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Quintero ‘reseteado’
Como todo ritornelo, carece de contenido, solo es un artilugio propagandístico; no dice cómo va a cumplir su juramento y a la vez cerrar el órgano constitucional del poder estatal que lo posesiona...

12 de may de 2025, 01:01 a. m.
Actualizado el 12 de may de 2025, 01:01 a. m.
Supongamos una distopia nacional en la que Daniel Quintero gana las elecciones de 2026 y se instala la ceremonia en la que, como dice la Constitución “tomará posesión de su destin” ante el Congreso de la República. Deberá jurar a Dios y prometer al pueblo “cumplir fielmente la Constitución”. Habría llegado a ese punto con una demagogia vacua que decía que el Congreso es una banda de criminales que había que disolver para convocar una asamblea constituyente.
Hasta ahora la campaña de Quintero se limita al estribillo que la política hay que ‘resetearla’. Como todo ritornelo, carece de contenido, solo es un artilugio propagandístico; no dice cómo va a cumplir su juramento y a la vez cerrar el órgano constitucional del poder estatal que lo posesiona, ni cómo va a sustituir el procedimiento reglado hacia una asamblea constituyente que implica la existencia del Congreso que piensa suprimir.
Quintero sencillamente no puede ‘resetear’ la política, ni tiene un plan serio para hacerlo. Lo suyo es pura palabrería, ni siquiera es una contradicción lógica, ni una paradoja jurídica o política. No es más que la babosada de un chanflón. No es mucho más lo que puede discutirse de algo tan soso, tal vez agregar que para ‘resetear’ la política, Quintero también tendrá que hacerlo con la Justicia, pues la Corte Constitucional deberá revisar la estructura normativa por la que pretende disolver el Congreso y convocar una constituyente.
Esta idea ni es de Quintero ni es nueva. Ha sido una obsesión de diversas fuerzas políticas en diferentes coyunturas atacar la existencia de otros poderes públicos, no solo el Congreso, también la presidencia y las cortes. Es una fijación antidemocrática que afortunadamente no ha cogido vuelo.
Desde 1991 el primero que quiso ‘resetear’ la política fue Andrés Pastrana en 2000, que propuso un referendo, obviamente contra la corrupción, para terminar el mandato del Congreso dos años antes del determinado en la Constitución; el presidente del partido liberal contestó que se incluyera también la revocatoria del mandato presidencial. Cuando se hundió el referendo se rumoró que Pastrana cerraría el Congreso y causó una grave crisis política e institucional.
Le siguió en turno Álvaro Uribe Vélez, quien propuso un referendo para revocar el Congreso y convocar elecciones parlamentarias en las que hubiera representación garantizada de grupos alzados en armas. Tampoco funcionó. En 2012 el protagonista fue Camilo Romero quien no pudo recolectar las firmas necesarias entre “una nueva ciudadanía que enfrenta y derrota a la clase política tradicional”.
En 2014 la iniciativa fue contra las cortes, sugerida por Ramiro Bejarano en medio de varios de los escándalos que afectaron a la rama judicial al más alto nivel. En 2019 hubo un intento también fracasado para revocar la JEP y el Congreso, desde una organización liderada por el periodista Herbin Hoyos. Y en 2022 el turno le correspondió a Roy Barreras que quiso revocar el mandato del presidente Iván Duque.
Ni novedoso ni creativo lo que dice Quintero. Hasta su eslogan es obvio y precario y desnuda su enjutez conceptual general. La larga historia de fracasos de intentos por acabar la vigencia de los poderes públicos del diseño constitucional que tenemos muestra la aversión que tiene el país a ideas que engañosamente se presentan como anticorrupción, pero en el fondo son duramente antidemocráticas porque todas buscan concentrar el poder.
Pobre Quintero, sin ideas, sin cuento y sin credibilidad; imputado de delitos contra la administración pública, que es el nombre técnico penal de la corrupción por la que quiere, si llega a la Presidencia, “resetear la política” y cerrar el Congreso.
Abogado