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Panorama de los colombianos que viajan a Polonia: “Acá se estrella uno con la realidad”
La situación es bastante difícil, sobre todo por la xenofobia que han tenido que aguantar.
La mayoría de los que allí se encuentran no quieren preocupar a sus familias en Colombia y como muchas, siguen confiando en que la situación mejorará.
Yesid de León, un samario que contó su historia, aseguró que allí existen jornadas laborales extensas, malos tratos verbales, nostalgia por la familia y una reflexión diaria sobre si valió o no la pena emprender ese viaje.
“Estamos en la misma situación que los venezolanos cuando recién llegaron a Colombia”, dijo.
Yesid de León contó a SEMANA que supo de Polonia por un compañero de trabajo, quien le dijo que el pago por la hora laborada era mejor que en Colombia, lo que lo llevó a un año y cinco meses después emprender el viaje, aprovechando que antes se habían ido un primo y una sobrina.
Cuenta que el viaje lo costeó él mismo con un préstamo de 6 millones de pesos que sacó a un interés del 10 %, y luego de comprar los tiquetes tuvo que mostrarlos a la agencia para la cual trabaja la cual es Projektanci Kariery, que es ucraniana y es legal.
Para llegar, entró a Madrid, España, como turista. Su ruta fue de Cartagena a Madrid, de Madrid a Varsovia y de Varsovia a Cracovia. Luego, tomó un tren desde Cracovia a Leszno, donde llegó a vivir en una casa tipo albergue, junto a 13 personas más.
Al llegar a Polonia pagó el mes anticipado de arriendo, el cual le costó 600 eslotis, que son cerca de 600 mil pesos colombianos, y le tocó esperar un mes para que le gestionaran el permiso de trabajo.
En la casa donde vive, solo hay dos baños y una cocina. Como son 14 personas en total, en cada cuarto hay cuatro personas.
Cuenta que el trato de la agencia es grotesco de parte de los funcionarios, y que la gran mayoría de los polacos son xenófobos.
“En noviembre y diciembre trabajé en una empresa de logística, cargando cajas en camiones para envíos a toda Europa, envíos de colchones, almohadas, sábanas, cojines, sofacamas, y desde el 3 de enero estoy en la fábrica donde hacen los colchones”, señaló.
Si llega a trabajar entre ocho o doce horas, le puede ir bien; sobre todo porque a veces los devuelven y no hacen nada o solo cumplen con cuatro horas de trabajo.
“Uno firma un contrato por 27 eslotis la hora y la agencia la paga a 19, y cada mes se inventan un descuento de algo. Hasta el momento no he recibido mi primer sueldo completo, ya que inicié a trabajar el 15 de noviembre de 2024, ese mes solo hice pocas horas. En diciembre trabajé hasta el 20, mes que pagaron el día 15 de enero, pero de lo poco que recibí, sí alcancé a enviar algo y pagar los intereses del dinero que me prestaron”, recalcó.
Yesid de León espera pagar la plata que debe y de inmediato regresar a Colombia. Piensa que nunca debió abandonar a su familia y dejar su empleo por buscar más plata.
“Una cosa es lo que le prometen a uno y otra es lo que se vive por acá, cada persona habla de su experiencia. También hay agencias que se aprovechan de los compatriotas, pues los traen y los dejan tirados a su suerte. La mayoría nos venimos engañados y acá se estrella uno con la realidad. Sí se gana más que en Colombia, pero es más duro mil veces, esto acá es una esclavitud moderna, condiciones de hacinamiento en los albergues, maltrato laboral, discriminación, xenofobia. De todo aguantamos acá, pero seguimos en pie de lucha”, insistió.
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