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Kamala y el amor de los latinos

La sorpresa negativa en materia de apoyos a la candidata está dada por el comportamiento de los latinos que representan más de treinta y cinco millones de sufragantes...

9 de septiembre de 2024 Por: Antonio de Roux
Antonio de Roux

Kamala Harris fue designada como candidata a la presidencia durante la convención demócrata celebrada en Chicago. Reemplaza a un Joe Biden frágil y desgatado cuya derrota parecía inminente. A primera vista, la ungida tiene las condiciones para lograr el respaldo electoral mayoritario de un sector integrado por blancos liberales, afrodescendientes, juventudes, mujeres e inmigrantes.

Lo anterior se explica porque el recorrido de Kamala es la antítesis del correspondiente a su contendor. Ella fue una diligente fiscal de California distinguida por hacer cumplir la ley sin contemplaciones; sus ancestros son multirraciales con tradiciones convergentes de África, India y el Caribe; su formación académica fue rigurosa; su vida familiar ha sido estable y sosegada; no recibió herencias ni legados cuantiosos y su destino se ha forjado a base de esfuerzo honesto.

La selección de la vicepresidenta actual como candidata fue acogida positivamente entre sus copartidarios. Los demócratas dejaron de ser perdedores casi seguros frente a la alternativa republicana y en los días recientes se ha hecho claro que su aceptación crece entre el electorado femenino, los jóvenes y los afrodescendientes hasta el punto que, sin superarse aún las condiciones de empate técnico, ella supera por mínima diferencia al convicto Trump.

La sorpresa negativa en materia de apoyos a la candidata está dada por el comportamiento de los latinos que representan más de treinta y cinco millones de sufragantes y quienes están mostrando cierta reticencia para entregarle sus amores. Según algunos sondeos publicados después de la convención demócrata, la aceptación de Kamala entre esa población no supera el 55%, cifra mayor a lo que hubiera podido esperar Biden como candidato, pero inferior a lo logrado por este en las elecciones anteriores.

Entender la actitud de los votantes originarios de los países del sur no es fácil si se considera que el programa de Kamala es ambicioso en materia social e incluye medidas como la condonación de los créditos estudiantiles, apoyo económico para adquirir la primera vivienda, créditos tributarios por el primer hijo, aumento del salario mínimo y fortalecimiento del sistema de salud. Además, su administración tendría mayor tolerancia con los flujos migratorios de un colectivo al que Donald Trump acusa de estar integrado por malandros, hampones e invasores dignos de expulsión inmediata.

Sobre la frialdad de la población latina frente a Kamala pueden formularse varias hipótesis: 1. Están descontentos con la estrategia migratoria de Joe Biden que puso énfasis creciente en las deportaciones. 2. Una buena proporción de los inmigrantes con derecho a sufragar vienen de naciones que sufren la devastación y la violación de los derechos fundamentales a manos de dictaduras de extrema izquierda. Estas personas se estarían tragando el cuento propalado por la campaña de Trump, según el cual Kamala representa la llegada al poder del comunismo totalitario. 3. Los latinos están tomando conciencia de su importancia como actores electorales y exigen ser tenidos en cuenta dentro de la vida política pero con un relacionamiento personal y directo. Tanto es así que en estados como Nevada, donde los demócratas se han tomado el trabajo de contactarlos uno a uno, las posibilidades electorales del partido vienen mejorando.

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