Colombia
Llamado de sangre: la historia del caleño Saúl Huijbers y los colombianos adoptados por familias extranjeras que buscan a sus padres
Saúl Huijbers es un caleño que fue entregado en adopción a una familia holandesa y hoy está en busca de su mamá biológica y de respuestas a una pregunta fundamental: ¿quién soy? Como él, son cientos los colombianos que rastrean sus orígenes.
Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes
A sus 48 años, Saúl Huijbers es un caleño que no habla español. Tampoco inglés. Su lengua natural es el neerlandés. En Cali apenas permaneció durante sus dos primeros años de vida, por lo que no recuerda nada de la ciudad. No conoce el nombre de su madre biológica. Lo que sabe de sus orígenes son unos cuantos datos dispersos y aún confusos.
Se estima que Saúl nació el 25 de noviembre de 1974, y que estuvo con su madre hasta el 25 de septiembre de 1975. Ese día fue entregado a la clínica infantil Club Noel, al parecer por un miembro de su familia. Los datos de sus padres que registraron en la historia clínica resultaron ser falsos.
Saúl estaba enfermo. Tenía 38 grados de fiebre, no podía retener lo que comía y padecía de diarrea. Cuando se recuperó, fue trasladado al hogar de niños Óscar Scarpetta. Sucedió el 9 de marzo de 1976. Hasta que fue adoptado por una familia holandesa que le brindó amor y un nuevo destino.
Saúl estudió en Países Bajos, se casó (tiene tres hijos) y entre más se hacía adulto, más sentía el llamado de la sangre: busca a su mamá biológica para responderse una pregunta fundamental, ¿quién soy, en realidad? ¿Cuáles son mis orígenes?
Saúl, contemos la historia de la búsqueda de tus padres biológicos: ¿cómo empezó, cuándo decidiste buscarlos?
La búsqueda es creada por el paso de los años, cuando formas una familia y envejeces. Por un lado, el tiempo pasa con el pensamiento: ‘¿aún podría saber quiénes son mis padres biológicos?’. Por otro lado, cuando ocasionalmente surge el sentimiento o la pregunta: ‘¿Quién soy yo como persona?’.
Sé que tengo el ADN de Colombia. Cuando miro a mis hijos, me doy cuenta de que ellos también tienen sangre colombiana, sobre todo mi hija. Quiero llevarla de viaje por las carreteras del país. También soy muy consciente de que se vuelve muy difícil, casi imposible, rastrear a la familia biológica, pero si no lo intentas, nunca lo sabrás. Todo niño tiene derecho a saber quiénes son sus padres biológicos.
Por cierto, ¿qué tanto influyen tus hijos en esa decisión de buscar tus orígenes?
Yo estoy casado con Lucënne y tenemos dos hijos y una hija. Y mi sentido de paternidad me ha hecho preguntarme cada vez más: ‘¿Mi madre biológica sigue viva, todavía tengo hermanos y hermanas, por qué me dejó?’ Por eso, a fines de 2019, les dije a mis padres que quería buscar a mi mamá en Colombia. Este deseo vive muy fuertemente conmigo. Sin embargo, tengo un trabajo muy ocupado. Mi padre adoptivo me dijo que si me encargaba yo solo de buscar a mi mamá biológica no lo lograría. Él se ofreció a ayudarme con la búsqueda.
Hasta el momento, ¿cómo ha sido esa búsqueda, qué pasos se dieron y qué averiguaste?
El punto de partida fue toda la información disponible de mi vida durante el tiempo que viví en Cali, en particular la ficha de inscripción del hospital infantil Club Noel. Todos los datos de ese formulario, como el nombre de mi madre, la dirección, el empleador de mi madre, fueron verificados. La conclusión fue que nada estaba bien, ninguno de los datos era correcto (probablemente también el nombre de mi madre).
Acudí al ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), pero la búsqueda de mi madre no tuvo éxito. Entonces hice una prueba de ADN. A través de la investigación del árbol genealógico, pensé que tendría éxito. Pero la comparación de ADN fue negativa. Hubo 54 éxitos familiares en Colombia, posibles parientes. Me acerqué a todos ellos personalmente. La reacción más emotiva fue la de Álvaro Cadavid. Él se ofreció a ayudarnos a buscar. Los consejos y contactos son extremadamente valiosos para mí. Ambos sentimos un vínculo familiar cálido y amoroso. Ojalá esta entrevista ayude a tener las respuestas que busco.
¿Tienes algún recuerdo de tus padres? ¿Algún recuerdo de Cali? ¿Cómo es tu relación con la ciudad?
Según el formulario de registro, yo era el primogénito de mis padres. Pero no tengo ningún recuerdo de ellos. Las historias de mis padres adoptivos, las fotos y los registros médicos personales son las posesiones más valiosas de esa época. Sé que Cali ya no es la ciudad de mi tiempo cuando la visite. Pero quiero ir tanto al Club Noel, como al Hogar Óscar Scarppeta. Está en mi lista de deseos para darles un lugar, entender que ahí está mi historia.
Ahora, Cali tiene un sonido mágico para mí. Allí es donde nací y pasé los primeros dos años de mi vida. El próximo año quiero ir a Colombia a ver, sentir, oler los lugares que conozco y conocer y abrazar amigos colombianos de mi búsqueda.
¿Qué saben tus padres holandeses? ¿Qué te cuentan de lo que fue el proceso de adopción y de quiénes eran tus padres biológicos?
Mis padres me dijeron en nuestra infancia que éramos adoptados. Todo el proceso ha sido registrado en forma de libro por mi padre. Así que soy plenamente consciente del historial de adopciones. Pero mis padres biológicos son desconocidos para mí.
¿Qué información te ha suministrado el Hogar Óscar Scarpetta sobre tu historia, de cómo llegaste allí?
Luego de mi declaración de recuperación en el Club Noel el 3 de septiembre de 1976, fui trasladado al hogar Oscar Scarpetta. El 10 de noviembre de 1976, una familia holandesa, que trabajaba en Cali para la Fundación de Voluntarios Holandeses, me acogió en su casa mientras esperaba mi adopción. Es la historia que conozco.
¿Cómo fue crecer en Holanda y echar nuevas raíces? ¿A qué te dedicas actualmente?
Yo digo que nací de nuevo entre las puertas de Schiphol (el aeropuerto de Ámsterdam, en Holanda). Mi destino es que fui elegido del hogar de niños para construir una nueva vida en una familia amorosa, donde todo está ahí: hermana, abuelo, abuela, tíos y tías y sobrinos y sobrinas. La crianza de los hijos no siempre fue fácil y con una fuerte voluntad propia (ensayo y error) me convertí en la persona que soy hoy. He estado casado por 20 años y tengo tres hermosos hijos. Tener mi propia empresa, una oficina de dibujo técnico, en la cual mi esposa e hijos trabajan juntos, es muy importante para mí. No quiero depender de los demás, sino crear mis propias oportunidades.
Supongamos que tus padres biológicos leen esta entrevista: ¿qué les dirías?
En primer lugar, no tengo ninguna crítica hacia ellos por dejarme atrás. Esto me dio la oportunidad de construir una vida hermosa en los Países Bajos. Pero me gustaría conocer a mi mamá biológica y ver si hay un ‘clic’ mutuo. Y hacerle algunas preguntas. ¿Por qué dejó una información incorrecta en el formulario de registro en el Club Noel? Me gustaría saber. ¿De verdad quieres conocerme después de tantos años? ¿Has pensado en mí a menudo? Me acercaré a ella con una mente abierta.
Tu hermana adoptiva también está en la búsqueda de sus orígenes…
Así es. Tengo una hermana que fue adoptada en Cali en 1976, conmigo. No estamos emparentados por sangre, pero ella es 100% mi hermana. Su nombre es Claudia Beatriz Huijbers (Aragón). Desde temprana edad ha tenido el deseo de encontrar a su madre en Cali. Mi búsqueda ha reforzado ese sentimiento. También se inscribió en el ICBF hace un año para que la ayuden a encontrar a su mamá, Blanca Stella Aragón. No hay información disponible. Probablemente será difícil, como en mi caso, pero seguimos adelante.
Colombianos, tras las pistas de sus orígenes
Son cientos los colombianos que fueron adoptados en algún momento – a veces de manera irregular – que hoy buscan a sus padres biológicos, rastrean sus orígenes. Según las estadísticas del servicio búsqueda de familia del Instituto de Bienestar Familiar, ICBF, en el año 2022 se registraron 281 peticiones, de las cuales 57 corresponden a personas adoptadas residentes en Colombia y 224 en el extranjero. En 2023 van 210 peticiones, 38 de personas adoptadas que viven en Colombia y 172 que están fuera del país.
En la Fundación Armando Armero existe un registro de 563 niños que fueron reportados como desaparecidos después de la erupción del volcán Nevado del Ruiz, el 13 de noviembre de 1985, lo que generó una avalancha que sepultó el pueblo. De los 563 niños perdidos desde entonces, la fundación, del periodista Francisco González, tiene pruebas de 100 que salieron vivos del municipio hacia albergues temporales y hogares de acogida. De muchos no se volvió a saber nada.
– Mientras los medios de comunicación se enfocaron en la historia de Omaira, la niña que fue símbolo de la tragedia de Armero, se estaban robando niños. La operación de adopción irregular en Armero se dio de muchas maneras. Estos niños salían en buses hacia albergues del ICBF en el país, hogares de paso o casas de familia. Así como hubo gente de buena fe que los acogió de manera temporal y los envió de nuevo a su familia, a otros niños no los devolvieron, y en el ICBF les negaron la información a muchas madres de dónde estaban sus hijos. Cuando las mamás salían del hospital después de la avalancha, y preguntaban por la suerte de sus hijos, les decían que los vieron en tal albergue y ellas mandaban cartas al ICBF preguntando, cartas que no respondieron. Así como en el ICBF hubo funcionarios honestos durante la tragedia de Armero, otros fueron muy deshonestos, al punto que negaron información, cambiaron niños y modificaron documentos – explica Francisco González.
Francisco, al principio, anhelaba lo que indica el nombre de su fundación: ‘armar’ la historia de Armero. Contar cómo era el municipio antes de la avalancha en su arquitectura, gastronomía, costumbres. Él nació allí, perdió a su padre y hermanos en la erupción del volcán y quería dejar esa huella, esa historia. Mientras investigaba, se le acercaron madres a pedirle que las ayudara a encontrar a sus hijos. Fue así como nació la fundación, que tiene el apoyo del instituto de genética Yunis Turbay. Le dona las pruebas de ADN, con las cuáles Francisco ha logrado que cinco niños de Armero que se perdieron tras la avalancha se reencontraran con sus familias.
En la fundación BPC (Búsqueda de Personas Colombia) hay alrededor de 500 expedientes de colombianos que buscan sus orígenes. La fundación fue creada por dos empresas de investigadores privados (Asesores IP y Central de Inteligencia de Investigaciones Privadas) quienes, con recursos propios y donaciones, la financian. No todos los colombianos que buscan sus orígenes tienen los recursos para financiar ese rastreo que, con investigadores privados, puede costar alrededor de 20 millones de pesos, aunque todo depende del tiempo que tarde la investigación. Puede ser un mes o seis, quién sabe. En promedio, a las empresas de investigadores privados llegan dos solicitudes al mes de personas que buscan sus orígenes.
La Fundación Búsqueda de Personas Colombia se dedica a lograr reencuentros de familia biológica, no solo adoptados que buscan a sus padres, sino también padres que buscan a sus hijos. También rastrean familiares que se distanciaron por algún conflicto y desean restablecer el vínculo. Igualmente investigan a los que no desean ser encontrados: padres o madres que abandonan a sus hijos menores de edad sin responder por sus obligaciones legales. Y brindan apoyo a las víctimas de violencia intrafamiliar.
– La mayoría de las personas que buscan a sus padres biológicos tienen más de 24 años. Es como si, en la adultez, el llamado de la sangre fuera más intenso. A veces empezamos a investigar con poca información, un nombre, un apellido, el nombre de un hospital. En muchos casos nos hemos encontrado con personas que no quieren saber nada de la persona adoptada. Nos han cerrado la puerta en la cara. No quieren que su nueva familia se entere que entregaron un niño en adopción. En otros casos sí hay un deseo muy fuerte de que se dé ese reencuentro – dice Jorge Izkierdo, investigador privado, gerente general de la empresa Asesores IP y uno de los integrantes de la fundación Búsqueda de Personas Colombia.
Jorge recuerda el caso de un reencuentro que se logró 50 años después de haberse perdido el contacto familiar. Eran tres hermanas que fueron separadas cuando tenían entre seis y ocho años. A una de ellas la adoptaron en Estados Unidos. Otras dos estaban en Colombia. La investigación empezó por un sobrino, el hijo de la mujer que estaba en EE.UU. Quería conocer a sus tías. Solo logró conocer a una de ellas, que fue localizada en Puerto Colombia. Su otra tía ya había fallecido.
Otro reencuentro se logró después de 23 años. Es la historia de Daniela Montenegro, quien apenas tenía un dato cuando acudió a los investigadores privados: el nombre de su madre biológica, Sandra Cortés, y una edad aproximada. Después de seis meses de búsqueda, los investigadores la encontraron.
Embarazada y en muletas hizo hasta lo imposible por buscar a su hija ..y no pierde la esperanza pic.twitter.com/SSKnFw45uC
— Fund. armando Armero (@ArmandoArmero) June 25, 2023
En otra ocasión una mujer radicada en el exterior contactó a los investigadores privados para que encontraran a su mamá biológica no tanto para lograr un reencuentro, sino para conocer su historia clínica. La mujer iba a realizarse una prueba de predisposición genética para conocer las enfermedades de las que debía cuidarse.
Jorge Izkierdo explica que muchos de los niños adoptados en Colombia son de padres que los entregaron de manera voluntaria por problemas económicos, violencia intrafamiliar, amenazas por el conflicto armado; otros niños corresponden a casos en los que el ICBF dejó bajo su custodia porque sus familias no garantizaban su bienestar. Pero también, advierte el investigador privado, persiste el tráfico de niños y redes de corrupción.
Marcia Éngel creó en 2008 la Fundación Plan Ángel, que ayuda en la búsqueda de padres biológicos a personas adoptadas. También madres que buscan a sus hijos, como Carmelina Quintero, quien asegura que su hijo fue robado en Cali en septiembre de 1985. Marcia es una de las víctimas de las adopciones irregulares en Colombia.
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— Plan Angel (@PlanAngel) January 7, 2022
Cuando tenía dos años, fue llevada a Holanda donde creció con padres adoptivos. Allá se sentía “como una extraterrestre, en otro mundo”. A los 11 supo la verdad de su adopción y comenzó a preguntarse: ¿quién soy? Decidió buscar a sus papás, pero se encontró con un montón de papeles que fueron falsificados y autoridades no muy dispuestas a brindar información. Marcia debió pagar una fortuna que la condujo a las pistas necesarias para encontrar a su familia.
Para evitarles eso a los colombianos, abrió la fundación Plan Ángel. Son más de 5000 los colombianos que han sido adoptados en Holanda, la mayoría por familias amorosas, pero también en otras donde se cometieron abusos y maltrato con los menores, e irregularidades en el proceso de adopción, al punto que, en 2021, el gobierno holandés suspendió la adopción por ciudadanos holandeses de niños en el extranjero, tras hallazgos en investigaciones que destaparon delitos cometidos por funcionarios.
Así es el trámite de la búsqueda de familia con el ICBF
Las personas que fueron adoptadas tienen el derecho de conocer su origen. De allí que el ICBF cuenta con un programa llamado de la misma manera: Búsqueda de Orígenes. Con este trámite se busca facilitar el acceso de la persona adoptada a su expediente de adopción. Para los casos en los que el adoptado lo requiera y sea viable, la entidad realiza la búsqueda de los integrantes de la familia biológica.
“La solicitud debe estar respaldada por el concepto de un profesional en salud física o mental, que informe detalladamente la necesidad, diagnóstico y tratamiento, garantizando que la búsqueda es necesaria y no será contraproducente para el adoptado debido a la vulnerabilidad propia de la edad”, explica el ICBF.
También, los padres que entregaron en adopción a sus hijos pueden solicitar el servicio para buscarlos.
“El trámite Búsqueda de Orígenes del ICBF está a cargo de profesionales idóneos, tiene carácter confidencial, respetuoso, gratuito y no requiere de intermediarios”, agrega la entidad.
El rastreo de las familias biológicas se inicia con los documentos de identidad. Con esa información se consultan las afiliaciones a entidades de seguridad social y programas del Gobierno, a quienes se realizan requerimientos para obtener datos de contacto de las personas buscadas. Una vez se reciben las respuestas, se procede a la verificación de los datos (teléfonos y direcciones).
En los casos en los cuales se logra contacto con los familiares biológicos de una persona adoptada, se brinda acompañamiento psicosocial, se confirma si desean tener contacto con su familiar adoptado, se coordina lo pertinente para que los involucrados se preparen y se lleva a cabo el reencuentro de manera presencial o virtual.
“Es importante mencionar que no todas las personas adoptadas deciden iniciar la búsqueda de sus orígenes; mientras para algunos la búsqueda representa una necesidad primordial por conocer su historia, para otros solo existe curiosidad o una pregunta puntual y otros no desean obtener información previa a su adopción. Esta búsqueda es una vivencia personal y profunda, que puede estar presente en todas las etapas del ciclo vital de una persona adoptada y se manifiesta en forma diferente”, agrega el ICBF.
#ICBFenLasRegiones📍A través de un trabajo conjunto con la fundación No me rendiré, realizamos actividades físicas de kickboxing para mejorar el bienestar mental y fortalecer los proyectos de vida de niños, niñas y adolescentes del distrito de Aguablanca en #Cali. pic.twitter.com/EP3mP6IOu8
— Bienestar Familiar | ICBF (@ICBFColombia) August 17, 2023
Buscar los orígenes, sin embargo, también implica riesgos. Se incrementa la probabilidad de sufrir afectación en la salud mental de la persona adoptada y la familia de origen si no se cuenta con acompañamiento profesional.
Además, advierte el ICBF, “se podría dar cabida a prestadores de servicios no éticos, no profesionales, con intereses netamente monetarios o incluso personas con malas intenciones (extorsión, fraude)”.