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Lucha de clases

Qué desperdicio lograr que la juventud salga a la calle portando carteles que parecen salidos del purgatorio de la ignorancia

17 de junio de 2023 Por: Alberto Castro Zawadsky
Alberto Castro Zawadsky

Todo un capítulo, esencial en la ideología marxista es la lucha de clases. Una elaboración que aún en el Siglo XIX fue equivocada, se sigue reciclando para interpretar la sociedad encajonando la realidad en unos preceptos falsos. Una falacia repetida incansablemente por décadas y grabada en la mente de los creyentes como dogma. ¿Está realmente conformada la sociedad por clases inamovibles? Y si fuese así, ¿el destino es que estén en lucha violenta permanente hasta que una clase aniquile a la otra?

Es indiscutible que toda sociedad, incluyendo las que han logrado estadios avanzados de comunismo, tienen su población distribuida en un amplio espectro de ingresos económicos, privilegios y nivel cultural, que difícilmente constituyen ‘clases’. Se pueden dar grados de educación y cultura muy variables en todos los segmentos. Millonarios ignorantes e incultos rodeados de brillos con una vida amargada y campesinos pobres y sabios con una existencia sobria y equilibrada. La movilidad ocurre en todos los sentidos. Desde el pobre, visionario, trabajador, disciplinado y recursivo que se sube en pocos años a la cima económica hasta el super rico vago y botaratas que acaba con una fortuna y termina en la calle. Y una enorme ‘clase’ media en constante mutación, que difícilmente se puede encasillar.

Esa visión de opresores y oprimidos es esencial para justificar las medidas autoritarias que van configurando gradualmente la dictadura del proletariado. Los autodenominados intelectuales no son capaces de entender la sociedad como una compleja red de capacidades e intereses que pueden interactuar en paz, respetando un marco legal, por lo que terminan con el simplismo de dos facciones incompatibles, en guerra permanente. Sencillo y fácil de vender. Obviamente no hay espacio para el diálogo y la cooperación porque lo que prima es el odio a ‘los otros’. Las mentes no infectadas por tan dañina falacia viven la vida real y perciben una sociedad muy distinta en la que, a pesar de las muchas diferencias, se forjan relaciones de ayuda y cooperación mutua con fuertes lazos de amistad y solidaridad.

Hay quienes sostienen que mencionar el peligro totalitario no tiene sentido en este país tan estructurado y para nada aplica al gobierno del cambio que solo nos quiere llevar hacia una socialdemocracia moderna. Los deseos no les permiten leer los afiches preparados por funcionarios en la escuálida marcha del gobierno: “El poder destructor, perverso y satánico de los medios… que le hace creer a la clase trabajadora que es mejor ser esclavo… eso solo lo hace satanás”.

¿No ven cómo se sigue el guion de la confrontación? Para acallar la crítica, hay que satanizar los medios. Lo novedoso es que es literal. No se libra una guerra contra los opresores, sino contra el mismísimo lucifer y su infernal fábrica de pobres.

No podrán entender que nadie fabrica pobres y que los países son ricos porque han logrado que un gran número de sus ciudadanos entienda que lo que hay que hacer es proponerse a crear riqueza.

Qué desperdicio lograr que la juventud salga a la calle portando carteles que parecen salidos del purgatorio de la ignorancia.

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