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Minga en la Nacho

El trabajo de estas comunidades es apoyar al actual gobierno a cambio de millonarias dádivas; están a disposición del Primer Mandatario para inflar marchas, hacer ruido y serán determinantes a partir del 8 de agosto de 2026...

Bernardo Peña Olaya

Bernardo Peña Olaya

29 de abr de 2025, 03:05 a. m.

Actualizado el 29 de abr de 2025, 03:05 a. m.

Para empezar, hay que entender que tienen una organización y una mentalidad diferentes a las del resto de los colombianos.

Los indígenas del Cauca que se concentran en la Universidad Nacional en Bogotá para apoyar las marchas del 1 de mayo, pertenecen a varias etnias de esta parte del Suroccidente y se han convertido en una poderosa fuerza política que tiene alcance nacional con un poder de intervención envidiable, hasta para las Fuerzas Armadas, con sus chivas, en las que pueden llegar rápidamente a cualquier parte del país. Hasta en los techos de estos vehículos artesanales viajan con sus ollas, sus plátanos, su leña, sus niños y todo lo necesario para acampar donde los coja la noche.

Nadie sabe exactamente de dónde sacan el dinero para estas movilizaciones o quiénes los financian. Si trasladar a una familia pequeña de un lado al otro pagando peajes, gasolina, hospedaje y alimentación vale una fortuna, ahora imagínense lo que es trasladar, del Cauca a Bogotá, a 20.000 personas, que es lo que se calcula, llegarán a la capital.

En sus territorios quedan miles de hectáreas de coca y marihuana al cuidado de grupos armados que los amedrentan y los acorralan. Usados por el Presidente como parapeto y milicia a la vez, empleando su organización y disciplina para las diferentes protestas en las que participan. No hay paro, marcha o protesta en los que no estén. ¿A qué hora se ocuparán de sus parcelas con tanto viaje en chiva? ¿A qué hora cumplirán con los contratos de cerca de 60 mil millones que el gobierno les habría entregado para fortalecer el sistema educativo indígena si se la pasan viajando a Bogotá para apoyar al actual gobierno?

Se convirtieron en un dolor de cabeza para el alcalde Galán, que ya no sabe dónde hospedarlos.

Recordemos el trauma que dejaron en Cali cuando hace cuatro años decidieron instalarse en la Universidad del Valle con la anuencia del alcalde Jorge Iván Ospina para apoyar la toma de la ciudad, y fueron sacados de allí a ‘plomo’ por algunos habitantes de los barrios aledaños, cansados de los bloqueos y las restricciones que impusieron en este sector de la ciudad a donde no entraba un tomate y una cebolla sin su autorización. Varios indígenas resultaron heridos de gravedad y en un acto de conciencia regresaron a sus territorios en el Cauca antes de que hubiera un muerto.

En este momento se puede afirmar sin temor a equivocarse que el trabajo de estas comunidades es apoyar al actual gobierno a cambio de millonarias dádivas; están a disposición del Primer Mandatario para inflar marchas, hacer ruido y serán determinantes a partir del 8 de agosto de 2026 para hacerle la vida imposible al mandatario que reemplace a Gustavo Petro, que seguramente los seguirá usando para generar caos con sus bloqueos y movilizaciones.

Bernardo Peña Olaya

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