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Inteligencia natural

Si hay algo que está mutilando la capacidad humana para adaptarse a las circunstancias más difíciles es el aislamiento que produce esa eterna conexión a las redes...

Óscar López Pulecio
Óscar López Pulecio. | Foto: El País

Óscar López Pulecio

Abogado especializado en Ciencias Socioeconómicas. Ha sido embajador de Colombia ante la Asamblea General de la ONU, Cónsul General de Colombia en el Reino Unido, Gerente Regional de la Caja Agraria y Secretario General de Anif y de la Universidad del Valle.

12 de abr de 2025, 03:06 a. m.

Actualizado el 12 de abr de 2025, 03:07 a. m.

Los avances asombrosos de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) producidos en los centros de investigación de las grandes compañías tecnológicas, manejados por una minoría de sabios, en países de altos desarrollos científicos, ponen en evidencia las limitaciones de la inteligencia natural del grueso de la población. En Colombia, las grandes debilidades de la educación formal básica y media, medidas en las pruebas saber 11, son la comprensión de lectura, la incapacidad para hacer operaciones matemáticas y el bajo conocimiento del idioma inglés. O sea, los tres instrumentos básicos para aproximarse a la IAG.

Según las pruebas Pisa, un examen estandarizado de la Oecd que evalúa la competencia lectora, matemática y científica de los estudiantes de 15 años, Colombia ocupa el puesto 28 entre los 64 países que participaron en la medición de 2022, publicados en 2023. Singapur, el mejor calificado. Los resultados en pensamiento creativo, que mide la capacidad para participar en la generación, evaluación y mejora de las ideas, y en los conocimientos matemáticos, son desconsoladores.

Resulta difícil entender que los jóvenes estudiantes que viven conectados a internet todo el tiempo, que chatean y juegan sin descanso con sus amigos, que no podrían vivir sin un teléfono celular, estén tan poco capacitados para enfrentar las exigencias reales del mundo tecnológico en que viven inmersos todo el tiempo. Son, para decirlo de una manera cruel, analfabetas tecnológicos. No asocian su vinculación a las redes sociales con los retos educativos que se les vienen encima, lo cual de hecho los margina de la nueva sociedad del conocimiento regida por la IAG.

No es solo el bajo desarrollo de la inteligencia lógico-matemática y lingüística que es la capacidad de asimilar y relacionar conocimientos para sacar conclusiones, sino también de la inteligencia emocional que es la capacidad para relacionarse con sus semejantes y adaptarse a condiciones cambiantes. Si hay algo que está mutilando la capacidad humana para adaptarse a las circunstancias más difíciles es el aislamiento que produce esa eterna conexión a las redes, esa persistente intromisión en la intimidad de las personas, esa creación de mundos artificiales que impiden la interacción con seres de carne y hueso.

El mundo de las redes sociales es todo lo contrario al de la IAG. Para decirlo sin intención de ofender, las redes sociales son el reino del control ideológico, de la manipulación, de la desinformación, de la estupidez, mientras el de la IAG es el de la apertura científica, de la innovación creativa, del mejoramiento del bienestar. Solo que el acceso a él requiere de grandes esfuerzos intelectuales, de claros procesos educativos, de ejercicio extremo de la inteligencia natural, para no terminar en la peor forma de marginamiento que puede tener un ciudadano en los tiempos que corren, que es ver pasar a un nuevo mundo frente a sus narices sin poder acceder a él.

La verdadera brecha social estará entre quienes se preparen para utilizar la IAG y quienes no. La paradoja de todo esto es que entre más parecen conectadas las personas de todas las edades al mundo cibernético, más se están alejando de la revolución en el conocimiento que ese mundo está creando. O sea, la inteligencia natural atrapada sin salida por la internet, que es una versión primitiva de la inteligencia artificial.

Óscar López Pulecio

Abogado especializado en Ciencias Socioeconómicas. Ha sido embajador de Colombia ante la Asamblea General de la ONU, Cónsul General de Colombia en el Reino Unido, Gerente Regional de la Caja Agraria y Secretario General de Anif y de la Universidad del Valle.

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