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No todo es placer: lo que nadie cuenta del entretenimiento para adultos en Colombia

El país es uno de los que más produce contenidos para adultos y Cali una de las ciudades que concentran el 70 % del mercado. Sin embargo, los actores son víctimas de abusos. Ahora, convertidos en empresarios, buscan regular la industria.

En 2021 se radicó un proyecto de ley en el Congreso que buscaba regular la exportación de servicios de contenido erótico, sensual o social para adultos a través de plataformas digitales, pero fue archivado. Foto: 123f
En 2021 se radicó un proyecto de ley en el Congreso que buscaba regular la exportación de servicios de contenido erótico, sensual o social para adultos a través de plataformas digitales, pero fue archivado. Foto: 123f | Foto: El País

18 de may de 2025, 11:07 a. m.

Actualizado el 18 de may de 2025, 11:07 a. m.

Diana Esperanza Arango Giraldo nació en un pueblo del oriente antioqueño llamado Granada. Creció en una finca hasta los 14 años, y en ese entonces jamás pensó que se convertiría en una de las actrices porno más reconocidas de Colombia.

De Granada se fue a vivir a Medellín con su familia, y después a Cali, donde su papá montó una panadería: Londres Pan. Cuando sus padres se separaron, decidió seguir con el negocio y sostener a su mamá y a sus hermanos. En ese momento el porno seguía siendo algo muy lejano. Ni siquiera una sospecha que se le pasara por la mente.

Diana se casó, tuvo dos hijos, se separó, y fue en ese momento, tras la ruptura con su pareja, cuando entró en la industria del contenido para adultos, que en Colombia genera entre 600 y 1000 millones de dólares al año.

Se estima que entre 100.000 y 300.000 personas trabajan en la creación de contenidos para adultos, en ciudades como Medellín, Bogotá y Cali. Foto 123f
Se estima que entre 100.000 y 300.000 personas trabajan en la creación de contenidos para adultos, en ciudades como Medellín, Bogotá y Cali. Foto 123f | Foto: El País

Tenía 28 años y comencé como modelo webcam. Era una época en donde todo estaba muy oculto. Yo no le dije a mi familia en qué trabajaba -dice Diana en la cafetería de un centro comercial de Cali, vestida con la elegancia de las gerentes de empresa y no con escotes y minifaldas como, se cree, van por ahí las actrices porno.

Fue un cliente de la panadería el que le habló del negocio de las modelos webcam. Le contó que una prima suya trabajaba en un estudio desde donde transmitía en vivo contenidos eróticos por los que le pagaban en dólares. A Diana le interesó.

Su amigo gestionó enseguida una entrevista en el estudio donde, ese mismo día, le dijeron: “Arranque”. Apenas le tomaron unas fotos para inscribirla en la plataforma, pero no le dieron ninguna instrucción además de lo esencial: chatear con clientes hasta convencerlos de que pagaran con su tarjeta de crédito por ver un poco más.

El auge de la industria de contenidos para adultos y la historia de Catalina Naranjo, una de las protagonistas. Foto Jorge Orozco / El País.
Katalina7777 pasó de ser actriz porno a empresaria de la industria de entretenimiento para adultos. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: Jorge Orozco

Nadie te explicaba lo que tenías que hacer frente a la cámara. Ahora hay estudios que brindan capacitaciones para las chicas nuevas que no tienen experiencia y hay mucha información, hasta tutoriales en YouTube.

Diana se cambió el nombre por uno “artístico”: Katalina7777.

En el modelaje webcam transmites en vivo en unas plataformas, igual como se transmite en Facebook o Instagram. Y hay diferentes tipos de plataformas. Hay unas donde haces el show en el ‘free chat’; todos los que están en la sala te pueden ver. Hay otras que solamente te pueden ver si pagan. Hay una opción más privada, en la que solo la persona que paga te puede ver.

Existen dos maneras de trabajar como modelo webcam. Una es asistir a un estudio, por lo regular una casa con habitaciones decoradas y equipadas con computador y cámara.

Cali, junto con Medellín y Bogotá, son las ciudades de Colombia con más estudios webcam. | Foto: adobe stock

Cali, junto con Medellín y Bogotá, son las ciudades de Colombia con más estudios webcam. En el país existen alrededor de 5000. Su inusitado auge comenzó en la pandemia del Covid-19, lo que hizo que la industria de contenidos para adultos, como sucedió con los videojuegos, entrara en una burbuja de ganancias multimillonarias.

En los estudios, las “chicas” -“o chicos”- deben cumplir horarios, como si fuera una empresa común y corriente, y algunos los multan cuando faltan, lo que es ilegal. Si la ausencia se debe a una condición de salud, requieren llevar la incapacidad del médico para evitar la ‘sanción’.

La otra modalidad es ser modelo satélite: se trabaja desde la casa, aunque también se debe cumplir un horario. Y está la posibilidad de ser independiente, en páginas como OnlyFans.

Más o menos, una modelo webcam que empiece a consolidarse puede ganar 4 millones de pesos al mes. Es lo más bajito. Las modelos top ganan demasiado dinero, miles de dólares. Pero se deben hacer transmisiones diarias, ocho horas al día, para empezar a consolidarse. Requiere bastante tiempo y esfuerzo. No es tan fácil como la gente piensa.

El auge de la industria de contenidos para adultos y la historia de Catalina Naranjo, una de las protagonistas. Foto Jorge Orozco / El País.
Katalina 7777 se hizo viral tras un video porno filmado en un bus del MÍO, lo que escandalizó a Cali. De un día para otro aumentó en 200 mil sus seguidores en Instagram. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: Jorge Orozco

Hay fetiches por los que los clientes pagan cientos de dólares. A Katalina7777 un usuario le hacía videollamadas para verla con los pies sucios. Ella, minutos antes, debía caminar descalza sobre tierra para satisfacerlo. Otros usuarios simplemente querían contarle sus problemas. Alguna vez uno de sus suscriptores le pidió simular una cena romántica: él en su casa, Katalina en el estudio.

Aunque le iba bien económicamente como modelo webcam, tras varios años en el oficio encontró algo más rentable y que le implicaba menos esfuerzo físico y mental que pasarse ocho horas en un computador: la creación de contenidos para adultos. En otras palabras, ser actriz porno o hacer videos eróticos.

Todo comenzó cuando le propusieron, con su pareja de ese momento -también era un modelo webcam-, filmar un video teniendo relaciones para participar en un concurso en Europa. El corto, de ocho minutos, se hizo viral en las páginas de ‘free porn’ y a sus cuentas empezaron a ingresar cientos de dólares.

Aunque Katalina7777 se hizo viral después de un video en el sistema público de transporte de Cali, el MÍO. Durante varios días realizó recorridos con su pareja para establecer una ruta y un momento en que el bus estuviera vacío. Descubrieron que entre la estación Torre de Cali y el Terminal hay un trayecto de siete minutos en solitario, y eso lo aprovecharon para grabar el video que escandalizó a Cali (está prohibido hacer videos porno en el transporte público por supuesto), lo que la asustó a ella, mientras su cuenta de Instagram se llenaba de suscriptores: 200.000 de un día para otro.

Google complicará las cosas para quienes buscan contenidos para adultos.
Google complicará las cosas para quienes buscan contenidos para adultos. | Foto: Getty Images

Ahora Katalina es empresaria. Junto con su actual pareja abrió Kings and Queens, una agencia de representación de actores y actrices de contenido para adultos cuyo propósito, además de asesorarlos en sus contratos, es defender sus derechos laborales.

Porque es cierto que la industria crece de forma silenciosa -se estima que entre 100.000 y 300.000 personas trabajan en la creación de contenidos para adultos, en ciudades como Medellín, Bogotá y Cali-, pero también es cierto que, ante la falta de regulación y control del Estado, crecen los abusos laborales y sexuales, así como la violencia de género.

En esta industria hay quien hace las cosas de manera correcta, profesional, y otros que lo hacen de la peor forma posible. Lo que queremos con la agencia es que se empiece a mirar el gremio como uno más del mercado, que debe, además de pagar impuestos, cumplir las normas e igualmente gozar de derechos. Nuestro propósito no es promover que los jóvenes hagan parte de la industria de contenidos para adultos, pero sí que quien lo desee hacer para pagar su universidad, sostener a su familia, darse un estilo de vida, lo haga en condiciones dignas y de seguridad -dice Katalina y le da un sorbo a un capuchino.

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Mujeres chateando en chat para adultos. Concepto de trabajo de cámara web. webcam modelo web | Foto: Getty Images/iStockphoto

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Carolina Calle es trabajadora sexual y dirige, en Bogotá, la Corporación Calle 7 Colombia, una organización de base comunitaria que promueve la defensa de los derechos humanos y laborales de las personas trabajadoras sexuales.

Junto con Human Rights Watch, la corporación lideró una investigación que desenmascaró los abusos a los que son sometidas las modelos webcam. El informe se titula ‘Aprendí a decir no: abusos laborales y explotación sexual en los estudios de webcam colombianos’, y partió de la experiencia de Carolina, quien ha ejercido todas las modalidades del trabajo sexual.

Fui webcam y me tocaron estudios horribles, donde la división de los cubículos era con cortinas y ni siquiera podía abrir los brazos porque era muy pequeño. Las compañeras se debían compartir los juguetes sexuales. Pasan cosas terribles que se normalizan, estudios sucios, con fluidos en los computadores, y donde, si llegaba un cliente de forma presencial, te obligaban a “atenderlo”. También se cometían abusos con los pagos: el primer pago llegaba después de dos meses de trabajar y nos quitaban un montón de dinero, mil pesos por cada dólar. El abuso era terrible.

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Esperanza Gómez es una de las actrices porno más reconocidas en el mundo. | Foto: Colprensa - Juan Páez

Uno de los discursos con los que los estudios webcam se promocionan es una promesa que no siempre se cumple: “como es un trabajo virtual, nadie te toca”. Carolina conoció casos de modelos a las que presionaron para tener relaciones sexuales bajo la promesa del trabajo que les iban a dar. En la investigación de Human Rights Watch, una modelo contó que la obligaron a introducirse una botella de vidrio. “Estaba aterrorizada ante la posibilidad de que se rompiera”.

Las trabajadoras sexuales merecen las mismas protecciones laborales que todos los trabajadores en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, pero la industria multimillonaria de las webcams ha evitado en gran medida el escrutinio de los abusos en sus cadenas de suministro -dijo Erin Kilbride, investigadora de Human Rights Watch y autora del informe, que además determinó que algunos estudios se quedan con entre el 50 y el 65 % de lo que pagan los clientes. También, cuando se retiran, a las modelos les quitan las cuentas y sus seguidores, o amenazan con hacerlo. Son los estudios los que tienen las contraseñas.

Los webcam, además, no siempre cumplen las normas que establecen los municipios para abrir estos establecimientos. El abogado Óscar Arias, quien fue mánager de la actriz porno Esperanza Gómez, explica que el gobierno cataloga a estos sitios como una actividad de alto impacto, a pesar de que no están abiertos al público y no venden licor. Sin embargo, por esta condición de alto impacto, deben estar ubicados en zonas de discotecas, bares o prostíbulos, o sobre vías principales como la Avenida Tercera Norte en el caso de Cali, la Carrera 66, la Avenida Sexta, y no como sucede con frecuencia: los estudios abren al interior de los barrios como el Ingenio o Ciudad 2000. Incluso hay estudios que funcionan en apartamentos, lo que no está permitido.

Colombia es uno de los países que más consume contenidos para adultos. | Foto: aadobe stock

En la industria porno local sucede algo similar: actrices y actores permanecen en la informalidad, ocultos -pocos dicen en público dedicarse a los videos para adultos-, por lo que sus derechos en ocasiones se ven violentados.

Mientras que en países como Alemania o Países Bajos el trabajo sexual está regulado y quienes producen contenido erótico pueden acceder abiertamente a beneficios como salud, pensión o seguros de protección legal, en Colombia la falta de legislación deja a los creadores en una especie de zona gris, sin protección laboral.

Incluso en Estados Unidos, donde la pornografía es legal, existen gremios y sindicatos que luchan por los derechos de los actores.

La industria porno local intenta autorregularse, imitando las regulaciones que casi siempre han venido del extranjero. Pero mientras en Estados Unidos la creación de contenidos para adultos está muy regulada, en Colombia hay muy poco al respecto -dice el abogado Óscar Arias, quien hace unos días estuvo en una grabación en Cali de una película porno y la actriz se negó a grabar, pues el actor presentó exámenes médicos con una vigencia de 15 días, cuando lo mínimo son ocho.

3 trucos para ver OnlyFans sin tener que pagar
OnlyFans es una de las plataformas más populares entre modelos webcam indepentientes. | Foto: SOPA Images/LightRocket via Gett

Eso no está escrito en ninguna parte, no es una ley, pero es lo que intenta hacer cierto sector de la industria: autorregularse -agrega Arias, quien fue el director jurídico de la Federación del Comercio Electrónico para Adultos, una entidad que buscaba regular la industria, por ejemplo establecer un porcentaje de pago mínimo a las modelos webcam, pero todo terminó en intenciones.

Algunos actores porno comprometen su salud: para garantizar erecciones durante las horas que requiere un rodaje consumen viagra en exceso o se inyectan medicamentos en el pene. Son, por cierto, los peores pagos en comparación con las mujeres.

Carolina Calle cuenta que alguna vez acudió al Ministerio del Trabajo colombiano para buscar la manera de garantizar los derechos de las personas dedicadas a la creación de contenidos para adultos y evitar lo que hacen los bancos, que les bloquean sus cuentas de ahorro o les niegan préstamos cuando se enteran de su oficio. Pero la respuesta fue que no se podía hacer nada porque era un trabajo no regulado.

Hay una enorme informalidad en la industria de contenido para adultos y una cantidad de personas, estudios, productores, dedicados a ello así, de manera informal. Eso hace que sea muy difícil llegar a la casa de cada una de estas personas. Pero desde nuestra competencia, hemos llegado a sus espacios como las ferias que realizan en Cali con programas de prevención sexual y pruebas rápidas de VIH. Toda persona que tenga más de dos encuentros sexuales con diferentes personas está en riesgo -dice a propósito Germán Escobar, secretario de Salud de Cali.

Cada vez hay más víctimas de pornografía deepfake
Cada vez hay más víctimas de pornografía deepfake | Foto: Getty Images

A la hora de tributar, la industria de contenidos para adultos, en parte, sí es tenida en cuenta por el Estado. Como lo explica el abogado Óscar Arias, la Ley 2010 de 2019, en su artículo 73, determinó que los estudios webcam son agentes retenedores. Es la única regulación que existe. Lo recomendable es que los estudios paguen, cada dos meses, la retención en la fuente que le hacen a sus modelos, que por su parte declaran renta.

Sin embargo, de las cifras millonarias que mueven los contenidos eróticos, a la Dirección de Impuestos Nacionales le ingresa un porcentaje mínimo. La evasión es alta, pues las plataformas donde se reproducen los videos porno y se pagan esos contenidos están en el exterior, lo que dificulta los controles tributarios.

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Los contenidos para adultos generan cifras millonarias en Colombia. | Foto: Getty Images/iStockphoto

En 2021, por cierto, se radicó un proyecto de ley en el Congreso que buscaba regular la exportación de servicios de contenido erótico, sensual o social para adultos a través de plataformas digitales, estableciendo medidas de protección de la dignidad humana y la autonomía de los trabajadores, pero fue archivado.

Mientras tanto, en Colombia el porno se consume en silencio, se produce en la sombra y se ignora desde el Estado, al tiempo nuevos empresarios que conocen la industria y sus abusos intentan proteger los derechos de quienes tocan por una oportunidad. En la cafetería, Katalina7777 dice:

El país y la sociedad tienen la opción de seguir legislando con prejuicios o empezar a ver esta industria como lo que es: una forma de trabajo como cualquier otra, con derechos, deberes y dignidad.

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