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Fin del consenso de Viena

Mientras tanto, el Consenso de Viena se reunía regularmente a cambiar puntos y comas, pero nada de fondo, aunque todos sabían del fracaso de la política antinarcóticos.

5 de abril de 2024 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch
Angela Cuevas de Dolmetsch

Ocurrió en Semana Santa, y por los laditos se filtró que Petro había cambiado la política de drogas de las Naciones Unidas. Como todo lo que se pública del presidente, tuvo efectos contradictorios, desde que se iban a vender estupefacientes en los supermercados, hasta qué horror, otra vez Petro. Ya nos volvió una narco república.

En 1946, 53 estados miembros conformaron la Comisión de Estupefacientes (CND), cuya labor era asistir al Consejo en la supervisión de la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas. En 1971, siguiendo las directrices del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, que se implementaría una lucha frontal contra el narcotráfico, por ser el enemigo público número uno, se estableció el Consenso de Viena. 53 años después, esta política ha sido un rotundo fracaso. Miles de muertos anualmente a causa de la adición. Una cultura mafiosa que todo vale. Narcotraficantes armados cobrando lo ilegal a bala. Extensiones enormes de sembrados de hoja de coca y amapola en países andinos. Ejércitos tratando de erradicarla y recibiendo sobornos de los cultivadores. En algunos países la pena de muerte. Mientras tanto, el Consenso de Viena se reunía regularmente a cambiar puntos y comas, pero nada de fondo, aunque todos sabían del fracaso de la política antinarcóticos.

El año pasado, después de múltiples reuniones en la sala de la casa de la embajadora de Colombia en Viena, Laura Gil, mientras ella los atendía con ron colombiano, se discutió ponerle fin al Consenso, basado en una propuesta de USA y Colombia en que se colocaba el siguiente párrafo: Es necesario adelantar la lucha antidrogas, con especial atención en los derechos humanos y la necesidad de adoptar medidas innovadoras dados los fracasos de la política antinarcóticos aplicada hasta ahora. La propuesta de Colombia obtuvo 38 votos contra 2 de Rusia y de China, las grandes potencias en el negocio de las drogas, y 6 abstenciones.

En este nuevo escenario que cambia potencialmente al mundo y que busca alternativas a la restricción, castigo, enriquecimiento ilícito, mafias y muertes, surge la ciencia. Algunos proyectos de biotecnología están investigando la producción de una droga que cura las adiciones. Aquí entra un científico colombiano que lidera un proyecto para crear una medicina que ayude a los adictos a librarse de su enfermedad. Está en su primera fase, pero la droga se ha estudiado en animales y ya cursan ensayos clínicos en humanos. Los estudios son largos y costosos, pero si resultan exitosos, le cambiaría el semblante a este problema milenario. Sería justo que la solución política y tecnológica se la inventaran compatriotas colombianos. Como todo proceso investigativo, es costoso y la empresa privada dice que los adictos no consumen dejándole a los gobiernos la responsabilidad de salvar vidas, así sea para quitarse los costos masivos en salud pública. ¡Que viva la nueva droga para controlar las adiciones!

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