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A lo maldita sea
Pero como decía Forrest Gump, estúpido es quien estúpido hace, Petro siguió buscando camorra y acusó al Secretario de Estado, Marco Rubio, de conspirar con la derecha colombiana para derrocarlo.
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27 de oct de 2025, 09:29 p. m.
Actualizado el 27 de oct de 2025, 09:29 p. m.
El presidente Gustavo Petro salió de la irrelevancia internacional en la que cayó cuando su audiencia se difuminó en un discurso caótico de ignorancia estructural maquillada de citas de enciclopedia. El mundo progresista prefirió personas con mayor peso político y nivel intelectual como Luiz Inacio Lula y Claudia Sheinbaum, e ignoró al camorrero que nunca dejó de ser un agitador.
Lo hizo de la peor manera y alineándonos con Venezuela, país que Estados Unidos considera controlado por políticos y militares dedicados al narcotráfico del que Nicolás Maduro ni siquiera es un gobernante ilegítimo, sino el capo del cartel de los soles.
La debacle diplomática venía cocinándose desde la elección de Donald Trump en noviembre de 2024. Se agudizó con el incidente de los deportados en febrero; luego vino una seguidilla de provocaciones a las que Estados Unidos no prestó atención hasta que Petro metió a Venezuela en la ecuación, como cuando lanzó su retahíla anti guerra contra las drogas en el malogrado encuentro con la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem y lo único que ella comentó fue que Petro dijo que el Tren de Aragua no lo formaban pandilleros sino “jóvenes excluidos que necesitan amor y afecto”.
Ahí ya había una señal de alerta. Pero como decía Forrest Gump, estúpido es quien estúpido hace, Petro siguió buscando camorra y acusó al Secretario de Estado, Marco Rubio, de conspirar con la derecha colombiana para derrocarlo. Le tocó recular y decir que Estados Unidos tenía muchos problemas con Irán, Gaza, Ucrania y Rusia para dedicarse a un golpe en “la Gran Colombia”. “No me voy a poner a pendejear por eso”, afirmó Petro.
Vino además el discurso en la ONU en el que pidió procesar a Donald Trump por genocidio; en la calle llamó a la desobediencia del ejército norteamericano; la respuesta solo fue revocarle la visa, de lo que el mismo Petro se burló diciendo que no la necesitaba porque ya había conocido “al Pato Donald”.
La descertificación estuvo dirigida a Petro. Los norteamericanos lo acusaron de no luchar contra las drogas de manera intencional y, en cambio, complacer y evalentonar a los narcoterroristas, como comienza el comunicado del Departamento de Estado. Difícil que fuera distinto luego del tarimazo en Medellín con los mafiosos del Valle de Aburrá, varios de ellos incluidos en la Lista Clinton y cuando Petro ha negado la existencia del cartel de los soles y la esencia criminal del Tren de Aragua.
Con el bloqueo naval a Venezuela, Petro espetó que “la Gran Colombia” se defendería unida y habló de coordinación entre nuestro ejército que recibe fondos de los Estados Unidos con el venezolano y a pesar de que dice no reconocer a Maduro, comandante en jefe del ejército que se coordinará con el nuestro por orden suya. Al poco tiempo, Estados Unidos anunció que haría operaciones terrestres y autorizaba a la CIA a ejecutar acciones encubiertas en suelo venezolano. De ñapa hundió una lancha rápida al frente de nuestras costas en el Pacífico.
Así terminamos en el nuevo ‘eje del mal’ y Petro calificado de ‘capo de las drogas’ como antesala a incluirlo en la lista Clinton con su ahora exesposa Verónica Alcocer, y Nicolás Petro por recoger plata para la campaña presidencial entre personas que estuvieron en la lista.
Estados Unidos tiene muchas herramientas para destruir el entorno que aúpa y protege a Petro, por ejemplo, incluyendo a Juan Fernando Petro y Ricardo Roa. Y falta la traición de Caracas. Hay maduristas que dicen que el problema es Colombia y que la participación de Venezuela es ‘marginal’.

Abogado
6024455000





