Columnista
¡Es la educación!
Colombia gasta US$3737 por estudiante, desde primaria hasta educación media, mientras que el promedio en países de la Ocde es de US$10.722.

14 de jul de 2025, 01:25 a. m.
Actualizado el 14 de jul de 2025, 01:25 a. m.
La educación es crucial para la competitividad, la innovación y la reducción de las desigualdades sociales. No podemos hablar de desarrollo en el país, sin incorporar este elemento. Y no se trata solo de una política más: es la base que permite que todas las demás funcionen. Sin ciudadanos formados y con oportunidades de desarrollo, ninguna estrategia de seguridad, salud, empleo o sostenibilidad puede establecerse en el tiempo.
En Colombia, según datos del Ministerio de Educación, la tasa de cobertura bruta en educación superior para 2023 fue de 55,38 %. ¿Cómo hablar de movilidad social, de productividad o de equidad si casi la mitad de nuestros jóvenes queda por fuera del sistema que debería impulsarlos hacia un mejor futuro?
Una mirada rápida al sistema educativo colombiano nos sitúa en un momento con avances en cobertura y acceso, pero con desafíos persistentes en calidad y equidad de los aprendizajes. Tenemos una alta tasa de cobertura en educación básica y media, cercana al 100 %, superior al promedio de la Ocde, pero fuertes problemas de calidad y eficiencia del sistema, como altas tasas de repitencia y bajos resultados en pruebas como Saber y Pisa, que revelan brechas en el desarrollo de competencias fundamentales.
Casi todos los niños están matriculados en la escuela, pero su aprendizaje es deficiente. Niños y jóvenes deben permanecer en el sistema, pero también deben hacerlo de manera efectiva. La evidencia demuestra que invertir en la primera infancia tiene el mayor retorno en desarrollo humano, pero la deserción en básica y media revela un ‘embudo’ que diluye el impacto de la inversión inicial.
Las Pruebas Saber 11 muestran una recuperación en el puntaje promedio en 2023, cercano a los niveles prepandemia, mientras que Saber Pro mantiene un puntaje global estable, con mejoras específicas en Comunicación Escrita. En cuanto a las pruebas Pisa, a pesar de mantener su mejor desempeño en comparación con su primera participación en 2006, Colombia no ha logrado un salto que le permita salir del grupo de países con un rendimiento inferior al promedio de la Ocde.
Según la Unesco y el Banco Mundial, el gasto de Colombia en educación está entre el 4 % y 5 % de su PIB, mientras que otros países como Chile (5,4 %), Brasil (6,1 %) y Costa Rica (6,7 %) invierten más. Colombia gasta US$3737 por estudiante, desde primaria hasta educación media, mientras que el promedio en países de la Ocde es de US$10.722.
En América Latina y el Caribe no se ha logrado alcanzar la velocidad de aprendizaje de países avanzados que utilizan tecnologías y modelos del siglo XXI, lo que muestra la necesidad de una transformación profunda en los enfoques pedagógicos y tecnológicos. Los esfuerzos deben ir más allá del acceso inicial para asegurar que los estudiantes no solo ingresen, sino que también permanezcan, progresen y culminen sus trayectorias educativas de manera efectiva.
El sistema educativo colombiano debe evolucionar para priorizar el desarrollo de competencias críticas, el pensamiento analítico, la resolución de problemas y las habilidades socioemocionales, fundamentales para el desarrollo profesional y humano hoy en día. Esto implica asumir de manera profunda los retos que en materia educativa tiene nuestro país, teniendo en cuenta los contextos locales, que permitan preparar a los estudiantes para los desafíos de una economía globalizada y digital. De la misma manera, se debe asegurar que estos reciban una educación pertinente y de alta calidad que les permita desarrollar plenamente su potencial y contribuir al progreso de la nación.
Economista y MBA con énfasis en negocios internacionales. Exsecretario general de la Gobernación del Valle y Privado de la Alcaldía de Cali. Exdirector del Comité Intergremial y Empresarial del Valle. Actualmente, fortaleciendo la economía solidaria desde el Grupo Coomeva. Hincha del Deportivo Cali. Papá de Manolo y Agustín.