Columnista

El impacto de la tecnología en la juventud

Entre los riesgos están la obesidad infantil, problemas del sueño y un impacto negativo en el desarrollo cognitivo.

Carlos E. Climent
Carlos E. Climent | Foto: El País

13 de jul de 2025, 02:29 a. m.

Actualizado el 13 de jul de 2025, 02:29 a. m.

Los celulares y otros medios digitales se han convertido en una herramienta omnipresente en nuestras vidas.

Los usamos para estudiar, trabajar, hacer informes, comunicarnos, entretenernos y explorar el mundo. Estos dispositivos han transformado profundamente la forma como interactuamos con nuestro entorno.

Pero no se puede perder de vista que con grandes oportunidades vienen también grandes desafíos. Estos dispositivos tienen impactos positivos y negativos en la juventud de acuerdo con la evidencia científica reciente.

Las pantallas ofrecen una ventana hacia el conocimiento y la conexión y pueden potenciar habilidades cognitivas como la resolución de problemas y la memoria. Algunas investigaciones han destacado la forma como las redes sociales, utilizadas de forma consciente, pueden servir como herramientas para fortalecer relaciones y acceder a información valiosa. Gracias a las tabletas y a los celulares, el aprendizaje nunca ha sido tan accesible. Plataformas educativas, aplicaciones interactivas y bibliotecas digitales permiten que los jóvenes aprendan de maneras personalizadas y dinámicas.

Además, estos dispositivos facilitan la interacción social a larga distancia, ayudando a mantener conexiones con familiares y amigos que están lejos.

A pesar de sus beneficios, las pantallas traen consigo riesgos significativos pues el uso excesivo de estos dispositivos puede tener efectos adversos, especialmente en los menores de edad. Entre los riesgos están la obesidad infantil, problemas del sueño y un impacto negativo en el desarrollo cognitivo.

Asimismo, el abuso de pantallas puede llevar a la adicción tecnológica (“adicción sin sustancia”). Los jóvenes, sumergidos durante horas en redes sociales, videojuegos o aplicaciones, tienden a descuidar actividades físicas y relaciones cara a cara. Esto fomenta el aislamiento social, lo que irónicamente contradice el objetivo inicial de los dispositivos: conectarnos.

La salud emocional tampoco queda exenta. Varios estudios han reportado un aumento en la irritabilidad, ansiedad y problemas de autoestima entre los jóvenes que pasan demasiado tiempo frente a pantallas. Estos efectos, junto con la falta de actividad física, pueden contribuir a un desequilibrio emocional y a un deterioro físico.

Ante esta realidad, el desafío está en cómo equilibrar los beneficios y minimizar los riesgos. Algunas estrategias clave para abordar esta situación podrían incluir el fomentar el uso consciente de las pantallas, el establecer límites en el tiempo de exposición y el promover actividades recreativas al aire libre.

La tecnología puede ser una herramienta transformadora en la vida de los jóvenes si se utiliza de manera equilibrada. Sin embargo, si su uso no se regula los efectos negativos podrían superar los beneficios.

Como sociedad, debemos trabajar unidos, los educadores y padres de familia para guiar de manera equilibrada a los jóvenes y garantizarles que las pantallas sean utilizadas de manera racional y no se conviertan en obstáculos para su desarrollo.

Nota: Esta columna reaparecerá el 10 de agosto.

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.

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