Columnistas
‘El arte de hacer popó’
¿A quién diablos se le pudo ocurrir escribir sobre las deposiciones de los seres humanos?
Les quiero confesar que, desde que supe de la existencia de un libro con semejante título, me picó la curiosidad y me pregunté: ¿A quién diablos se le pudo ocurrir escribir sobre las deposiciones de los seres humanos?
De inmediato llamé a la librera de Cali Aura Bustamante, quien me puso en contacto con quien lo había escrito y, habida cuenta su seriedad, entendí que no se trataba de un tratado de escatología, a lo Hernán Hoyos, quien se especializó en temas cercanos, sino de todo un tratado en la materia fecal.
Fue así como contacté a esa persona y la invité a mi programa Oye Cali -que aprovecho para recomendarlo-, esperando un aburrido científico setentón, o una regañona y robusta a manera de matrona, y oh sorpresa: se me apareció una joven muy bonita que creí en un principio era community manager, comunicadora o relacionista, a quien le pregunté por el autor o la autora del libraco y ella, muy sonriente, se presentó diciéndome: “Mucho gusto, mi nombre es Juliana Suárez Correa y soy la persona que estabas esperando”.
En un principio, abordar esta temática me costó algo de trabajo porque eso de hablar de la caca, el popis o del ‘dar del cuerpo’ -como dicen las gentes del campo- para no mencionar la eme, no es como muy fácil que digamos.
Pero esta médica, especialista en gastroenterología y endoscopia digestiva y especialista en cirugía general, miembro de las asociaciones que agrupan estos menesteres, con once años de experiencia, me dejó intrigado.
Y más cuando me contó que la llaman la ‘Doctora Popó’, que es esposa de un ‘poposólogo’, diré, gastroenterólogo, que tiene más de un millón y medio de seguidores y que no le alcanza el tiempo para atender las distintas invitaciones para atender conferencias, charlas y simposios hasta en el exterior.
Juliana es madre, además, de una preciosa chiquilla y es tal su naturalidad, que uno se desinhibe de preguntarle lo que sea, porque desmitificó un tabú del que nadie se atrevía a consultar.
Y, como dato curioso, luce un prendedor con forma de popó y una chaqueta cuyo interior son varios popis de un inconfundible color café.
Sostiene la ‘Doctora Popó’, diré, Juliana, que la clave de una buena salud digestiva está en el popó; que, si evacuamos de forma correcta, podremos solucionar la mayoría de nuestras molestias intestinales.
Y agrega que enseña a través de plastilina las formas de la materia fecal y, por medio de publicaciones divertidas, cercanas y educativas, crea un espacio virtual seguro para hablar sin tapujos de un tema que aflige a millones de personas.
‘El arte de hacer popó’: una digestión sana, una vida feliz. Yo voy a regalar unos cuantos, de estos libros a mis amigos estíticos, o de estómago suelto y pedorreras vergonzantes.
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Posdata. Una cosa es hablar bien de Cali, lo que seguiremos haciendo, y otra cosa es hablar mal de ciertos caleños que son una vergüenza para Cali. Me refiero, por ejemplo, a quienes con el mal uso de la pólvora convirtieron en un verdadero campo de batalla las noches del primero y del Día de las Velitas.