Columnista
De la miopía política
Si Petro saca el pueblo a apoyarlo, es porque ese pueblo lo ve como uno de los suyos...

15 de may de 2025, 03:11 a. m.
Actualizado el 15 de may de 2025, 03:11 a. m.
El peor error que se puede cometer en la política es el de minimizar al adversario, porque siempre causa el efecto contrario: lo crece.
El Día del Trabajo hubo en Colombia inmensas concentraciones de masas, no solo en Bogotá, en cuya Plaza de Bolívar y calles adyacentes no cabía más gente, como también en las más importantes capitales de departamentos, y ciudades intermedias.
A la inodora, insabora e incolora oposición al Gobierno, lo primero que se le ocurrió fue la estolidez de difundir el video de una muchacha, no mayor de 20 años, que asistía a la marcha bogotana y que no pudo responder una pregunta sobre la consulta popular, y eso le sirvió para gritar que esa era la imagen perfecta del ignorante pueblo petrista.
Yo, que he conocido por percepción directa cómo actúan los colombianos en asuntos políticos, garantizo que el 99 % de los hombres y mujeres que salieron el 1 de mayo, no han leído las preguntas que se someterán a consulta.
Las muchedumbres no se volcaron sobre plazas y calles a respaldar la consulta: salieron a respaldar al presidente de la República, Gustavo Petro Urrego.
Entiendo que es muy difícil para una parte del país tragarse el batracio de que a la Presidencia haya llegado un hombre extraído de la entraña popular, con un primer apellido de connotaciones bíblicas y un segundo tan lejano de aquellos que exhibían los presidentes de Colombia en los últimos 100 años.
Un gobierno que enfrenta la más dura oposición que hayan visto los siglos, con todos los factores de poder en contra, como eso que se llama el establecimiento, como eso que se llama el empresariado, como eso que se llama medios de comunicación, que critican todo lo que haga o deje de hacer el Presidente.
A pesar de que todos los indicadores económicos son positivos, pues el dólar está estable, la inflación ha bajado, lo mismo que el desempleo, y las Fuerzas Armadas hacen lo suyo combatiendo la delincuencia, la oposición niega de plano esos índices, y si Petro saca el pueblo a apoyarlo, es porque ese pueblo lo ve como uno de los suyos, algo similar a lo que veía en Jorge Eliécer Gaitán.
Laureano Gómez -que debe transitar de la mano de Virgilio por uno de los cálidos círculos bellamente cantados por el escribiente florentino, cuyo perfil dura en el monetario de la gloria-, dijo una noche en el Senado, que espantaban en el alma de Silvio Villegas, su rebelde copartidario. Creo yo que en el alma de Álvaro Leyva rondan los personajes que de chico me causaban terror en el cine: Drácula y Frankenstein.
Porque no puede haber persona más siniestra que el excanciller, que ahora afirma que durante los años que estuvo cerca de Petro observó conductas impropias de su cargo. Entonces, si Leyva desde el 7 de agosto de 2022 conocía esas conductas impropias, ha debido denunciarlas, y solo lo hace luego de que la procuradora Cabello lo expulsa del gabinete.
Ahora suelta esas cartas con el mezquino argumento de que no lo hizo antes para evitar perjuicios a la patria. Buen primor, como decimos en Tuluá.
Si yo estuviera en la oposición, estaría muy preocupado, pues no se ve la posibilidad de que el candidato que escoja el progresismo en 2026 pierda, porque el pueblo está con Petro y estará con su candidato. El cambio caló hondo en la gente, y no tiene reversa.
Aconsejo a la oposición que pida cita colectiva con el oftalmólogo para que corrija su miopía política antes de que quede totalmente ciega.
Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.