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Sigue bajando el dólar
Según dicen los conocedores del tema, los dos principales canales de entrada de esos dólares son el contrabando y las exportaciones de oro.

6 de jul de 2025, 01:57 a. m.
Actualizado el 6 de jul de 2025, 01:58 a. m.
El fortalecimiento del peso sigue dando sorpresas. Esta semana la tasa de cambio rompió la barrera de los $4000 pesos y la TRM se ubicó en $3974, valor que no se veía desde junio del año pasado. Sorpresa porque el debilitamiento del dólar frente al peso fue mayor que frente a otras monedas, y sorpresa porque se da en medio de noticias que se supone que deberían hacer subir el precio del dólar.
Esta semana se dieron dos de estas noticias: una la continua caída del precio del café, que este año ha pasado de 4 a 2,90 dólares por libra, y que solo en la última semana bajó 15 %; en otras épocas esto hubiera provocado una importante devaluación. La otra, el deterioro de las relaciones con el gobierno de EE. UU. con el llamado a consultas de su embajador en Colombia, pero después de este anuncio el viernes 4 el precio del dólar solo subió $20.
Por otro lado, las políticas de Trump continúan debilitando el dólar y esta semana el índice que mide su valor frente a una canasta de monedas (el DYX) bajó 0,3 %, mientras que la revaluación del peso en la misma semana fue de 2,7 %, de manera que debe haber factores adicionales empujando al peso.
Varios lectores de mi columna de la semana pasada plantearon que son los dólares del narcotráfico los que explican este comportamiento. Sin embargo, no hay evidencia de que existan canales a través de los cuales los dineros de origen ilícito estén entrando al mercado oficial de divisas, salvo lo poco que entra como remesas. Según dicen los conocedores del tema, los dos principales canales de entrada de esos dólares son el contrabando y las exportaciones de oro; el primero no afecta la tasa de cambio oficial, y el segundo ya está registrado en la balanza de pagos, de manera que hay que buscar otras explicaciones.
La otra hipótesis son los capitales golondrina que llegan al país aprovechando las altas tasas de interés domésticas, en particular las de los TES oficiales. Tiene sentido esta explicación porque la última subasta de TES a un año se colocó a una tasa del 9,7 %; 0,45 % por encima de la tasa del Banco de la República, algo que era común en el pasado, pero que no sucedía desde enero de 2023. Los TES de largo plazo (5, 11 y 30 años) están ofreciendo rendimientos superiores al 12 %.
Es claro que estos rendimientos deberían atraer capitales del exterior e inducir a los nacionales a quedarse en el país, pero la aritmética no da para tanto. Lo que miran los inversionistas es el diferencial de tasas de interés más el riesgo país, y lo comparan contra sus expectativas de devaluación.
El rendimiento de los TES a un año (9,7 %) se debe comparar con el de los Bonos del Tesoro americano al mismo plazo, (4,1 %), a lo que se añade el riesgo país (3,5 %), para un total de 7,6 %, lo que da una diferencia de 2,1 %. Es decir que si alguien prefiere invertir en pesos es porque espera que la devaluación del año sea inferior a esa diferencia (es decir, menor a $ 80), porque si es mayor le iría mejor invirtiendo en dólares. ¿Alguien espera que dentro de un año el dólar este en $4080? ¿O será que los inversionistas piensan que el riesgo país es menor?