De las palabras a la acción

Ya ha pasado año y medio desde que tomó posesión, en la Plaza de Cayzedo, el alcalde Alejandro Eder, y es momento de que se materialicen las obras que prometió desde que fue elegido como mandatario de los caleños.

La ciudad era consciente de la necesidad de entender el estado real en que se encontraba la Administración local cuando Eder y su gabinete la recibieron en enero de 2024. A esta fecha ya los diagnósticos son claros, se sabe cuál es el presupuesto real con el que se cuenta y los macroproyectos deben comenzar en firme.

Sin duda, para realizar obras como la recuperación del centro de Cali, la renovación total de la Avenida Ciudad de Cali, la restauración de 400 kilómetros de malla vial, reducir el desempleo y demás, es vital contar con los $3,5 billones del empréstito que autorizó el Concejo Distrital a finales del año pasado.

 De ese dinero ya alrededor de $1 billón fue prestado por Bancolombia y Davivienda a la Alcaldía y se espera que en las próximas semanas se comience a invertir en lo que tanto necesitan los caleños.

Es imperativo que las diferentes secretarías, entre ellas la de Educación, Infraestructura, Movilidad, Salud y Seguridad, que es adonde se destinarán los recursos iniciales, tengan adelantados los estudios de los proyectos que se harán con este dinero. Preocupa que aún pareciera haber vacíos en la planeación y estructuración de algunos de ellos y que no se conozcan al detalle los procesos y fases en que se ejecutarán.

 Por ejemplo, a seis meses de haber comenzado el 2025, apenas se han recuperado 22 kilómetros de vías en la ciudad, de los 200 kilómetros que se tienen como meta restaurar este año. Hay que presionar el acelerador porque el tiempo pasa rápido.

 Durante su campaña, Eder habló de una Cali más segura, con mejor movilidad, oportunidades para los jóvenes y recuperación del espacio público. Sin embargo, el balance actual deja más dudas que certezas. Las ciclovías prometidas, los proyectos de infraestructura vial y las mejoras en el transporte público avanzan a paso lento. La ciudadanía, que depositó su confianza en un proyecto de cambio, empieza a mirar el reloj ante la falta de avances concretos.

Es comprensible que gobernar una ciudad con los desafíos, especialmente en materia de seguridad que tiene Cali, no es tarea fácil, pero precisamente por eso se necesita decisión, eficiencia y liderazgo efectivo. No basta con buenos planes; se requiere una gestión que agilice los trámites, optimice recursos y priorice lo urgente. Cada día que pasa sin avances, es una oportunidad perdida para mejorar la calidad de vida de los caleños.

El alcalde Eder todavía tiene tiempo para ajustar el rumbo y acelerar la ejecución de su programa de gobierno. Es hora de que las promesas se conviertan en realidades visibles, que devuelvan la confianza a una ciudadanía cansada de las postergaciones e incumplimientos. Cali, además de reconciliarse, necesita ver obras, resultados y compromiso en el presente, mientras se dejan ancladas las bases que garanticen su progreso futuro.