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Ya vamos llegando al 2024
Si desean hacer bien su tarea de gobierno, deben tener como brújula de sus mandatos, los nortes éticos de cero tolerancia con la corrupción, el despilfarro, la violencia y las desigualdades sociales.
El primero de enero del 2024, en Colombia, iniciarán su mandato los nuevos gobernadores y alcaldes elegidos por voto popular, lo que los obliga a entender que a partir de esa fecha son gobernantes para toda la población de sus respectivas regiones, incluyendo los que votaron y no votaron por ellos.
Si desean hacer bien su tarea de gobierno, deben tener como brújula de sus mandatos, los nortes éticos de cero tolerancia con la corrupción, el despilfarro, la violencia y las desigualdades sociales; procurar trabajar coordinadamente con el gobierno nacional y fomentar siempre la iniciativa del diálogo social, de las autonomías regionales y de que se gobierna para la gente y no para los familiares, amigos o afines políticos.
Como en el 2024, o más concretamente en el mes de febrero, se iniciará en el Senado de la República el estudio de cada uno de los puntos de la denominada reforma a la salud aprobada por la Cámara de Representantes, al inicio del presente mes, le sugerí al Sr. Presidente del Congreso la República, senador Iván Name que, a manera de consulta, promueva conjuntamente con una comisión pluralista del Senado una política democrática de diálogos sociales en todas las regiones del país a fin de escuchar a los directores de hospitales y clínicas privadas, a los voceros de las EPS, al gremio de los médicos, enfermeras y demás trabajadores de la salud, a las universidades con facultades de salud, a las cámaras de comercio, cajas de compensación familiar y, sobre todo, a los voceros y voceras de la población que, como constituyente primario, son los que mejor viven en el día a día todo lo relacionado con la salud.
Coincido con quienes creen que Colombia necesita cambios y ajustes en materia de salud, laboral o pensional, pero estos no se pueden hacer teniendo a la población como simple espectadora y menos desconociendo los avances obtenidos o ignorando las fallas o errores a corregir. De igual manera, deben tener como paso previo el diálogo social con los alcaldes, los gobernadores y los diversos sectores sociales y económicos, urbanos y rurales. De lo contrario, sería aceptar mansamente la política de la imposición y no de la concertación.
Igualmente, en el 2024 sería importante que nuestros alcaldes y gobernadores, en coordinación con las cámaras de comercio, promovieran las diversas experiencias que tenemos en materia de alianzas público-privadas, emprendimiento e innovación empresarial, protección de las fuentes de agua potable, como paso previo para el logro de una sana y sostenible política ambiental y de salud pública en cada una de las regiones de Colombia.
Estoy seguro de que todos esos temas marcarán la diferencia con el año 2023 y crearán buenas bases democráticas en el 2024 para cuando llegue el 2025.
Le deseo a toda la población urbana y rural de Colombia, felicidades en esta Navidad y mis deseos de buena salud y éxitos en el 2024. Volveré a estar con ustedes, si el Dios de los cielos me lo permite, a través de esta columna el próximo martes dieciséis de enero de 2024.