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Cali-Palmira
Principiar por estimular más el crecimiento de Palmira la que habría que vincular con Cali con un frecuente y rápido sistema público e integrado de transporte...

8 de may de 2025, 02:41 a. m.
Actualizado el 8 de may de 2025, 02:41 a. m.
Buena parte de los actuales problemas que afronta Cali se deben, en mayor o menor grado, a su masivo y muy rápido crecimiento poblacional desde mediados del Siglo XX; de ahí la importancia de recuperar la región de ciudades unidas por el ferrocarril que fue la del valle alto del río Cauca; la que actualmente incluiría a Pereira al norte, y a Santander de Quilichao al sur. Sería el centro del Sur Occidente colombiano, con Buenaventura como su principal puerto sobre el Océano Pacífico (el ‘anden’ en que insiste Carlos Jiménez), que hay que conectar con el mar Caribe con un tren de alta velocidad a lo largo del río Cauca, de Cartagena de Indias hasta Riohacha pasando por Barranquilla.
Principiar por estimular más el crecimiento de Palmira (menos de 400 mil habitantes) la que habría que vincular con Cali (cerca de tres millones en su área metropolitana) con un frecuente y rápido sistema público e integrado de transporte, con trolebuses articulados que permitan ir de la salida a Buenaventura, al occidente y, cruzando el Centro Ampliado de Cali (por el eje urbano-regional ya propuesto a los dos lados del río Cali) llegar en cerca de una hora al acceso a la ‘directa a Palmira’ y por esta vía, convertida en una verdadera autopista, hasta el oriente de esta ciudad; además, por supuesto, estaría el tren de cercanías, paralelo a la misma y no muy separado de ella.
Justo al extremo occidental de esa vía está La Licorera de Cali, y al oriental el Museo Arqueológico de Palmira. La Licorera es usada por el Centro de Danza y Coreografía del Valle del Cauca; y para actividades públicas o privadas, no necesariamente de carácter cultural, y contará con alojamientos, restaurantes y un parqueadero público. El Museo de Palmira, ubicado en el edificio de la antigua estación, declarado Monumento Nacional, alberga piezas arqueológicas históricas de la región. Son dos iniciativas culturales que se podrían fortalecer en conjunto, pudiendo pasar de una a otra en media hora en dicho trolebús, y en la mitad, está el estadio del Deportivo Cali y el Aeropuerto Internacional de Palmaseca.
Además, fortaleciendo las actividades educativas y de investigación con sedes en Palmira, como las de la Universidad Nacional, la Universidad del Valle y la Antonio Nariño, junto con el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Seccional Valle, y otras instituciones similares existentes, se podría lograr que más académicos y estudiantes se ubicaran en Palmira. A los que se agregarían los interesados en el turismo ecológico, la conservación de la naturaleza, el respeto por el medio ambiente, y la experiencia de disfrutar de la naturaleza de manera responsable, que visitan la Cordillera Central, concretamente la Reserva Natural Nirvana, la Reserva Natural Nirvana, de más de 100 has, y el Parque Nacional Natural Las Hermosas.
Desde luego que se necesitarían muchas más iniciativas, industriales y comerciales, pero antes es indispensable legalizar el Área Metropolitana de Cali, de Yumbo a Jamundí y entre la Cordillera Occidental y el río Cauca, y evitar que sobre la Directa a Palmira se continúe la conurbación hacia esa ciudad; y separándolas con un amplio cinturón verde de uso exclusivamente agroindustrial. Aprovechando que varios hechos espontáneos que vinculan las dos ciudades, como la construcción de la Directa a Palmira, se vienen dando desde hace años, es preciso unificarlos y potenciarlos por parte de las autoridades departamentales y municipales respectivas, y no sea solo una meta en el horizonte (como diría Eduardo Galeano).
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, y en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998.