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¿Qué nos enferma?

La incoherencia, esa dualidad o multiplicidad de actitudes, de acuerdo con el escenario en que me desempeñe.

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Gloria H.
Gloria H. | Foto: El País.

28 de oct de 2025, 02:42 a. m.

Actualizado el 28 de oct de 2025, 02:42 a. m.

Es una paradoja que mientras la ciencia avanza a pasos gigantes descubriendo elementos que deberían proporcionar mejor calidad de vida, la salud de las personas empeora o se complica. A mayor avance científico, más enfermedad física y emocional. Los sistemas de salud en cualquier lugar del mundo colapsan: los seres humanos no viven mejor por tener ‘carro, casa y beca’. Por el contrario, el mundo de la abundancia pareciera que llevara implícita la trampa de la infelicidad. No somos más felices a pesar de todo lo que se logra en el mundo material. Es claro que allí no está la respuesta. Entonces, ¿dónde?

¿Qué nos enferma? La incoherencia, esa dualidad o multiplicidad de actitudes, de acuerdo con el escenario en que me desempeñe. Entonces no importa ser una como mujer, otra como católica y otra como colombiana. Bueno, sí importa. ‘Juego’ a que no pasa nada con esa multiplicidad de personalidades dentro del mismo empaque, pero un atisbo de conciencia me lleva a mirarme y darme cuenta del absurdo. El criterio no existe: lo que vivo es la capacidad de ‘adaptación’ a diferentes circunstancias, lo que me tiene que llevar, inexorablemente, a un desasosiego interior que, vuelta emoción o sensación, se ‘registra’ en algún órgano de mi cuerpo. Porque la salud reside fuera de nuestro cuerpo. El cuerpo habla cuando decido callar. ¡La enfermedad es lenguaje!

Pareciera urgente, entonces, empezar a trabajar otras dimensiones, otros niveles más allá de lo concreto y racional. El vacío que muchos experimentan y que a la larga enferma por lo que encierra de insatisfacción y angustia, no se colma con logros materiales. Ni siquiera con respuestas racionales. El haber ubicado la condición humana en parámetros tan concretos y materiales, suprimió todo el nivel de trascendencia, vital para encontrarle sentido a la existencia.

Imposible vivir negando que el ser humano ‘necesita’ espiritualidad (no religión) como necesidad vital de su día a día. No pueden negarse ciertas preguntas sobre la vida y, menos aún, la certeza de la muerte. Tratar de minimizar este enfoque es una forma de engañarse y caer en la desesperanza… La trascendencia no puede eliminarse del contexto cultural porque estaríamos limitando al ser humano a un mundo totalmente concreto y elemental que “nos acercaría más a las bestias, alejándonos de nuestra dimensión sagrada”.

Gabor Mate, médico canadiense, explica en su libro ‘El mito de la normalidad’ cómo las emociones, lo que se siente, lo que se piensa, son el disparador más grande de enfermedad. Porque la incoherencia es total. Por un lado, buscando salud física y mental, pero, por el otro lado, fomentando las contradicciones desde políticas incoherentes que terminan afectando la confianza de los seres humanos.

No se le puede achacar a la incertidumbre la responsabilidad de la enfermedad, porque esa incertidumbre guarda en su interior un potencial increíble de salud: como no hay nada seguro, como no hay futuro, estamos obligados a crear a diario, minuto tras minuto, respuestas, soluciones. Lo que necesariamente dispara la creatividad. La cultura tóxica tiene que empezar a mirarse de otra manera y a ofrecer otra clase de respuestas a las preguntas de la salud física y mental, que, a la larga, son respuestas al sentido de la vida, a la trascendencia, a la espiritualidad.

En definitiva, estamos aceptando que vamos a morir y, después de la muerte, ¿qué sigue? Por algo en psicología se dice que todos los miedos remiten al miedo a la muerte. ¿Lo cree?

Psicóloga, conferencista de temas de pareja, cambio y espiritualidad. Licenciada en Letras. Directora de los programa de televisión “Revolturas, Despertar de la Conciencia” en el Canal 14, y "Consultándole a GloriaH" en el Canal 2 en Cali. Colaboradora habitual de la radio en “Oye Cali”, “El corrillo de Mao” . En 2009, ganó el premio Rodrigo Lloreda Caicedo a la mejor columna de opinión en El País. Autora de los libros “Hablemos del Amor” , "Amarte no es tan fácil" y “Dónde esta mi papᴔ.

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