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El hijo de una... ¿árabe?
Tenemos lágrimas en los ojos y oraciones en el corazón para pedir por la vida y la recuperación de ese nieto, heredero de esa gran veta del servicio público...

9 de jun de 2025, 02:10 a. m.
Actualizado el 9 de jun de 2025, 02:10 a. m.
Amanecí con dolor en el alma por esa gran mujer colombiana que es Nydia Quintero, una abuela de 93 años de edad, una madre, una bisabuela, marcada por la tragedia de este país.
No solo perder a su hija, Diana Turbay, por la violencia rastrera de Pablo Escobar y sus aliados sino, ahora, asistir al atentado contra su nieto, el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
En la red social X, el Presidente escribió “quieren matar al hijo de una árabe”, en referencia a Diana, periodista y abogada colombianísima, y en su dispersa alocución prefirió mencionar a García Márquez, a “Eros” (dos veces), a las “mujeres que aman”, a Simón Bolívar (tres veces), a las antiguas religiones, a Sigmund Freud, a los mamos de Santa Marta, al “país de la belleza y la vida” y las “ratas inmundas”.
No le pareció esencial recordar a esa mujer que, como Primera Dama de esta nación, se vistió de botas Machita negras para asistir a las grandes tragedias nacionales y humanas de su tiempo: doña Nydia Quintero.
Ella salía de la comodidad de los palacios y se metía en los ríos desbordados, en el lodo, en los derrumbes, en la muerte y la desolación, la orfandad y la tragedia de los colombianos más humildes y desprotegidos que, habiéndolo perdido todo, tenían su presencia y su abrazo.
Ella fue la Ungrd antes de la Ungrd. El Bienestar Familiar de muchos desposeídos. Ella fue el consuelo, no de las élites y las aristocracias, que tanto detesta este Gobierno, sino el epítome de la empatía con los más humildes, a través de iniciativas como Solidaridad por Colombia.
Una vez le pregunté cómo había cambiado su vida tras el asesinato de Diana, y respondió que todo lo material dejó de tener relevancia. Sabía que al visitar benefactores de sus múltiples causas humanitarias debía lucir con decoro, siempre de luto, un sobrio collar de perlas acaso. Pero solo la oración y el servicio fueron su alivio para seguir atada a este mundo material.
Pienso en ella y su dolor en estos momentos, y quisiera recordarle que aún es amada. Que tenemos lágrimas en los ojos y oraciones en el corazón para pedir por la vida y la recuperación de ese nieto, heredero de esa gran veta del servicio público y que, de acuerdo o no con sus posturas, es un valiente en un país de tantos cobardes, una voz potente en un país de tantos silencios cómplices, con una verticalidad y honestidad renovadoras en un país acomodaticio.
Decirle que nos duele su dolor.
Decirle que su familia está en la entraña misma de este país. Y agradecerle a ese “hijo de una árabe” el infortunio y honor de creer que Colombia vale semejante riesgo y sacrificio vital.
Paola Guevara (Cali, Colombia). Escritora, periodista, editora y columnista de Opinión. Sus novelas 'Mi Padre y Otros Accidentes' (autobiográfica) y 'Horóscopo' (ficción), publicadas en español por Editorial Planeta y traducidas al italiano por Cento Autori, están en proceso de llegar al cine. Tras 21 años de destacada trayectoria en importantes medios de comunicación escritos nacionales y regionales, como Revista Cambio, Cromos, Casa Editorial El Tiempo o El País Cali, entre otros, desde el año 2022 es Directora de la Feria Internacional del Libro de Cali. Asesora en Protocolos de Familia, conferencista, gestora de proyectos editoriales y coach de escritura creativa, en la actualidad vive en Cali y escribe su tercera novela.