El pais
SUSCRÍBETE

Columnistas

La herradura rota

Hoy, el país ha cambiado: cambió su pulso generacional, su relación con la desigualdad, su vínculo con la historia. Ese desfase intelectual, difícil de ignorar, la dejó sin herramientas para leer el presente.

Álvaro Benedetti
Álvaro Benedetti | Foto: El País

9 de jun de 2025, 02:14 a. m.

Actualizado el 9 de jun de 2025, 02:14 a. m.

La derecha colombiana ya perdió la batalla cultural. No es una opinión, es un diagnóstico. Y aunque para muchos resulte incómodo, reconocerlo puede ser el primer paso para salir del estancamiento. El problema no ha sido la falta de ideas —algunas todavía resuenan en sectores amplios—, sino la incapacidad para construir relato, adaptarse al lenguaje del presente y leer con sensibilidad el momento político.

Desde los primeros años republicanos y en sus distintas versiones ha marcado el rumbo del país, gobernando con la seguridad de quien se asume heredero de una tradición incuestionable. Pero sigue aferrada a fórmulas que ya no conectan. Invocar orden, propiedad o familia bastaba antes para sostener legitimidad. Hoy, el país ha cambiado: cambió su pulso generacional, su relación con la desigualdad, su vínculo con la historia. Ese desfase intelectual, difícil de ignorar, la dejó sin herramientas para leer el presente. Como quien camina con una herradura agrietada, gira en círculos: ya no avanza, apenas repite el mismo trayecto.

La izquierda, con todas sus limitaciones y excesos, entendió que la política contemporánea se disputa en el terreno simbólico. ¡Y vaya que le tomó tiempo lograrlo! Pero finalmente supo identificar malestares, dramatizarlos y convertirlos en relato. Falló y de forma evidente en la gestión, pero articuló una narrativa del presente. Imperfecta, sí, pero con sentido. La derecha, en contraste, aún no ofrece una visión propia. Reacciona, pero no imagina. Advierte, pero no articula.

Todo esto se siente con nitidez en el actual clima preelectoral. Aunque el “progresismo” ha perdido impulso —por su rumbo errático y tono beligerante—, sus adversarios no logran capitalizar el desgaste. No es por falta de razones, sino por carencia de lenguaje. El votante de hoy no espera una restauración del pasado, sino una lectura verosímil del presente. Y ahí, salvo contadas figuras que ensayan un reformismo moderado, la actual oposición no logra conectar.

Esta derrota cultural no es definitiva, pero sí profunda. Se evidencia en los medios, en las aulas, en la manera como las nuevas generaciones se relacionan con la autoridad, la tradición o lo político. El problema ya no es solo de propuestas, es de símbolos. De no haber entendido que la política no solo regula, también emociona y, aunque cueste aceptarlo, también trasgrede, a veces, con la violencia del incomprendido, otras con la del que nunca fue educado para deliberar.

¿Hay salida? Sí, pero exige un giro de fondo. Primero, abandonar la lógica de trinchera. La oposición debe dejar de definirse por lo que combate y empezar a construir una identidad que proponga. Una que hable de justicia sin repetir consignas, de mérito sin arrogancia, de comunidad sin colectivismo. Que piense lo nuevo desde sus propios principios, no como réplica apurada del otro.

Luego, entender que el eje del debate ya no es ideológico, sino cultural. El reto no está en corregir al adversario, sino en convocar desde otro lugar. Con convicción, pero también con empatía. Con dirección, sin renunciar a la escucha. Y, por último, asumir que gobernar hoy no es solo administrar, sino hacer pedagogía pública. La confianza no se gana solo con programas, se construye con lenguaje.

La batalla cultural está perdida, sí, pero no la posibilidad de recomponerse. No se trata de volver atrás ni de negar lo que el país expresa, sino de entender que toda crisis de sentido es también una oportunidad de reinvención. No hay certezas, pero sí margen. Si la derecha —o lo que emerja desde su terreno— decide leer este momento con inteligencia, aún puede recuperar relevancia.

Consultor internacional, estructurador de proyectos y líder de la firma BAC Consulting. Analista político, profesor universitario.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas

Gonzalo Gallo

Columnistas

Oasis