¡Brutas, qué confusión, qué caos!

Permítanme presentarles algunos personajes de nuestra compañía. Son solo tres; luego les explico porqué solo a ellos:

Luciano es el director de mercadeo. Bella persona, solidario, simpático, pero algo tímido. Recientemente, vino con su madre de su natal Pereira a vivir a Cali.

Don Germán es el gerente de relaciones industriales. Es un tipo amargoso, hosco con el personal y especialmente con las niñas.

Rigo es el mensajero. En la velocidad comete errores, pero todos saben de su honestidad y buena voluntad.

Pues bien, el domingo pasado se celebraron dos grandes eventos en Cali. En la mañana la Media Maratón a la cual se inscribieron 16.000 corredores en las categorías de 21k, 10K y 5 K. Esta salía del Estadio Pascual Guerrero por lo que el Parque Panamericano era muy importante por las orquestas y patrocinadores.

En la tarde del mismo domingo 29 pero a partir de la 1 PM se realizaba la XIX Marcha LGTBIQ+ o Marcha del Orgullo Gay en el que miles de personas salían a hacer un recorrido de 5 Kms desde la plazoleta Jairo Varela hasta las Canchas Panamericanas para abogar por sus derechos, exponer sus reivindicaciones sociales y protestar ante la cantidad de atropellos violentos, incluyendo muchos homicidios que este grupo ha tenido que padecer injustamente. Su lema “Tomémonos la calle; ¡que el miedo no nos calle!”.

Ahora vamos a la empresa: don Germán, el hosco de relaciones industriales le pidió a Rigo el mensajero, que fuera a recoger la escarapela de inscripción. Él se había entrenado para los 21 k en la Media Maratón. Lo que no sabía don Germán, es que Luciano, el de mercadeo, también utilizaría al atronado Rigo para que recogiera la inscripción, pero en su caso, para la Marcha del Orgullo Gay. El veloz Rigo cumplió su cometido, llegó sudoroso el viernes a las 6:00 p.m. y les entregó a cada uno la escarapela con el mapa del recorrido y los horarios. El único detalle es que confundió las cucardas y le dio a Luciano los datos del evento de la mañana y a don Germán los de la tarde.

Luciano llegó al Parque Panamericano a las 7:00 a.m. Su vestido con grandes penachos de plumas de pavo real e incluso algunas de avestruz llamaban la atención. En medio de la homogeneidad de camisetas de la maratón y cachuchas similares, era destacable tantas lentejuelas y canutillos. Al pasar por las barras de cereal con proteína Eggy y leer el lema: “Rompiendo las barreras del huevo” Luciano pensó: “llegué a lo mío”. Sin embargo, no encontraba la expresión de alegría ni las carrozas con las que soñaba. Fortunosamente un grupo de promotoras de Frisby disfrazadas de gallinas gigantes la saludaron como parte del parche avícola y Luciano corrió con ellas. Era un gallo multicolor en medio de cuatro apetitosas gallinas y miles de sudorosos atletas.

Por otro lado, la suerte de don Germán no fue mejor. Para darle gusto a su nieto, se había disfrazado de hombre araña para correr. Al llegar al CAM se quedó absorto con tantas expresiones de afecto, cánticos y vestidos que envidiarían las garotas del Carnaval de Río de Janeiro. Él, tan temido en la empresa, ahora era el que más piropos recibía en la marcha. “El hombre araña que no se baña, le tiro picos en la montaña” le gritaban desde un andén. “Quisiera ser la viuda negra, arañón” le decían del otro lado y así entre ‘Born this way’ de Lady Gaga, ‘Das, lila lied’ , ‘¿A quién le importa?’, Abba y otras de Elton John, don Germán caminó tan noble causa en un desconcierto atlético y vital.

El lunes pasado llamaron a Rigo a descargos. Los jefes pensaron que con ese despiste era un peligro para las vueltas de la empresa. Sin embargo, ese día a Rigo le celebraron su cumpleaños todos los empleados con una torta Rose Velvet gigantesca. Nunca nadie había recibido tan genial celebración.