Editorial
La amenaza nuclear
Irán reportó ante Naciones Unidas que al menos 78 personas murieron y otras 320 quedaron heridas en el centenar de ataques que lanzó Israel.

14 de jun de 2025, 03:12 a. m.
Actualizado el 14 de jun de 2025, 03:12 a. m.
No es cualquier guerra la que anuncian los tambores que desde este viernes empezaron a sonar en Oriente Medio tras el ataque de Israel a instalaciones nucleares en Irán, el bombardeo a sitios de residencia de los altos mandos militares y el asesinato selectivo de científicos iraníes.
Lo que se está incubando al otro lado del mundo es una guerra con armas de destrucción masiva cuyas consecuencias resulta imposible calcular, en un escenario que iría más allá de los límites territoriales de los países enfrentados y que compromete, ni más ni menos, que toda existencia de vida sobre el Plantea.
No se trata solo de una confrontación entre dos enemigos con posiciones irreconciliables. El solo hecho de atacar una instalación nuclear como lo hizo Israel este viernes conlleva graves consecuencias a corto y largo plazo por la liberación de calor, radiación y ondas de choque, como lo advirtió el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Aunque Irán asegura que su programa nuclear no tiene como propósito la fabricación de una bomba y el enriquecimiento de materiales se realiza con fines civiles, ha intensificado su producción de uranio en los últimos años.
A mediados de mayo, Teherán tenía unas reservas totales de uranio enriquecido de 9247 kilos, 45 veces más que el límite autorizado por el acuerdo nuclear, según informó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Sin embargo, desde el mes de abril Teherán y Washington han realizado cinco rondas de conversaciones para tratar de alcanzar un acuerdo que reavive el pacto internacional de 2015 sobre el programa nuclear iraní, que queda en entredicho con este ataque desde Israel.
Irán reportó ante Naciones Unidas que al menos 78 personas murieron y otras 320 quedaron heridas en el centenar de ataques que lanzó Israel. “Golpeamos el corazón del programa de enriquecimiento nuclear iraní. Atacamos la principal instalación de enriquecimiento nuclear iraní de Natanz”, celebró el primer Ministro Benjamín Netanyahu.,
Mientras tanto el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, aseguraba horas antes de lanzar una oleada de misiles contra Israel que dejaba al menos 63 heridos, que “con este crimen, el régimen sionista se ha impuesto un destino amargo y doloroso”.
En este punto de la confrontación, es necesario que se privilegie el diálogo directo que ha propuesto para este lunes la Agencia Internacional sobre la Energía Atómica (AIEA) buscando desescalar el lenguaje, la tensión y las agresiones entre ambos países.
Ningún favor le hace al mundo, en medio de una olla a punto de estallar por el radicalismo de quienes gobiernan en Israel e Irán, palabras como las del presidente Donald Trump, presionando a Teherán con amenazas de ataques “mas brutales” si no cede en las negociaciones.
La chispa está encendida y es momento de que la comunidad internacional actúe con responsabilidad y al mismo tiempo con contundencia, despojada de intereses particulares.
Urge una salida racional mientras ideologías extremistas irracionales juegan con candela sobre un barril repleto de pólvora.