Columnistas
Propósitos ocultos
El lobo encontró una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio.

8 de may de 2025, 02:33 a. m.
Actualizado el 8 de may de 2025, 02:33 a. m.
Cuando algo se manifiesta de manera teatral motivando la gritería de las huestes de un caudillo, hay que sospechar hasta ver el trasfondo. Puede tratarse de una cortina de humo o del siguiente acto de la obra.
Tal vez para defenderse y distraer de los graves asuntos del país, y para atacar y segar la democracia, tuvo lugar el 1 de mayo una puesta en escena del Mandatario de Colombia. Lo vimos de rojo con guantes de mimo, desenvainando la espada de Bolívar y agitando la banderita de ‘guerra a muerte’.
Esos símbolos están precedidos de historias sórdidas por el aniquilamiento de inocentes, pero eso no importa al espíritu justiciero que necesita valerse de ellos para constreñir al que no obre según su criterio. Así afianzó sus insultos, calumnias y amenazas al Senado, si no le pasa la consulta popular prevista en el sistema presidencialista para dirimir discrepancias con el Congreso.
El objetivo no es solo que el pueblo las dirima, ni la conquista de derechos de los trabajadores, sino que tendría un propósito oculto. No pasa desapercibido a un avezado político populista como Gustavo Petro, que la consulta le da una inmensa oportunidad de promover sus consignas, que son las del Pacto Histórico, y mover las aguas con miras a las elecciones legislativa y presidencial en el 2026, para gobernar en cuerpo ajeno.
La protección de derechos de los trabajadores que siempre cabe válidamente reivindicar, propuestos a través de ese mecanismo, le sirve al Gobierno de mampara frente a sus más hondos fines. Según su controvertido Ministro del Interior, la consulta es la ‘mini-reelección’ del Presidente, y aunque después trató de aclarar esta expresión, dejó ver sin querer el objetivo de Petro de figurar y trascender con su movimiento político.
En su discurso incendiario del Día del Trabajo arremetió contra las decisiones del Congreso, sin importarle que es un poder público independiente, y se equivocó al creer que logró congregar al pueblo, pues los presentes eran sobre todo sus áulicos, los financiados, sindicatos y funcionarios impulsados a asistir. Además, sus electores no son los de entonces, son más los arrepentidos ante la estruendosa incompetencia y deterioro durante este Gobierno de preciados logros y riquezas de la Nación.
En campaña los candidatos proponen lo que la gente quiere oír, y no las ideas. La consulta popular solo toca puntos específicos. Surgió ante el hundimiento de la reforma laboral por inconveniente, pero hay una nueva que favorece las jornadas y considera programas para la generación y protección de empleos, que haría innecesaria dicha consulta. Pero mejor le va con la apuesta de la moneda al aire: con cara gana Petro y con sello pierde el pueblo. Si pasa en el Senado, le sirve, y si no pasa también, para sus arengas de campaña. El pueblo pierde si se le utiliza con demagogia para fines egoístas. Pero el mismo pueblo aprende de la fábula de Esopo, ‘El lobo y la cabra’. El lobo encontró una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. “Como no podía llegar a donde ella estaba, le dijo: -‘Oye amiga, mejor baja, pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien verde y crecido’. Pero la cabra le dijo: -‘Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu plato’”.
Moraleja: debes conocer las malas intenciones y la astucia de los demás, para que no te atrapen con engaños.