Editorial
Petro frente a Ecuador
Es necesario que Petro explique por qué afirma que no hubo transparencia en las elecciones de Ecuador. De lo contrario, debe respetar la soberanía del vecino país...

Editorial
20 de abr de 2025, 01:05 a. m.
Actualizado el 20 de abr de 2025, 01:05 a. m.
Transcurrida una semana desde la celebración de los comicios, y sin que la candidata derrotada haya pedido formalmente un recuento de votos, pese a no reconocer el resultado, es claro que Daniel Noboa será el presidente de Ecuador durante los próximos cuatro años.
Lo ratificaron las autoridades electorales, que le otorgaron una ventaja de once puntos sobre la izquierdista Luisa González, y lo corroboraron las delegaciones de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos que acompañaron la jornada democrática del 13 de abril.
Por eso hace ruido que, sin exhibir prueba alguna, el presidente Gustavo Petro se niegue a aceptar los resultados entregados por el Consejo Nacional Electoral de Ecuador, que otorgó el 55,64 % de la votación a Noboa frente al 44,36 % de su contrincante, y llame al Mandatario reelecto a “entregar las actas” del balotaje final, comparando este caso con lo sucedido en 2024 con Nicolás Maduro, quien se reeligió en Venezuela, pese a las contundentes pruebas que exhibió la oposición de su país y que avaló casi toda la comunidad internacional.
Claramente, son situaciones distintas, como lo ratifica el hecho de que el mismo lunes el brasilero Luiz Inácio Lula da Silva, considerado el gobernante de izquierda con más peso hoy en América Latina, haya “saludado” el triunfo de Noboa, comprometiéndose, además, a trabajar con él “en defensa del multilateralismo y la integración sudamericana”.
Entonces, descontando la negativa de la Presidenta de México, que tiene razones de Estado para mantenerse alejada del actual Mandatario ecuatoriano, tras el asalto a la embajada de ese país ocurrido en Quito el año pasado, cabe preguntarse a qué se debe la actitud de Petro.
Una hipótesis inicial es que el Gobernante colombiano tenga información de primera mano que comprueba que sí hubo el fraude del que habla la candidata González, lo cual lo ha llevado incluso a ofrecerle asilo a “opositores perseguidos”. En ese caso, lo procedente es que haga públicas esas pruebas o las entregue a un ente internacional de reconocida neutralidad. Sin embargo, llama la atención que, si bien mencionaron posibles extralimitaciones del candidato y Presidente, la OEA y la UE han ratificado que “fue una jornada electoral transparente y bien organizada, que desmiente las narrativas de fraude”.
El otro supuesto, tan grave como el anterior, es que la Casa de Nariño esté recurriendo a ‘cortinas de humo’ para desviar la atención nacional de asuntos como los nuevos enfrentamientos públicos entre dos de sus principales colaboradores, implicados en la investigación por la posible violación de topes financieros de la campaña a la Presidencia.
Es necesario que Petro explique por qué afirma que no hubo transparencia en las elecciones de Ecuador. De lo contrario, debe respetar la soberanía del vecino país y, por el bien de Colombia, ocuparse de asuntos internos que requieren atención urgente y contundente, verbigracia los problemas en la prestación de los servicios de salud y, como también ocurre en la nación hermana, el dominio que grupos al margen de la ley están teniendo en buena parte del territorio nacional.
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