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Esto es lo que más extrañan los colombianos de la Navidad cuando salen de su país
En los nacionales que viven en el exterior o que pasan muchas veces la temporada navideña en otros países, esta época del año los lleva a sentir nostalgia por costumbres familiares.
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21 de nov de 2025, 04:44 p. m.
Actualizado el 21 de nov de 2025, 04:44 p. m.
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En Colombia no hay Navidad sin velitas, alumbrados, pesebre, novena al Niño Dios, árbolito de Navidad que florece los 24 de diciembre con muchos regalos, natilla, buñuelos, dulce de brevas o desamargado, manjar blanco, aguinaldos y “tuturumainas” al son de improvisados instrumentos musicales.
Pero detrás de costumbres, platos navideños y fiestas propias, lo que más añoran es el calor de hogar. Así lo manifiesta el caleño Jorge Dusterdieck, residente en Miami, quien lo que más le hace falta de Colombia en Navidad es la novena. “Acá algunos colombianos la hacen, pero no son tan juiciosos o constantes como en Colombia. Esas reuniones, cantos y oraciones, la comida típica alrededor del árbol de Navidad y el pesebre. Ese momento de compartir con amigos y familia”.
La unión familiar, las tradiciones religiosas como la Novena de Aguinaldos y el Día de las Velitas, son de las cosas que más echan de menos los migrantes nacionales.

Ni qué decir de la comida típica, así como las luces encienden la Navidad, cada bocado de esos manjares legados por la abuela, dan un sabor a casa, a hogar, como los buñuelos, la natilla o la lechona, que si bien pueden conseguirse en algunos países distintos a Colombia, no saben igual, sin la intervención de las benditas manos maternas y sin el compartir que suele darse entre vecinos.
Pese a que en las películas, las navidades sobre el hielo parecen encantadoras -y pueden serlo-, colombiano que se precie de serlo, extraña los alumbrados de muchos colores y formas, de cada cuadra de barrio, y en especial, los melomerengues, la playlist navideña colombiana y la alegría de las fiestas y celebraciones, con los equipos de sonido encendidos hasta que suena Faltan Cinco pa’ las 12, al terminar el año, y toda la familia y los vecinos salen a abrazarse.

La cercanía de los seres queridos y un sentido de pertenencia a su hogar son anhelos comunes que van más allá de lo material.
El Día de las Velitas se celebra cada 7 de diciembre y marca el inicio de la temporada navideña. Consiste en encender velas y faroles en hogares y calles para conmemorar la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. Es una noche llena de luz, esperanza, unión familiar y el momento para pedir deseos, comer buñuelos y disfrutar de espectáculos,
Ante la prohibición de la pólvora, debido al peligro que esta conlleva, la tradición indica encender velas en balcones y jardines, o incluso calles, o farolitos con batería, para iluminar. En Cali, Medellín y Bogotá visitar los alumbrados en carro o a pie se ha convertido en un plan decembrino infaltable. Hay quienes estando en otros países conservan la tradición colombiana encendiendo farolitos en sus casas.

Una de las costumbres religiosas que muchos extrañan, como Mauricio Martínez, es la Novena de Aguinaldo, que implica rezar sus oraciones a la Virgen, San José, los Reyes Magos y peticiones al Niño Dios durante nueve días, del 16 hasta el 24 de diciembre, en los que se cantan villancicos, se hacen peticiones y se agradece. Hay incluso novenas amenizadas con coros y música, algunas culminan en reuniones con comida y baile.
El pesebre se arma en cada casa, con figuras y técnicas diversas, se vale la creatividad. Los hay de todos los tamaños, incluso con movimiento. El objetivo es recrear el nacimiento del Niño Dios. Algunos incluyen a los tres reyes magos, que siempre llegan el 6 de enero, con más regalos. Paula Quintero, caleña residente en Nueva York, recuerda con nostalgia, como armar el pesebre unía más a su familia (que incluía tíos, primos, vecinos).
Otro plan decembrino es visitar diferentes pesebres en centros comerciales, casas o lugares abiertos, para contagiarse del espíritu de la Navidad.
La gastronomía navideña, representada en platos típicos como la lechona, el pollo relleno, los tamales, las carnes frías y la gran variedad de dulces como buñuelos, natilla, arequipe (manjar blanco) y brevas, así como otros mecatos típicos colombianos, que ya se exportan, suelen ser la manera en la que algunos colombianos recuerdan el sabor de su Navidad patria. Las cenas navideña y del 31 son infaltables, pero son más un pretexto para reunirse, repartir regalos y despedir el año.
Los juegos de aguinaldos son algo único en Colombia, se juegan durante las noches de las Novenas. Son pequeños desafíos divertidos que muchas veces permiten ganar un pequeño premio. Está “tres pies”, en el que los jugadores intentan colocar un pie entre los pies de sus oponentes sin que estos se den cuenta. «Pajita en la boca», que exige al participante tener una pajita en la boca todo el día, y «beso robado», un poco más picaresco.
La nostalgia por estas tradiciones, de acuerdo con psicólogos, está arraigada con el deseo de estrechar lazos familiares, ligada al recuerdo también de épocas felices con toda la familia y amigos reunidos. Pero además, se relaciona con el anhelo de tener un “hogar” al que volver y un lugar que les recuerde sus raíces.
Isabel Peláez. Escribo, luego existo. Relatora de historias, sueños y personajes. Editora de cultura, entretenimiento y edición de contenidos digitales.
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