Cultura
“Francisco era anticlerical, para él los sacerdotes no están por encima de los fieles”: Javier Cercas, en su nuevo libro
El escritor español, declarado “ateo y anticlerical”, cuenta su experiencia acompañando al Papa Francisco y revela la respuesta sobre “la vida después de la muerte” que recibió del pontífice.

Un católico no creyente
El 15 de abril de 2018, en una parroquia del barrio Corviale, en Roma, un niño llamado Emanuele, de entre 6 y 7 años, llorando y un temeroso, se atrevió a hacerle una pregunta —que rompió todos los lugares comunes y llegó directo al fondo de la religión católica— al vicario de Cristo en la Tierra.
El Papa Francisco escuchó al oído las palabras del niño —cuyo padre había muerto recientemente—, como si fuera una confesión: “Mi papá era ateo, pero bautizó a sus cuatro hijos, era un hombre bueno. ¿Está en el cielo?”.
Después de preguntar a los presentes: “¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos”, y recibir un “No” devuelta, el sumo pontífice se dirigió así al niño: “Dios seguro está orgulloso de tu papá, porque es fácil, siendo creyente, bautizar a los hijos, que bautizarlos sin creer. Seguramente esto le ha gustado a Dios. Habla con tu papá, reza por tu papá. Gracias Emanuele, por tu valentía”.

El video que lo registra tiene más de ocho millones de visualizaciones en el canal del medio Rome Reports, en YouTube, además, como fue replicado en todo el mundo, alcanzó una cifra innumerable en todas las redes sociales, convirtiéndose en uno de los momentos más populares durante los 12 años de pontificado de Francisco I.
Ahora, tras su muerte, ocurrida el pasado domingo, 13 de abril de 2025, volvió a circular el video como una evidencia de la gran apertura mental y la bondad que podía transmitir el “Papa latinoamericano”, incluso hacia los que no comparten su credo religioso, o que niegan a su Dios.
La extraordinaria pregunta del niño italiano, no es muy diferente de la que formuló Javier Cercas cuando tuvo la oportunidad interrogar al Papa Francisco, como lo cuenta en su más reciente libro ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, una novela que concentra todos los géneros literarios (crónica, diario de viaje, ensayo, biografía y autobiografía).
El escritor español, uno de los invitados a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo 2025), cuenta que el proyecto literario surgió de una insólita invitación que recibió del Vaticano para acompañar al “santo padre”, durante el viaje que realizó a Mongolia, entre agosto y septiembre del año 2023. No fue todo, además, insistieron en que escribiera un libro sobre esta experiencia con “libertad absoluta”.
Después de advertirles que “yo soy un hombre peligroso”, refiriéndose a su proclamado ateísmo y anticlericalismo, terminó por aceptar la propuesta, pero solo con una condición, debían dejarlo “hablar a solas con el Papa”.

“Antes los papas no daban entrevistas, pero Francisco habló de todo en todas las cadenas de televisión, todas las radios y todos los todos periódicos. Aunque había algo que no le habían preguntado, hasta ese momento. Por eso, cuando llegaron los del Vaticano les dije: ‘Yo solamente quiero hacerle una pregunta que es sobre la resurrección de la carne y la vida eterna’. Es decir, sobre el sentido del cristianismo, y es la pregunta que haría un niño, que para mí son los que hacen las preguntas de verdad importantes”.
La pregunta que logró hacerle al Papa Francisco, como menciona al principio de su libro, fue casi idéntica a la de Emanuele: “Si mi madre verá a mi padre más allá de la muerte, y para llevarle a mi madre su respuesta”.
“La respuesta no sé si es una respuesta o qué es. Porque en este libro ocurre, como en todas las novelas que a mí me importan, ¿sabemos si Don Quijote está loco o no está loco? Esa es la pregunta del Quijote, y al final pues sí, está loco, pero al mismo tiempo no está loco. Ese es el reino de la novela, el de la ambigüedad, porque las novelas no dicen ni sí ni no, sino que dicen sí y no al mismo tiempo”, comenta Javier Cercas durante la rueda de prensa que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Madrid, donde presentó su libro, el pasado 31 de marzo, ante periodistas de España —que asistieron de forma presencial— y de Latinoamérica que —como yo— estuvimos conectados de forma virtual.
A continuación, comparto algunas de las preguntas y respuestas acerca del libro ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, que surgieron en el encuentro ocurrido justo 13 días antes de la muerte de su protagonista.
—¿Por qué lo escogieron para escribir este libro?
Yo soy católico de familia, de educación y de todo. Soy cristiano como todos ustedes, porque como dice Benedetto Croce: “No podemos no llamarnos cristianos, porque todos venimos de ahí”. Cultural y políticamente venimos de la gran revolución que fue el cristianismo. Todos venimos de Jerusalén y de Atenas, de Cristo y de Sócrates.
Así que como yo soy totalmente católico de educación, pero al mismo tiempo soy ateo, y como el Papa Francisco soy totalmente anticlerical, creo que pensaron en un escritor que conozca las claves del cristianismo, pero que no es ni practicante ni creyente.
Pienso que esto se debe a que Bergoglio se ha caracterizado por eso, por ir a hablar con los que no son católicos, él estableció diálogos con otras confesiones del cristianismo, con los budistas, con los musulmanes, y ahora también con los ateos.
La idea era que un ateo entrara al Vaticano, hablara con todos y contara qué es la iglesia hoy. Me parece un acto de coraje por parte de ellos, porque he tenido una libertad absoluta. Ni siquiera me han pedido leer el libro antes de publicarlo. Vamos a ver si después de leerlo me excomulgan.
—¿Por qué afirma que el Papa Francisco es anticlerical?
Para él la periferia es donde está el verdadero cristianismo, no en el centro, considera que la Iglesia Católica debe alimentarse de la energía periférica, que en el centro no tiene sus mejores…. Es que no sé cómo decirlo sin resultar ofensivo, es decir, Francisco cree que hay varios problemas muy serios en la iglesia.
Uno de esos problemas es el clericalismo, y Francisco es un papa anticlerical, él dijo literalmente, que el clericalismo es el cáncer de la iglesia. Yo en esto estoy totalmente de acuerdo con él, y creo que está llevando la iglesia por donde hay que ir.
¿Pero qué entendemos por clericalismo? Nosotros lo conocemos muy bien en España. El clericalismo es la idea de que el sacerdote, el clero en general, está por encima de los fieles. Mientras que para Francisco el sacerdote no está por encima de los fieles, sino que forma parte del rebaño.
Él tiene una imagen que es bien bonita, y que menciono en el libro. Explica que el sacerdote tiene que estar por delante del rebaño para guiarlo, al mismo tiempo debe estar dentro, porque forma parte de él, y también debe estar detrás para recoger y ayudar a los que no pueden seguirlo. Esa es la idea de Francisco, pero el sacerdote jamás debe estar por encima. Es que todos los males de la iglesia, o gran parte, vienen de ese clericalismo.
Los abusos sexuales son una forma de abuso de poder. El creer que soy superior, que me permite ejercer mi poder sexualmente sobre los débiles. Ese es uno de sus discursos fundamentales contra el clericalismo, que los grandes países católicos han padecido.
—¿Cuál es el otro gran problema de la Iglesia que señaló el Papa Francisco?
Es lo que llaman el constantinismo. Es decir, referente a Constantino, el emperador romano que adopta el cristianismo como religión de la Roma imperial. En ese momento el poder y la fe se unen, y lo que dice Francisco, y es una obviedad, es que cuando el poder político y la religión se unen, resulta catastrófico. El cristianismo no puede estar con el poder. No es una religión del poder. Pero, como sabemos, aquí en España y otros países asociamos eso, al cura con el alcalde, puro clericalismo y constantinismo.
El cristianismo no puede ser eso, según Francisco, y me parece que tiene razón. El cristianismo es una religión subversiva que está con los humildes. O sea, veamos las Escrituras, Cristo dice: “No vine a traer la paz, sino la espada”. Cristo era un revolucionario, esto es una evidencia absoluta.

“Me encontré con un Papa que hace una defensa de la ironía, hasta el punto de sostener que lo más parecido a la gracia de Dios es el sentido del humor”. Javier Cercas, escritor.
Lo crucificaron, que es el peor castigo reservado a los criminales, por insubordinado, por ser un peligro público, y sus discípulos, según los últimos especialistas, iban con espadas. Y que pregunten a los mercaderes del templo si era Jesús era pacífico.
En algún momento dice Bergoglio: “Si yo leyese los discursos, los fragmentos de hechos de los apóstoles y los sermones, me dirían que son proclamas trotskistas y revolucionarios. Eso está más cerca de la verdad, que la idea de que la iglesia está junto al poderoso. La iglesia no puede estar junto al poderoso, eso es una perversión absoluta del constantinismo.
El gran enigma
Las novelas de Javier Cercas siempre abordan grandes temas históricos y personajes polémicos, que generan adhesiones y rechazos por igual, una demostración son sus dos libros más populares ‘Soldados de Salamina’ (2001) y ‘Anatomía de un instante’ (2009), en los que enfrenta realidades como la Guerra Civil Española y el fracasado Golpe de Estado de 1981, durante el que un grupo de militares intentaron derrocar la democracia en su país.
Entre 2019 y 2021, se apartó un poco de su línea histórica, para escribir una trilogía de novelas detectivescas, con el policía Melchor Marín como un protagonista, un perfecto antihéroe, a través del que hace una fuerte crítica del sistema de justicia y la política española: ‘Terra Alta’, ganadora del Premio Planeta, ‘Independencia’ y ‘El castillo de Barba Azul’.
Con ‘El loco de Dios en el fin del mundo’ regresa a sus grandes narraciones, donde el ensayo y la crónica son parte fundamental para retratar a un personaje como el Papa Francisco.
—¿Cómo se refleja su concepción de la novela en este libro?
Para empezar, es un libro muy distinto de los que he escrito anteriormente, nunca había abordado un tema de este tipo religioso. Además, se trata de un libro mestizo, que es crónica, ensayo, diario de viajes, biografía y autobiografía, todo es eso en uno.
Es decir, es un ensayo acerca de qué ocurre hoy en la iglesia, esta institución que ha sido absolutamente determinante por 2000 años de historia. Pero, igual se podría considerar una especie de biografía poliédrica del Papa, digo poliédrico porque en el libro, esto es muy importante, el Vaticano cumplió con su palabra de dejarme hablar con todos los que yo quisiera y buscar la información que necesitara.
Respecto a mi forma particular de entender la novela, es que se trata de una mezcla, como un género de géneros, donde cabe todo. La novela es capaz de integrar todos los géneros posibles y trascenderlos, dotándolos de un sentido de un sentido distinto. Eso es lo que Cervantes nos lo regaló, un género que va devorando a todos los demás géneros.
Así que por un lado este nuevo libro guarda relación con mis otros libros, en que participan de diversos géneros. Pero, hay un aspecto que también quiero destacar, y es la relación con la idea de novela que describo en mis conferencias de ‘El punto ciego’, donde intenté argumentar que todas mis novelas, y todas las novelas que a mí me importan, del Quijote para acá, son a su modo novelas policiales, o pueden leerse como tal, en el sentido de que en todas hay un enigma y alguien que intenta descifrarlo.

Bueno, y en ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, esto es quizás más evidente que nunca, porque aquí nos enfrentamos a un enigma colosal, que es el de Dios. De modo que esta narración trata de cómo yo voy al encuentro del Papa para preguntarle si mi madre iba a ver a mi padre después de la muerte, para escuchar su respuesta y llevársela a mi madre de vuelta. Así que el enigma central de este libro, es el enigma central del cristianismo y por lo tanto uno de los enigmas centrales de nuestra civilización, es decir, la resurrección de la carne y la vida eterna.
La literatura no juzga
Una de las grandes preocupaciones de Javier Cercas en ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, debido a la dimensiones de un personaje como el Papa Francisco y el peso político y cultural de la Iglesia Católica, es que no podía dejarse seducir y terminar por hacer un ‘blanqueamiento’ de esta institución que cometió algunos de los crímenes más bárbaros de la historia humana.
Al mismo tiempo, tampoco podía dedicarse a señalar, juzgar y condenar, basándose en prejuicios, su trabajo como escritor fue intentar llegar a la comprensión.
—¿Cómo logró mantener la imparcialidad para escribir este libro?
Desde que escribí mi primer libro, siempre ha salido una persona a decirme que “Estás blanqueando el fascismo”, y que, por lo tanto, yo soy fascista, o un impostor. Pero, es que los escritores no nos dedicamos a juzgar. Los escritores nos dedicamos a entender. Bien sea a un fascista, a la iglesia, o entender lo que sea.
Esto lo que la gente no entiende, valga la redundancia. Quiero ser claro, entender no significa justificar. Entender es exactamente lo contrario de justificar, entender es darse los instrumentos para no volver a cometer los mismos errores.
Shakespeare no se dedica a juzgar a Ricardo III, que es el mayor asesino de la historia de Inglaterra, lo que hace es intentar entenderlo hasta el punto de que, por momentos, sentimos simpatía por él, un psicópata peligroso que mató a un montón de gente. Eso es lo que hace la verdadera literatura, y por eso es útil contra lo que se piensa en nuestro tiempo, siempre y cuando no se proponga a ser útil, porque en ese caso, se convierte en propaganda o pedagogía.
Señalar a una obra de blanquear, pienso que es un argumento muy pobre y falso. Porque la función de la literatura, si tuviera una, no sería la de endilgar culpas. Para eso están los jueces, pero la literatura quiere siempre entender para “ir al fondo de lo desconocido, para encontrar lo nuevo”, como decía Baudelaire, para sumergirse en lo más oscuro.
De modo que hice un esfuerzo grande en ese sentido para escribir este libro, que consistió en justamente limpiarme la mirada de todo tipo de prejuicios e ir allí, al Vaticano, como iría a cualquier parte del mundo.
Si alguien le llama a esto blanquear, es su problema. Desde luego, aunque yo no soy periodista, me documenté bastante, como hacen todos los escritores, filósofos, historiadores, para dominar un tema. Leí montones de libros sobre el Papa, sobre Mongolia, pero esto no significa llenarse de prejuicios, todo lo contrario, es prepararse, saber de lo que estás hablando y tener las bases para interpretarlo. Como Shakespeare siempre hay que escribir sin juzgar a nadie. La literatura no está para eso, si ustedes quieren eso, mejor dedíquense a otra cosa.
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