Turismo
Getsemaní a fuego lento: el chef caleño Daniel Aldana cuenta cómo el turismo y la gastronomía han transformado este icónico barrio
Esta pintoresca zona de Cartagena se ha convertido en un punto de encuentro para el arte y la buena cocina, en una de las ciudades más turísticas del país.
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15 de oct de 2025, 10:41 a. m.
Actualizado el 15 de oct de 2025, 10:42 a. m.
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Por las calles de Getsemaní, donde los murales conviven con los balcones coloniales y el bullicio del Caribe se mezcla con acentos de todo el mundo, un caleño ha encontrado su puerto. Daniel Aldana, chef ejecutivo del Hotel Casa Lola y del restaurante Doña Lola, lleva más de una década haciendo de Cartagena su casa.
“Soy de Cali y me vine a Cartagena hace unos catorce años. Empecé en un hotel y, aunque he trabajado fuera del país, siempre vuelvo. Esta ciudad tiene algo que me llama”, dice con una sonrisa tranquila, mientras habla del trabajo que lidera desde la cocina del restaurante Doña Lola, un espacio donde el Caribe colombiano dialoga con el Mediterráneo español.

La propuesta culinaria que dirige Aldana parte de una idea sencilla pero poderosa: unir dos mares. En su carta, los productos locales —el pescado recién traído por los pescadores de la zona, las frutas tropicales, el coco, el plátano— se combinan con técnicas mediterráneas y presentaciones contemporáneas.
“Hoy, en Cartagena de Indias, fusiono toda mi experiencia internacional con la riqueza cultural y gastronómica del Caribe colombiano. Mi cocina se caracteriza por el respeto al producto local, la técnica refinada y la capacidad de combinar sabores y culturas, creando experiencias memorables que rinden homenaje tanto a la tradición caribeña como a la innovación contemporánea”, explica.

Esa filosofía se traduce en platos que narran encuentros: El Carpaccio de sierra y corozo, leche de tigre, queso costeño y chips de plátano verde; Carimañolas roquefort, (masa de yuca rellena frita con acento europeo), Croquetas de plátano y chicharrón con salsa teriyaki. Apastelado de pescado cartagenero sobre crocante de arroz de coco titote; Fideuá costeña con tinta de calamar; Paella de chicharrón, -mezcla irreverente del Mediterráneo y el Caribe-, y como postre, crêpes de uchuva con chocolate negro flambeado al ron local, sin duda, todo un deleite para el paladar.
Y lo mejor, su carta oscila entre $ 50.000 y 120.000 pesos por plato, lo que ha hecho que este espacio culinario se convierta en más que un punto de referencia para los viajeros que buscan dónde probar la mejor gastronomía local.
Y ni qué hablar de su arquitectura, una fusión de estilos colonial y republicano con acentos contemporáneos, refleja la identidad misma de Getsemaní: un barrio que ha pasado de ser lugar popular de pescadores y artesanos a convertirse en uno de los epicentros culturales más vibrantes de Cartagena.

“Cuando llegamos, este tipo de hoteles y restaurantes no eran comunes aquí. Pero con el tiempo, Getsemaní se fue transformando en un barrio muy pintoresco, muy artístico. Nosotros fuimos parte de esa evolución”, recuerda Aldana.
Y por eso, a quienes vienen del Valle del Cauca, les hace una invitación: “Que se peguen la escapadita. Getsemaní tiene un aire distinto, es un lugar donde se siente la historia, el arte y el mar, en cada rincón”.
Periodista de cultura, entretenimiento y tendencias, experta en edición digital e impreso. Amante de las historias que inspiran. Aprendiz constante.