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Socorristas buscan a miles de desaparecidos en Libia, una semana después de trágicas inundaciones
Según el último balance del ministro de salud del gobierno que controla el este de Libia, Othman Abdeljalil, hay 3.252 fallecidos, pero las organizaciones humanitarias han advertido que el número puede ser más alto.
Una semana después de las devastadoras inundaciones que arrasaron la ciudad libia de Derna y dejaron miles de muertos, los socorristas locales, apoyados por equipos extranjeros, continúan este domingo 17 de septiembre la búsqueda de los cuerpos de las personas aún desaparecidas.
Los equipos de rescate, vestidos con trajes protectores y mascarillas, continúan la ardua tarea de buscar supervivientes que puedan estar atrapados en el lodo o entre los edificios destrozados, los coches que fueron aplastados o bajo los árboles tumbados.
Las agencias de la ONU advirtieron que los habitantes de Derna necesitan urgentemente agua potable, alimentos, refugio y suministros básicos ante el creciente riesgo de cólera, diarrea, deshidratación y desnutrición.
Mohammed Al Zawi, de 25 años, le relató a AFP que la noche de la tragedia vio torrentes de agua que arrastraban autos con gente dentro, personas a la deriva en las aguas y objetos empujados por la corriente.
“Todo fue a parar al mar”, contó.
El trabajo de los equipos de emergencia se ve obstaculizado por la división en el poder, con dos gobiernos enfrentados, uno en la capital Trípoli, que es reconocido por la ONU, y otros en el este, en la zona siniestrada.
La Media Luna Roja Libia desmintió este domingo un balance emitido por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) de que hay 11.300 muertos, que citó como fuente datos de esta organización local.
“Nos sorprendemos de ver nuestro nombre envuelto en esas cifras. Se suman a la confusión, a la desesperación de las familias de los desaparecidos”, le declaró a AFP desde Bengasi el vocero de la Media Luna Roja libia, Tawfik Shoukri.
Estos balances contradictorios muestran la división y la ausencia de una autoridad centralizada en Libia, un país sumido en el caos desde el levantamiento de 2011 que derrocó al dictador Muamar Gadafi.
“Vi la muerte”
La tormenta Daniel golpeó la ciudad de Derna, de unos 100.000 habitantes, el 10 de septiembre, provocando el colapso de dos presas situadas en el río Wadi Derna.
Mohamad Abdelhafidh, libanés que vive en Derna desde hace décadas, le contó a AFP que estaba durmiendo cuando sintió un “temblor” y vio cómo el agua subió hasta su apartamento, que está en una tercera planta.
“Vi la muerte”, dijo.
Según los habitantes de la ciudad, la mayoría de las víctimas fatales fue sepultada bajo el lodo o arrastrada hasta el mar Mediterráneo.
Hamza Al-Khafifi, soldado de Bengasi, relató cómo encontró cadáveres sin ropa de “ancianos, jóvenes, mujeres, hombres y niños” esparcidos por la costa. “Los cuerpos estaban atrapados entre las rocas”, añadió.
Según ellos, la Media Luna Roja Libia les pidió que dejaran trabajar a “equipos especializados (...) porque la descomposición de los cuerpos supone un riesgo para su salud”.
Un “gran reto” de coordinación
“He visto con mis propios ojos la magnitud del desastre. Esta crisis supera la capacidad de Libia para gestionarla”, declaró el sábado el enviado de la ONU a Libia, Abdoulaye Bathily, tras visitar Derna.
El secretario británico de Asuntos Exteriores, James Cleverly, le declaró a la BBC que “el gran reto con Libia” es que carece de un gobierno plenamente operativo con el que coordinarse, por lo que la respuesta internacional no es “la que nos gustaría”.
El jefe para Libia de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Tauhid Pasha, publicó en X (antes Twitter) que el objetivo es canalizar a todas las autoridades “para que trabajen juntas, coordinadas”.
Pese a las dificultades, la movilización internacional continúa y siguen aterrizando aviones con ayuda al aeropuerto de Bengasi, la principal ciudad del este. Ya hay brigadas en terreno de Francia, Irán, Rusia, Arabia Saudita, Túnez y Emiratos Árabes Unidos.
La magnitud de la devastación en Derna y sus alrededores suscitó una ola de solidaridad en el dividido país, donde los ciudadanos comenzaron a recoger donaciones para ayudar a las víctimas.