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La misericordia se manifiesta en el perdón

El pasaje invita a la reflexión sobre la propia fe y la esperanza que se puede encontrar en la resurrección de Jesús, que no solo ofrece paz, sino también la promesa de vida eterna para aquellos que creen en él. 

Es importante tener en cuenta lo que no se puede hacer en este importante día para la religión católica.
Es importante tener en cuenta lo que no se puede hacer en este importante día para la religión católica. | Foto: Getty Images

Arquidiócesis de Cali

27 de abr de 2025, 01:00 a. m.

Actualizado el 27 de abr de 2025, 01:00 a. m.

Por: Padre hectór Fabio Fernández O., Pbro, delegado de Comunicación, Arquidiócesis de Cali.

En La Fiesta de la Divina Misericordia, que se celebra el segundo domingo de Pascua, nos encontramos con el Evangelio donde los discípulos se encuentran con miedo que los lleva a estar encerrados y se describe la aparición de Jesús después de su resurrección. Hoy se hace énfasis en la importancia de la fe y la misión de perdonar pecados. Jesús, que ha vencido la muerte, se presenta en medio de ellos, ofreciéndoles paz y mostrando sus heridas como prueba de su resurrección. Este evento tiene un impacto profundo en Tomás, quien inicialmente duda y exige ver las heridas antes de creer, pero luego declara a Jesús “Señor mío y Dios mío”.

El pasaje culmina con una declaración de Juan sobre la importancia de creer en Jesús para obtener vida en su nombre. La paz de Jesús es un regalo que trasciende el miedo y el dolor de los discípulos. Con la paz, Jesús les confiere una misión de anunciar la resurrección y de perdonar pecados. De ahí que el encuentro de Jesús con Tomás es un ejemplo de cómo la fe puede superar la duda, al reconocer a Jesús como “Señor mío y Dios mío”, es un acto de reconocimiento y adoración.

Las heridas de Jesús, las marcas de la crucifixión, son un testimonio de su sacrificio y resurrección. Son un recordatorio de que Jesús, aunque glorificado, sigue conectado con la humanidad a través de su sufrimiento. El pasaje invita a la reflexión sobre la propia fe y la esperanza que se puede encontrar en la resurrección de Jesús, que no solo ofrece paz, sino también la promesa de vida eterna para aquellos que creen en él.

El mandato de perdonar los pecados es un llamado a la misericordia y a la reconciliación. Este poder de perdonar, que Jesús confiere a sus discípulos, es una extensión de su propio amor.

Arquidiócesis de Cali

Mensaje escrito por el Arzobispo de Cali y sus obispos auxiliares para los lectores de El País.

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