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No retorno
También hay hechos políticos que marcan un no retorno, como el alocado, disparatado e impreciso discurso del Presidente de Colombia el pasado 15 de julio.

21 de jul de 2025, 01:49 a. m.
Actualizado el 21 de jul de 2025, 01:49 a. m.
Las cosas que sucedieron hace ochenta años en el mundo marcaron, con certeza, un no retorno. Los primeros meses de 1945 mostraron una humanidad asombrada por el descubrimiento, uno tras otro, de los campos de exterminio organizados por la barbarie de los nazis. Esto no puede volver a suceder jamás.
No cabe en la mente humana el grado de sofisticación en el mal al que llegaron los nazis. Millones de seres fueron tratados como objetos y se dispuso de ellos como si se tratara de materia desechable. Tiene que haber un no retorno para erradicar masacres colectivas como la de los tutsis en el África, o la de los bosnios en los Balcanes, hace cosa de treinta años.
La más difícil decisión del siglo XX fue la que se vio obligado a tomar el presidente norteamericano Harry Truman. Los soldados japoneses se habían radicalizado tanto que manifestaron luchar hasta la muerte. De continuar enfrentando esta obstinación, muchos miles de soldados americanos habrían caído en el campo de batalla.
Truman ordenó lanzar contra dos ciudades japonesas el arma más poderosa concebida hasta ese momento: la bomba atómica. A comienzos de agosto de 1945, centenares de miles de japoneses fallecieron en un instante y muchos más encontraron la muerte por los efectos paulatinos de la letal radiación.
Aquí la humanidad debe entender que se produjo un no retorno. No puede ni pensarse en volver a utilizar armas atómicas y quienes hoy amenazan con ello son absolutamente irresponsables. Hay que tender lo que en España se llama coloquialmente un ‘cerco sanitario’ a los nueve países que disponen hoy de ojivas nucleares.
Pero no solamente en el campo bélico se producen ejemplos de no retorno. Después de la década de 1990, el mundo de las comunicaciones no volverá a ser igual porque llegaron Internet y las redes sociales. Es entendible la fascinación que personajes como el actual Presidente de Colombia sienten ante la nueva e inmediata manera de comunicarse. Por eso es urgente reglamentar su uso por parte de las autoridades gubernamentales.
Desde 2022, la civilización enfrenta las ventajas y los riesgos de la Inteligencia Artificial. Quienes se inmiscuyen en ese mundo no cesan de hablar maravillas, pero el peligro existe. Es evidente que la IA generativa marca un no retorno, pero se imponen criterios y reglamentaciones.
El papa León XIV ha establecido que el propósito benéfico de la IA es mantenerla como una valiosa herramienta, pero sin pretender sustituir masivamente a los seres humanos. Sin embargo, las protestas sindicales comienzan a aparecer en sectores que se consideran vulnerables.
Hace poco los actores mexicanos de doblaje se hicieron escuchar porque entienden que las peripecias tecnológicas pueden dejarlos muy pronto sin trabajo. La industria del cine se ha entregado de lleno al desarrollo de la IA.
También hay hechos políticos que marcan un no retorno, como el alocado, disparatado e impreciso discurso del Presidente de Colombia el pasado 15 de julio. Es un no va más en la demostración de incompetencia en el ejercicio de un alto cargo gubernamental.
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Posdata: es el momento de rodear a nuestras autoridades regionales, pues la arremetida de los violentos contra la carretera Cali – Buenaventura no puede tolerarse. Y pedirle al Gobierno Nacional que ejerza el poder para el cual fue elegido.
Doctor en Jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Abogado en ejercicio. Colaborador de EL PAÍS desde hace 15 años.