Cultura
Este es el origen de Los Pichoneros, los primeros en anunciar las tradicionales procesiones de Semana Santa de Popayán
Esta es una de las actividades que son el preámbulo a esta época especial del año.

Francisco Calderón
Soy comunicador social de la Universidad Santiago de Cali y periodista radicado en Popayán desde hace más de 15 años, pero con nacionalidad caleña. Además, soy reportero judicial en una de las regiones más hermosas del mundo, el Cauca.
8 de abr de 2025, 10:14 p. m.
Actualizado el 8 de abr de 2025, 10:14 p. m.
Los payaneses van ultimando detalles para las celebraciones de la Semana Santa, de ahí que en los últimos días se aprecia el trabajo de los pichoneros, quienes son los improvisados ayudantes que sacan los pasos de las iglesias y aspiran, en un futuro, convertirse en verdaderos cargueros de la tradición.
En otros casos, como el de Pablo Calderón, es el momento de conocer y aprender de los pasos que recorrerán las principales calles del centro histórico de la capital del Cauca durante las tradicionales procesiones, donde además de los reconocidos cargueros y sahumadoras, miles y miles de ciudadanos se agolpan para apreciar estas actividades religiosas que se mantienen con el pasar de los años.

Por eso, en estos últimos días, los tradicionales pasos están en proceso de edificación y son trasladados de las iglesias donde permanecen durante el año hacia los templos establecidos para su salida en las procesiones, como bien lo expresa Jaime Antonio Ordóñez, síndico del paso del Señor del Huerto de la iglesia San Agustín.
“Culminamos el proceso de armado de los pasos de la procesión del Viernes de Dolores, la cual sale de la iglesia San Agustín, digamos que ya tenemos los primeros contactos con todo lo que significa la Semana Santa para los payaneses y en estos momentos llevamos el paso Amos Jesús, el cual pernocta en La Ermita, es la imagen más antigua de todas las que integran las procesiones”, agrega Jaime Antonio Ordóñez, al momento de coordinar la actividad llamada ‘pichonear’.
Por eso, en ese trasladado hacia la iglesia San Agustín, las personas que no tienen experiencia en esta actividad, pero gustan de unirse a la misma, cargaron por momento el paso del Amo Jesús, el cual recorrió toda la calle quinta para después parar por el parque Caldas, después tomar la carrera sétima para luego ganar la calle séptima para así terminar en dicho templo.

“Siempre es pesado, por eso, respeto mucho la profesión de carguero, porque debe tener mucha templaza para movilizar estos pasos, además de contar con mucha fe”, expresa Julio Alegría, joven que pichoneó por un buen tramo y luego le dio la oportunidad a otra persona.
Y es que pichonear tiene, además de un significado religioso, un trasfondo histórico, como bien lo ilustra el historiador Germán Pino, quien explica el origen de esta tradición, la cual surgió durante la Nueva Granada.
“En esa denominada época, Colombia vivía el desangre que producía la Guerra de los Supremos, un levantamiento armado que comenzó en estas tierras contra el gobierno conservador de José Ignacio de Márquez, liderado por los generales José María Obando y Juan Gregorio Sarria, a quienes el gobierno les había decretado una persecución a muerte, debían ser capturados”, agrega Germán Pino.
Esos legendarios guerreros y oficiales militares eran a la par cargueros de La Dolorosa y decidieron no faltar a la cita con su paso y la alcayata, la pasión por esta tradición de su ciudad pudo más que la razón.
Aprovechando que en ese entonces se usaba el capirote cubriendo el rostro, al estilo sevillano, que algo que se heredó de España, tomaron sus barrotes a poco de haberse iniciado el desfile sacro, en la calle del Mascarón, reemplazando a dos cargueros que ocupaban sus lugares. El gobernador regional en ese momento era Manuel José Castrillón, quién se entera de este acto provocador y dispone que sean capturados en cuanto termine la procesión, para lo cual se organiza un importante operativo militar.
“Hacerlo durante el transcurso de la misma proceso era irrespetuoso y podría generar un enfrentamiento con el pueblo que era partidario de Obando y en forma solemne alumbraba esa noche. Sin embargo, los generales habían dispuesto una estrategia para no ser detenido. En la vuelta de la calle de la Ermita – faltando tres cuadras para terminar el desfile – se apagaron todas las velas, la ciudad quedó en tinieblas y se oyó en ese momento el grito, «pichón, pichón». Era el santo y seña dispuesto para que salieran de la procesión, tomaran sus caballos y huyeran hacías las montañas”, acotó el profesor de historia Germán Pino.
Desde ese momento se acuñó la palabra “pichoneros”, que hace referencia a aquellas personas que ayudan a sacar y a ingresar los pasos de las iglesias y los llevan por unas pocas cuadras, mientras los cargueros los acompañan vigilantes, prestos a recibir las andas.

Francisco Calderón
Soy comunicador social de la Universidad Santiago de Cali y periodista radicado en Popayán desde hace más de 15 años, pero con nacionalidad caleña. Además, soy reportero judicial en una de las regiones más hermosas del mundo, el Cauca.
Regístrate gratis al boletín de noticias El País
Te puede gustar