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La vida no está en los bienes
Las fortunas, capitales y herencias son como agua en las manos, que se va escurriendo.
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3 de ago de 2025, 01:28 a. m.
Actualizado el 3 de ago de 2025, 01:28 a. m.
Por el Monseñor Alexánder Matiz Atencio, obispo de Buga.
Las tres lecturas, junto con el salmo de este Domingo XVIII del Tiempo Ordinario, nos invitan a hacer un alto en el camino de nuestra vida, para pensar en lo esencial de nuestro ser y no en lo circunstancial, pues nos quedamos aferrados a los bienes económicos, que son lo menos propio que tenemos; tarde o temprano los tenemos que soltar.
Hay frases que nos deben poner a pensar: “nadie sabe para quién trabaja”, “no hay entierro con trasteo”, “uno es el que siembra, otro es el que riega y otro el que cosecha” (Cfr. Jn 4, 37). En fin: las fortunas, capitales y herencias son como agua en las manos, que se va escurriendo.
Frente a todo ello, solo nos queda entender que no somos dueños de nada ni de nadie; somos solo administradores, a quienes Dios, tarde o temprano, nos pide cuenta de ello.
Si uno se pone a ver el pasado, ve que grandes imperios, civilizaciones y hombres y mujeres acaudalados solo son un recuerdo; sus pertenencias son sólo cosas envejecidas y en desuso, sus capitales lapidados, malgastados, pasados a terceros, robados o desaparecidos.
¿Para qué aferrarnos a lo que no es esencial, a lo que se corroe, se apolilla o se deteriora? “Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios” (Lc 12, 21). Busquemos los bienes de arriba, que nuestra vida sea un servir; es mejor gastarnos que oxidarnos.
Que las cosas sean para compartirlas, ayudarnos; seamos solidarios y no nos convirtamos en idólatras del dinero o de lo que realmente no sirve. No seamos ávaros. Seamos hombres y mujeres de Dios, que le sirvamos a Él, no al dinero, ni a las pasiones, ni al poder, pues todo fuera de Dios es efímero. Lo único que permanece es Dios, y debe ser la razón de nuestro existir y de nuestro amor.
Mensaje escrito por el Arzobispo de Cali y sus obispos auxiliares para los lectores de El País.