senado la integración de la Jurisdicción Agraria, que permite crear la infraestructura institucional para que la justicia llegue al campo. Necesita dos debates en Cámara para convertirse en ley.
La reforma a la salud, pese a lo que se llegó a creer, fue aprobada en segundo debate de la Cámara y se espera que surta dos discusiones más en el Senado, donde tendrá que pasar primero por la Comisión Séptima y luego por la plenaria.
Sin embargo, la suerte de la pensional no es la misma. Solo el próximo año volverá a ser una preocupación para la plenaria del Senado, que este semestre no la abordó.
El pasado 5 de mayo fue aprobado el Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, potencia mundial de la vida’, que establece inversiones por $1.154,8 billones destinados a mejorar las condiciones de los colombianos.
Asimismo, el 18 de octubre se aprobó el Presupuesto General de la Nación, cuyo monto asciende a $ 502,6 billones, cifra que, según Minhacienda, es 18,9 % superior al del 2023.
Fracasó la ley de regulación del cannabis, mientras que el proyecto de arbitraje y la iniciativa de servicios públicos entraron en receso.