Editorial
Un gabinete desconocido
Es necesario hacer un llamado para que al inicio de este último año de Gobierno se nombren en las distintas carteras personas experimentadas y con el perfil idóneo para asumir los retos que devienen.
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4 de ago de 2025, 02:06 a. m.
Actualizado el 4 de ago de 2025, 02:06 a. m.
El experimento lo propuso el exsenador Humberto De La Calle en reciente entrevista con El País: si se les pregunta a los colombianos quién es el ministro de la cartera X, la mayor parte de las respuestas va a ser que lo ignoran.
En efecto, es válido indagar por las razones por las que muchos de los últimos integrantes del gabinete del presidente Gustavo Petro han pasado sin pena ni gloria por sus cargos.
Es más, no resulta exagerado decir que algunos fueron conocidos por la opinión pública el día de su nombramiento o posesión, y que solamente volvieron a tener resonancia poco tiempo después, cuando fueron sustituidos.
Y ahí surge un primer elemento para el análisis, y es la cantidad de ministros que ha tenido el actual Mandatario, que ya superó los 50, un promedio superior al de sus antecesores.
¿Qué tan productivo puede resultar para una cartera que su titular salga del cargo siete meses después de haber asumido? ¿Qué significa que a Petro ya no le ‘sobreviva’ ninguno de los integrantes del gabinete que llegó con él a la Casa de Nariño en agosto de 2022?
Una hipótesis posible es que el Presidente se equivocó al nombrarlos, o al menos así lo consideró él mismo después, y por eso decidió cambiarlos. Entonces la pregunta es: ¿no los conocía, no se informó bien sobre ellos?
Lo cierto es que, como resultado de esa alta rotación ministerial, los colombianos hoy no tienen certeza de quiénes son los responsables de carteras tan importantes como la de Hacienda, que debe sustentar el Presupuesto General de la Nación y convencer al país de la necesidad de otra reforma tributaria.
Eso, sin mencionar los programas y las contrataciones que seguro se frenan en cada dependencia ante la llegada de un nuevo titular, ya que en Colombia ha hecho carrera la idea de que estos funcionarios empiecen todo de nuevo, sin detenerse a estudiar si un proceso que venía ejecutándose está bien encaminado o no.
Sin duda, todo eso se traduce en un gabinete débil, falto de cohesión entre sí y con el propio Jefe de Estado, pero sobre todo en ministros que no logran desarrollar las políticas públicas que, se supone, esta Administración quiere implementar para el bienestar de los ciudadanos.
Por todo ello, ahora que el Presidente ha anunciado un nuevo revolcón entre sus funcionarios de primera línea, es necesario hacer un llamado para que al inicio de este último año de Gobierno se nombren en las distintas carteras personas experimentadas y con el perfil idóneo para asumir los retos que devienen.
De lo contrario, lo que el país seguirá viendo serán rotaciones de una dependencia a otra, o idas y regresos a la Casa de Nariño o a embajadas al parecer más guiadas por una cercanía de años con el Primer Mandatario, o por compromisos de los que él no puede sustraerse.
El dominio a profundidad de los temas inherentes de cada cartera, así como una trayectoria reconocida y un comportamiento ético ejemplar, deberían las principales razones para nombrar a un ministro. Sin embargo, lo que se ve hoy son funcionarios de muy bajo perfil, desconectados del país o conocidos más por los escándalos que han protagonizado, que por una ejecutoria brillante de sus funciones.