Editorial
Emsirva es de los caleños
La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y el actual Agente Interventor tienen que explicar por qué no se ha realizado el proceso.

17 de jun de 2025, 03:28 a. m.
Actualizado el 17 de jun de 2025, 03:28 a. m.
El silencio de la Superintendencia de Servicios Públicos y del Agente Interventor sobre Emsirva y su devolución a Cali es, como mínimo, preocupante. Seis meses después de trasladarle a la Administración local los recursos para saldar el pasivo pensional, de firmarse el acuerdo con los acreedores y de generar utilidades por $30.000 millones, es decir, superados los motivos por los cuales la Nación tomó el control de la empresa de aseo, su futuro es incierto.
Luego de la prórroga por seis meses a los contratos de los actuales operadores, tiempo que se cumplirá en agosto próximo, ni siquiera se le ha informado a la ciudad qué pasará con la entidad, si se cambiará el modelo actual o cuáles son las medidas definidas para garantizar que el servicio de recolección de basuras se siga prestando de manera eficiente.
Sobre todo hay que explicarles bien a los caleños la razón para que la empresa siga sin devolvérsele a su legítimo dueño que es el Municipio, que además tiene el derecho a recibir las utilidades que esté generando Emsirva para reinvertirlas en el mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos.
Hay que recordar que la historia de la intervención a la empresa de aseo local se remonta al 2005, año en que los malos manejos, la existencia de un pasivo pensional impagable y el riesgo que corría la capital del Valle de quedarse sin la prestación de uno de los servicios esenciales, obligaron a actuar a la Superintendencia de Servicios. Se definió entonces un modelo de operación en el que se dividió la ciudad en cuatro zonas y cada una se le entregó a un operador privado.
Cinco años más tarde esa intervención se volvió con fines de liquidación, porque en ese momento era inviable desde lo financiero y administrativo. Sin embargo, en los últimos años se logró sanear la empresa, generar utilidades, cumplir con las obligaciones -la más importante de ellas, la de pagar el pasivo pensional- y dar el último paso que era conseguir que la mayoría de los acreedores -el75%- firmara el acuerdo de pagos.
Lo más importante, y reconociendo que hay asuntos por mejorar, es que hoy el 92% de Cali tiene cobertura de aseo, cuando hace 20 años apenas llegaba a un 38% de la ciudad. Si el modelo ha funcionado, si ya las razones que llevaron a la intervención están subsanadas y hace seis meses todo estaba dado para que se le devolviera Emsirva a la Administración local, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y el actual Agente Interventor tienen que explicar por qué no se ha realizado el proceso.
La presión también se debe ejercer desde la Alcaldía, que está en la obligación de velar para que la empresa de aseo, que es un bien de los caleños, retorne a la ciudad. El compromiso, por supuesto, tiene que ser el de garantizar un manejo transparente y eficiente, que asegure la prestación de un servicio público esencial en condiciones óptimas, y que las utilidades que se generen sean reinvertidas en beneficio de la población.
Cali espera que se le diga qué pasará cuando se cumpla la prórroga de los contratos actuales, y que se dé claridad sobre las razones por las cuales sigue sin devolvérsele a Emsirva.