Necesitamos buenas noticias

En mi ya tantas veces mencionando espacio ‘Oye Cali, un programa distinto para una audiencia diferente’, tenemos una sección diaria que hemos llamado la noticia positiva del día, y últimamente nos hemos visto a gatas -que dicen- buscando esas esquivas noticias.

Por vocación escudriño seis periódicos diariamente (El País, Occidente, El Tiempo, El Espectador, La República y Portafolio) y créanme lo difícil que resulta encontrar algo que no sea negativo para destacar y comentar.

Nuestra prensa: revistas, radio, periódicos y telenoticieros, parece que estuvieran compitiendo a ver cuál gana esta vergonzosa presea.

Precisamente, en esta semana uno de estos periódicos no publicó una sola noticia o comentario al menos amable, ni siquiera en la sección de hace 100, 50 o 25 años, ni en el horóscopo.

¿Qué es lo que nos pasa que nos está consumiendo el pesimismo universal? Con razón hay muchas personas que ya no consumen noticieros de radio o de televisión, y a duras penas ojean los medios impresos, tendencia que es de analizarse.

En épocas de ese gran alcalde que fuera Rodrigo Escobar Navia, porque este mal viene desde hace décadas, y sobretodo en Cali, propuso que se creara una agencia de buenas noticias y algo se alcanzó a adelantar con la FES y con Hugo Lora a la cabeza, pero todo no pasó -como tantas cosas- de ser buenas intenciones.

Solía decir José Pardo Llada, que fue quien le cambió la cara al periodismo local, que cuando un perro mordía a un hombre eso no era noticia, pero en cambio, cuando un hombre mordía a un perro se convertía en una gran noticia y de ahí la inmensa audiencia y popularidad de este cubano, aplaudido muchas veces por nuestro decano del periodismo, el irreemplazable Alfonso Bonilla Aragón.

Pardo fue criticado por sus comentarios parroquiales y su banalidad, pero logró conquistar los más altos índices de seguidores e incuso cuando se lanzó a la política, que logró que once o más insignes caleños y caleñas llegaran al Concejo, derrotando así la corruptela que se había asentado en la llamada junta directiva de la ciudad.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, qué bueno sería que los medios tuvieran sendas secciones de buenas noticias para, de alguna manera, hacer más grata la necesidad de informarse y contribuir a derrotar el contagioso pesimismo que atribula.

Es que hasta los crucigramas han caído en esa onda e incluso los clasificados y las oraciones a la Virgen, reemplazadas ahora por unas vírgenes necias expertas en exorcismos luciferinos.

¡Si a las buenas noticias! Por eso desde esta tribuna promovemos la campaña ‘Yo hablo bien de Cali ¡Hazlo tú también!’. ¿Les parece?

Posdata: Muy sensible el fallecimiento de nuestro colega publicista Mauricio Cuéllar Segura, con quien adelantamos muchas campañas cívicas en favor de nuestra ciudad. Me lo imagino en estos momentos sentado en la nube de Hernán Nichols, en compañía de Peter Martín y Eduardo Romero, craneando una campaña para que haya noticias positivas en nuestros medios.