Editorial
Ucrania: sin atisbos de paz
Cualquier salida no se puede dar, en todo caso, a expensas del territorio ucraniano ni de la dignidad de una población que ha luchado por conservar su nación...
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21 de ago de 2025, 02:35 a. m.
Actualizado el 21 de ago de 2025, 02:35 a. m.
Falta un trecho largo, si es que sucede, para que empiece a haber indicios de paz en Ucrania. Así quedó claro luego de las reuniones de la última semana en las que el presidente Donald Trump fue anfitrión, primero del ruso Vladímir Putin y luego del ucraniano Volodimir Zelenski junto a su cohorte europea.
Hay, sí, un atisbo de esperanza, que es al final de lo que debe agarrarse con optimismo el pueblo que ha sido atacado, vejado y diezmado por un gigante que se niega a dejar atrás lo que algún día fue. Pero la realidad se impone y esa indica que el atacante, Rusia, no cederá hasta lograr el que desde un principio ha sido el objetivo: anexar buena parte de Ucrania a su territorio y demostrar que mantiene el poder para hacer tambalear incluso al resto de Europa.
Hay que comenzar por las lecturas de los dos encuentros. El primero, en Alaska, todo un espectáculo mediático en el que Trump pretendió mostrarse como poderoso líder, capaz de doblegar al más reacio y cambiar en un chasquido el actual orden mundial. Putin le siguió el juego, camino a su lado con gracia y suavidad, sonrío para las fotos de la prensa y al final impuso sus condiciones para aceptar un cese al fuego: quedarse con la región del Donbás -como ya lo hizo con Crimea- e impedir que Ucrania ingrese a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan.
La segunda cita, en la Casa Blanca en Washington, fue más efectiva, por lo menos en lo que a Europa occidental se refiere. La visita de Putin y sus pretensiones prendieron aún más las ya encendidas alarmas entre los líderes europeos, quienes parecen comprender que cualquier decisión que tenga que ver con Ucrania debe pasar por ellos, por lo que su acompañamiento político a Zelenski requiere de muestras de mayor firmeza de cara a Trump, a Putin y a la comunidad internacional.
Sin duda, el cortejo que viajó con el Presidente ucraniano hasta Washington fue muy representativo. Encabezado por el Presidente de Francia, lo primeros ministros de Italia, Alemania, Reino Unido, la Presidenta de la Comisión Europea y el Secretario General de la Otan, se dio un mensaje contundente de unidad, de apoyo a Volodimir Zelenski y de intención de protección a su propio territorio.
Imposible no comparar este encuentro con la anterior reunión del Mandatario ucraniano en la Casa Blanca, de donde salió apabullado por Trump y su séquito, como si él fuera el responsable de la guerra y no el que ha logrado contener durante los últimos tres años el avance de Rusia en su país.
Lograr un cese al fuego entre Ucrania y Rusia lo antes posible y buscar un acuerdo que permita detener el conflicto de forma definitiva, es la misión que hoy tiene la comunidad internacional. Para ello son, sin duda, necesarios los buenos oficios del presidente de los Estados Unidos, quien ha dejado en claro que busca también beneficios para su país, así como de los líderes europeos que están llamados a mantener el equilibrio y la tranquilidad en su continente.
Cualquier salida no se puede dar, en todo caso, a expensas del territorio ucraniano ni de la dignidad de una población que ha luchado por conservar su nación, ni mucho menos cediendo ante quien ha demostrado ser, ante todo, un tirano dispuesto a arrasar con lo que sea para conseguir sus propósitos.
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