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¿Y quién es mi prójimo?

La distancia, sea física o virtual, si no se convierte en cercanía humana, que abraza, besa, escucha, dialoga y mira a los ojos reales, es simplemente un pretexto...

Acciones que están prohibidas el Viernes Santo, según la Iglesia católica.
Iglesia católica. | Foto: Getty Images

13 de jul de 2025, 02:30 a. m.

Actualizado el 13 de jul de 2025, 02:30 a. m.

Por monseñor Edgar de Jesús García Gil, obispo emérito de Palmira

Las redes sociales, decimos popularmente, nos han acercado técnicamente para nuestra comunicación inmediata y a cualquier distancia; pero sentimos, sin lugar a dudas, en muchas ocasiones, que la riqueza del encuentro personal se ha ido perdiendo por arte de un nuevo encanto; el prójimo ya no es prójimo, es lejanísimo, aunque lo tengamos al lado como si estuviéramos en un estadio de futbol gritando goles.

La distancia, sea física o virtual, si no se convierte en cercanía humana, que abraza, besa, escucha, dialoga y mira a los ojos reales, es simplemente un pretexto o estrategia de comunicación.

El sacerdote, el levita, hombres supuestamente muy cercanos a Dios en lo religioso, pasaron por el lado del herido, dieron un rodeo y pasaron de largo. Esta es la realidad cotidiana que estamos viviendo en esta carrera desenfrenada hacia cualquier vida sin esperanza.

Lo más sorprendente de la parábola es que el samaritano, enemigo del judío, se detiene ante el herido, “se compadeció y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios se los dio al posadero y le dijo: Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”, Lucas 10, 25-37.

Esta parábola de Jesús es una bofetada tremenda cuando cada uno de nosotros pasamos de largo ante los pobres, los migrantes, los habitantes de la calle, los ancianos, los huérfanos, los incapacitados y minusválidos.

Cuando Dios tomó la decisión de enviar a su Hijo para que naciera entre nosotros a través de una familia, lo que Dios logró fue hacerse ‘prójimo’ de nosotros. Es la familia el único nido donde aprendemos a ser prójimos de nuestros hermanos y a tener misericordia de los demás, como nos enseña Jesús.

“¿Cuál de estos tres (sacerdote, levita y samaritano) te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos? El que practicó la misericordia con él. Anda y haz tú lo mismo”.

Mensaje escrito por el Arzobispo de Cali y sus obispos auxiliares para los lectores de El País.

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