Economía
¿Es bueno para Colombia depender de las remesas? Análisis
Los giros que hacen trabajadores desde el exterior superan las exportaciones de algunos sectores y representan el 3,1 % del PIB, pero pondrían en riesgo la productividad del país.

Las remesas han cobrado una gran importancia en la economía nacional en los últimos años. Según el Banco de la República, en 2024 Colombia recibió US$11.900 millones por giros que envían a sus familias los colombianos que trabajan en el exterior, lo que representó un incremento del 17,4 % respecto al año anterior.
Incluso, en regiones como el Valle del Cauca el dinero que ingresa a los hogares por este motivo, superó en 2024 el valor de las exportaciones regionales.

José Roberto Concha, profesor de la Universidad Icesi, indicó que conforme a la tendencia que se había venido observando, las remesas recibidas por Colombia en enero y febrero del 2025 (US$2.040 millones) superaron las exportaciones de petróleo del mismo período (US$1.950 millones)
El consultor subrayó que “es la primera vez que el producto insignia en el mercado internacional es superado en ingresos, en este caso no por exportaciones, sino por envíos del exterior de giros de la diáspora colombiana”.
Si bien, indicó, es bueno en el sentido que ingresan al país giros del exterior que “nos sirven para cubrir los compromisos de pagos de importaciones, deuda externa y demás obligaciones en moneda extranjera”, también advirtió que “es malo, porque muestra un adormecimiento de nuestro aparato productivo nacional para conquistar mercados y vender más productos en el exterior. La parte productiva nacional crece poco y no busca o conquista nuevas oportunidades internacionales”, reiteró.
En Colombia, agregó, la participación de las remesas en el PIB del país ha venido aumentando preocupantemente pasando de 1,1 % en 2012 a 3,1 % en el 2024.

“No podemos enorgullecernos del crecimiento de las remesas sin preocuparnos del deterioro en nuestra balanza comercial que es la fuente de generación de riqueza internacional y competitividad futura”, dijo Concha.
En esa línea, Juan Carlos Rivera, director de Economía y Gobierno de la Universidad EAN, reconoció que esos flujos de dinero han superado incluso las exportaciones tradicionales de algunos sectores, convirtiéndose en fuente crucial de ingresos para muchas familias colombianas.
“El incremento de los colombianos en el exterior se ha reflejado en el crecimiento de los ingresos por remesas familiares, que según datos del Emisor, en junio de 2024 superaron los US$1000 millones mensuales, por primera vez en la historia. Esto a su vez, incrementó el número de personas que recibe este dinero en Colombia, cuya cifra asciende a 2,1 millones de personas/familias”, expresó el docente.

Uno de los beneficios de los envíos del exterior es que estos recursos suelen destinarse a necesidades básicas y a inversiones de capital humano como educación, lo que puede tener efectos positivos a largo plazo en el desarrollo del país, indicó Rivera.
Sin embargo, uno de los principales riesgos “es la vulnerabilidad a las políticas migratorias y económicas de los países de origen de las remesas, como las políticas antimigratorias en Estados Unidos de Trump, que podrían afectar significativamente el flujo de dinero hacia Colombia y deteriorar el ingreso de las familias y, por ende, las economías locales”, sostuvo el docente.
Álvaro Pío Gómez Olaya, doctor en política económica y profesor de la Universidad del Valle, anotó que solo para dimensionar lo grande que son esas transferencias al país, “debemos señalar que mientras las remesas en el 2024 superaron los US$11.000 millones, la inversión extranjera directa alcanzó los US$10.000 millones”, explicó el docente.
Aunque esta fuente de recursos ayuda a mitigar la pobreza y la desigualdad económica en el país, incentivando el consumo de los hogares, además de contribuir a la bancarización de las familias y su acceso al sistema financiero, estudios internacionales señalan que podría desincentivar la oferta de trabajo. “Un efecto parecido a las personas que reciben subsidios del Gobierno que en últimas no ven la necesidad de buscar trabajo, creando una cultura de dependencia”, manifestó Gómez.

Alejandro Useche, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, también destacó que las remesas el año pasado trajeron más divisas al país que la inversión extranjera directa y añadió que la tendencia continúa para marzo de este año cuando entraron US$1089 millones por giros, lo que significa un crecimiento del 21,8 % en relación con marzo de 2024.
Para este analista, un punto a favor tiene que ver con el fortalecimiento del sector financiero y la tecnología, no solo con la banca tradicional, sino también con las Fintech que han crecido en volumen favoreciendo la inclusión.
Entre las desventajas estaría la fuga de talento humano de Colombia, es decir, “personas que se han ido del país, que ya las podemos contar en millones, (…) muchas de las cuales son trabajadores altamente calificados”, destacó Useche.
Para Jaime Ahcar Olmos, director del Programa de Economía de la Universidad Javeriana de Cali, las remesas permiten tener un nivel de consumo por encima de las posibilidades de producción y de capacidades de financiación del país.
Además, “los ingresos por remesas reducen las presiones a la devaluación de tipo de cambio”, pero al igual que los otros analistas señaló que una desventaja es que “tiende a cambiar la cultura del trabajo por la cultura de la dependencia al crear incentivos para el ocio. Algunos pueden optar por abandonar la fuerza laboral”, comentó.

Luz Magdalena Salas, vicepresidente de Anif, precisó que depender de las remesas implica riesgos significativos: “Expone nuestra economía a la dinámica económica de otros países. Además, cuando gran parte del ingreso de las familias viene de los ingresos laborales de sus familiares en el exterior, disminuye la presión para mejorar la productividad en la economía local de sectores clave y la entrada masiva de dólares afecta la tasa de cambio, lo que aprecia el peso colombiano y las exportaciones nuestras pierden valor”.
En el Valle
Harold Londoño, gerente de Analítica y Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Cali, afirmó que en el 2024 el Valle del Cauca recibió US$3096 millones en remesas lo que representa el 25,5 % del total nacional, consolidándose en el principal departamento receptor del país.
Además, estas transferencias superaron en 27 % el valor total de las exportaciones del departamento y además representaron el 5,7 % de su PIB.
Dos terceras partes de estos recursos provienen de Estados Unidos (46%) y España (19,7%).
El flujo sostenido de remesas, manifestó, ha sido fundamental para dinamizar la economía local, al fortalecer el consumo de los hogares, mejorar su liquidez y amortiguar los efectos de coyunturas económicas adversas.

“En términos relativos, el ingreso por giros representa diez veces el valor de las exportaciones de azúcar y veinte veces las de café”, dijo Londoño.
Pero admitió que esta creciente dependencia plantea riesgos estructurales al estar altamente concentrada en pocos países emisores. “Las remesas son sensibles a factores externos como cambios en las políticas migratorias o vacaciones económicas en Estados Unidos y Europa, como sucede actualmente”.
Diáspora vallecaucana
Para Harold Londoño, gerente de Analítica y Estudios Económicos de la CCC, la diáspora vallecaucana representa un recurso estratégico para impulsar el desarrollo económico, social y cultural del Valle. Su participación puede canalizarse mediante iniciativas orientadas a la atracción de inversión, transferencia de conocimiento especializado, promoción de productos y manifestaciones culturales en mercados internacionales, el acceso a nuevas oportunidades comerciales y el fortalecimiento de proyectos de impacto social.
Estudios de diagnóstico socio-económico del Instituto de Prospectiva de la Universidad del Valle indican que en los estratos menores o en las zonas donde hay menores ingresos y mayor pobreza se utilizan para cubrir temas de alimentación y pagos de servicios públicos, pero a medida que se va aumentando en el estrato se destinan para educación y adquirir bienes raíces. “La utilización de las remesas cambia según las condiciones socioeconómicas de las familias”, dijo el investigador Álvaro Pío Gómez.
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