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La convención del Pacto Histórico

¿Votarán exclusivamente los integrantes de este partido, o asumirán los costos políticos, pero también las ganancias de hacerla abierta?

Diego Arias, columnista
Diego Arias, columnista. | Foto: El País

15 de jul de 2025, 03:34 a. m.

Actualizado el 15 de jul de 2025, 03:35 a. m.

El debate electoral del 2026 va a tener lugar en un contexto particularmente crucial, por lo que no se trata entonces de unas elecciones más. Pondrá en juego la decisión ciudadana sobre una tensión fundamental que hoy tiene polarizado al país: la continuidad de un proyecto de cambio o el regreso de uno que para algunos significa simplemente volver al pasado. Acepto, por supuesto, que describir así esta tensión puede resultar simplista, dado que las formas importan (el cómo hacerlo) y que entre una aspiración de cambio y las resistencias intentando mantener el statu quo hay muchas otras opciones y matices, igualmente válidas y con eventuales opciones de también poder llegar al poder en 2026.

El Pacto Histórico tiene la realización de su convención nacional este próximo sábado 19 de julio de 2025 en Bogotá, que se presume como el máximo escenario de democracia interna para establecer reglas del juego y tomar decisiones de cara, tanto a las elecciones a Congreso, como a la Presidencia de la República el año próximo.

No tengo duda de que en la manera en como en este encuentro se tramiten las diferencias y logren acuerdos internos, dependerán, en buena medida, las opciones de triunfo o continuidad (o lo contrario) de este proyecto hoy en el gobierno.

El tema de la mecánica electoral, esto es, las reglas para escoger candidatos y candidatas, no es un asunto menor. Difícilmente uno se encuentra con algún partido político en el que no haya intentos por hacer estas escogencias por cuenta del ‘bolígrafo’ o ‘a dedo’, como suele decirse, lo cual ha sido una práctica muy propia de colectividades tradicionales, pero también, lamentablemente, de muchas que se reclaman como alternativas. Un acuerdo realmente democrático para estas escogencias, con reglas claras y garantías para todos, siempre será la mejor opción, al tiempo que se favorecen la legitimidad y unidad interna, y casi siempre llevan a escoger los mejores.

Pero no se trata solo de un asunto de mecánica interna. Implica también, y por sobre todo, un asunto de ética y coherencia. Y emergen entonces preguntas que deben ser respondidas en torno de, por ejemplo: ¿Pueden participar personajes claramente involucrados en corrupción y malas prácticas políticas, independientemente de que no se haya dado una condena judicial? ¿Podrían participar opciones alternativas, así no sean en sentido estricto militantes del Pacto Histórico? ¿Cuáles son las condiciones mínimas o atributos de aspirantes para que reflejen de verdad un ideal de cambio? En una consulta interna para hacer estas escogencias, ¿votarán exclusivamente los integrantes de este partido, o asumirán los costos políticos, pero también las ganancias de hacerla abierta?

No obstante lo anterior, que reitero, no es un asunto menor, yo resiento que esta convención no esté abocada prioritariamente a los asuntos del programa político, es decir, la propuesta con la que se aspira continuar en el poder. Porque es absolutamente insuficiente, en el contexto actual, resaltar solamente el compromiso con las reformas sociales, siendo que hay también otros temas sensibles (paz, seguridad, corrupción, politiquería) con el desafío de rectificar.

Tengo muy claro que hay una enorme cantidad de personas que votaron en favor del cambio, pero que no están hoy de acuerdo con las maneras como el presidente Petro lo está gestionando. ¿Qué le dirá esta convención a tantos votantes que creen en el cambio, pero no como producto de una ruptura radical con lo que ya existe, sino como parte de una transición realmente democrática y consensuada? ¿A quién quiere el Pacto Histórico hablarle en esta hora de complejidades y riesgos, pero también de oportunidades y esperanzas?

Especialista en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario y Ciencia Política y Resolución de conflictos. Ha trabajado con instalacias del gobierno nacional, departamental y local así como entidades internacionales en temas de Convivencia, Reconciliación y Memoria Histórica. A estado en las transiciones de la guerra en varias naciones como Nicaragua y El Salvador y acompañó el proceso de reintegracion a la vida civil del M19 en Colombia

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