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‘El arte de hacer popó’

¿A quién diablos se le pudo ocurrir escribir sobre las deposiciones de los seres humanos?

13 de diciembre de 2024 Por: Mario Fernando Prado
Mario Fernando Prado
Mario Fernando Prado. | Foto: El País.

Les quiero confesar que, desde que supe de la existencia de un libro con semejante título, me picó la curiosidad y me pregunté: ¿A quién diablos se le pudo ocurrir escribir sobre las deposiciones de los seres humanos?

De inmediato llamé a la librera de Cali Aura Bustamante, quien me puso en contacto con quien lo había escrito y, habida cuenta su seriedad, entendí que no se trataba de un tratado de escatología, a lo Hernán Hoyos, quien se especializó en temas cercanos, sino de todo un tratado en la materia fecal.

Fue así como contacté a esa persona y la invité a mi programa Oye Cali -que aprovecho para recomendarlo-, esperando un aburrido científico setentón, o una regañona y robusta a manera de matrona, y oh sorpresa: se me apareció una joven muy bonita que creí en un principio era community manager, comunicadora o relacionista, a quien le pregunté por el autor o la autora del libraco y ella, muy sonriente, se presentó diciéndome: “Mucho gusto, mi nombre es Juliana Suárez Correa y soy la persona que estabas esperando”.

En un principio, abordar esta temática me costó algo de trabajo porque eso de hablar de la caca, el popis o del ‘dar del cuerpo’ -como dicen las gentes del campo- para no mencionar la eme, no es como muy fácil que digamos.

Pero esta médica, especialista en gastroenterología y endoscopia digestiva y especialista en cirugía general, miembro de las asociaciones que agrupan estos menesteres, con once años de experiencia, me dejó intrigado.

Y más cuando me contó que la llaman la ‘Doctora Popó’, que es esposa de un ‘poposólogo’, diré, gastroenterólogo, que tiene más de un millón y medio de seguidores y que no le alcanza el tiempo para atender las distintas invitaciones para atender conferencias, charlas y simposios hasta en el exterior.

Juliana es madre, además, de una preciosa chiquilla y es tal su naturalidad, que uno se desinhibe de preguntarle lo que sea, porque desmitificó un tabú del que nadie se atrevía a consultar.

Y, como dato curioso, luce un prendedor con forma de popó y una chaqueta cuyo interior son varios popis de un inconfundible color café.

Sostiene la ‘Doctora Popó’, diré, Juliana, que la clave de una buena salud digestiva está en el popó; que, si evacuamos de forma correcta, podremos solucionar la mayoría de nuestras molestias intestinales.

Y agrega que enseña a través de plastilina las formas de la materia fecal y, por medio de publicaciones divertidas, cercanas y educativas, crea un espacio virtual seguro para hablar sin tapujos de un tema que aflige a millones de personas.

‘El arte de hacer popó’: una digestión sana, una vida feliz. Yo voy a regalar unos cuantos, de estos libros a mis amigos estíticos, o de estómago suelto y pedorreras vergonzantes.

***

Posdata. Una cosa es hablar bien de Cali, lo que seguiremos haciendo, y otra cosa es hablar mal de ciertos caleños que son una vergüenza para Cali. Me refiero, por ejemplo, a quienes con el mal uso de la pólvora convirtieron en un verdadero campo de batalla las noches del primero y del Día de las Velitas.

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