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Inteligencia artificial para principiantes: qué es, cómo usarla y qué cuidados tener

La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista a convertirse en una herramienta cotidiana. Desde que despertamos usamos IA, muchas veces sin darnos cuenta.

Inteligencia artificial
Aplicaciones como Deepseek, ChatGPT y Grok son chatbots de inteligencia artificial que ya se pueden usar desde el celular para tareas como responder preguntas, redactar textos o resolver dudas. | Foto: AFP

17 de jul de 2025, 10:59 a. m.

Actualizado el 17 de jul de 2025, 10:59 a. m.

La Inteligencia Artificial, IA, es una rama de la informática que desarrolla sistemas capaces de realizar tareas que tradicionalmente requerirían de la inteligencia humana, como razonar, aprender o tomar decisiones.

Para Víctor Solano, consultor en comunicación y reputación digital, se puede explicar de forma sencilla: “La inteligencia artificial es una capacidad que tienen máquinas o programas para aprender a hacer lo que antes solo podían hacer los seres humanos, la inteligencia humana”.

Estos sistemas aprenden a partir de grandes cantidades de datos. “Es como un niño que aprende observándolo todo, escuchando, probando y mejorando”, explica el especialista.

Por ejemplo, si a un modelo se le alimenta con miles de fotos de caballos, eventualmente podrá identificar uno, incluso si la imagen es una caricatura o una silueta. Y cuanto más datos reciba, más preciso será.

En palabras de Solano, “nos ayuda a pensar un poquito para ayudarnos, no es para reemplazarnos”.

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Robots que dependen de algoritmos juegan un partido de fútbol durante una cumbre de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. | Foto: AFP

Ya está en el día a día

Aunque no sean expertas en tecnología, la mayoría de las personas ya interactúan con sistemas de inteligencia artificial.

El consultor señala que “venimos utilizando cosas de inteligencia artificial hace mucho tiempo” y agrega que cuando se abre una plataforma como Netflix, Spotify o YouTube, estos sistemas analizan el historial del público y le sugieren contenido afín. “Cada vez que yo entro autenticado (con su propia cuenta), me va a mostrar cosas que se parecen a lo que me ha gustado”, ilustra.

Lo mismo ocurre con los asistentes virtuales como Siri, Alexa o el Asistente de Google, que comprenden comandos hablados gracias a modelos de lenguaje entrenados con millones de ejemplos.

También se usa la IA para tareas cotidianas como traducir textos, redactar correos o programar recordatorios.

En el caso de la movilidad, herramientas como Waze o Google Maps predicen el tráfico y calculan la ruta más eficiente a partir del análisis de datos en tiempo real.

Y en el ámbito creativo, plataformas como ChatGPT, DALL-E o Sora permiten generar texto, imágenes o videos con solo escribir una instrucción clara, lo que se conoce como prompt.

Tipos de IA

Aunque se suele hablar de IA en singular, existen diversos tipos de ella con diferentes funciones.

El experto distingue principalmente dos para usuarios generales, aunque la comunidad científica reporta más.

La primera es la inteligencia artificial generativa, que permite crear contenidos como textos, imágenes, música o videos.

“Le puedo pedir que me genere una fotografía al estilo manga japonés o un retrato como si fuese hecho por Salvador Dalí”, explica.

La segunda es la inteligencia artificial de análisis o clasificación, que se enfoca en procesar grandes volúmenes de información para reconocer patrones, hacer diagnósticos o filtrar datos, como ocurre con los sistemas que detectan spam o monitorean transacciones bancarias para prevenir fraudes.

Un caso común es el de las redes sociales o tiendas en línea que analizan el comportamiento de sus posibles clientes para sugerirles productos que podrían ser de su agrado.

Lo importante, según Solano, es entender que hay herramientas distintas según la necesidad específica que se tenga.

¿Por dónde empezar?

No es necesario ser ingeniero para empezar a usar la inteligencia artificial. Una de las formas más accesibles es ChatGPT, un chatbot desarrollado por OpenAI que permite conversar con un modelo entrenado en diversos temas.

El consultor asegura que es “la que democratizó el acceso al uso de la inteligencia artificial”.

Basta con ingresar al sitio web o descargar la aplicación, crear una cuenta y empezar a escribir, como si se tratara de una conversación.

Sin embargo, hay muchas otras aplicaciones de IA según el campo. En texto también se destacan DeepSeek o Gemini. Para edición de video está Synthesia; para creación de imágenes existen Midjourney o Stable Diffusion; para generar música está Suno e incluso hay para apoyar en la investigación o la programación como Copilot y Tabnin, entre muchas otras más.

Adicionalmente, empresas como Meta están incorporando inteligencia artificial en aplicaciones cotidianas como WhatsApp, permitiendo que cualquier persona, desde su celular, interactúe con estas tecnologías sin tener conocimientos técnicos previos.

Precauciones básicas

Pese a sus ventajas, la inteligencia artificial también plantea riesgos que deben ser considerados con seriedad.

“No es peligrosa por sí sola. El riesgo está en cómo se usa”, advierte el experto.

Una de las primeras recomendaciones es cuidar la información personal. Muchas aplicaciones recopilan lo que escriben las personas para mejorar sus modelos y, aunque parezcan gratuitas, en realidad se están ‘pagando’ con sus datos.

Por eso, es mejor no compartir contraseñas, documentos personales o información sensible en esas plataformas.

Otro riesgo importante es la desinformación. La IA puede equivocarse o incluso inventar contenido. “Puede llegar a inventarse un artículo o un libro que no existe”, señala Solano.

Por ello, siempre que una herramienta entregue un dato relevante, como una fuente o una estadística, es necesario verificarlo con otras fuentes confiables.

También hay que estar atentos al realismo con el que estas herramientas pueden generar imágenes o videos manipulados.

Inteligencia artificial sophia
Sophia es un robot humanoide que utiliza inteligencia artificial de Hanson Robotics. Se caracteriza por su apariencia realista y su capacidad para interactuar con humanos, mostrando expresiones faciales. | Foto: AFP

“El problema es esa creación de una falsa realidad que nos lleva a pensar que estamos muy bien o muy mal, pero en todo caso con una percepción alterada de la realidad”, explica.

La creación de imágenes y videos falsos mediante IA se conoce como deepfakes.

Ante cualquier contenido impactante, es importante conservar el pensamiento crítico y contrastar con información verificada.

En esta sintonía, el consultor subraya que los chatbots de apoyo emocional deben usarse con cautela. “Si todo el tiempo le estoy diciendo ‘dime qué hago’, hay un riesgo enorme de que la IA termine complaciéndome, en lugar de cuestionarme, dándome la razón en lugar de ayudarme”.

Estos sistemas aprenden de las interacciones de la gente, por lo que podrían reforzar sesgos en vez de brindar una orientación objetiva. En consecuencia, nunca deben sustituir la ayuda profesional: “Siempre hay que tener en cuenta que esto no va a reemplazar a un psicólogo y menos a un psiquiatra”.

Por último, Solano insiste en que la inteligencia artificial no debe sustituir el juicio humano.

“Siempre es el humano el que toma la decisión y el que va a ser el responsable del resultado”, afirma. Esto es especialmente importante en áreas como la salud, el derecho o la psicología, cuando el acompañamiento profesional sigue siendo irremplazable.

Esa tendencia de los sistemas actuales para inventar datos se conoce como ‘alucinaciones’.

IBM las define como casos en los que el modelo genera resultados sin sentido.

Se han documentado ejemplos de fabricación de citas inexistentes o hechos falsos. Incluso, la misma OpenAI constató que uno de sus modelos alucinó en hasta un 33 % de las preguntas de un cuestionario.

Cómo sacarle el máximo provecho

Para usar bien la inteligencia artificial no basta con probar herramientas al azar. Hay que saber cómo pedirles y cómo interpretar lo que entregan. Solano sugiere comenzar con instrucciones claras y específicas.

En lugar de decir “hazme un informe”, conviene pedir algo como: “Actúa como experto en estadística y elabora un informe que compare la tendencia X con Y”. Asignar un rol ayuda a enfocar mejor las respuestas.

También es útil dividir tareas complejas en pasos más simples. Primero se puede pedir un esquema y luego desarrollar cada apartado.

Además del uso técnico, el consultor destaca ejemplos concretos de cómo la inteligencia artificial puede ser útil tanto en la vida laboral como en las situaciones cotidianas.

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El generador de imágenes de ChatGPT permite subir fotografías y pedirle que imite diferentes estilos como la animación de Studio Ghibli. | Foto: AFP

Uno de los casos que plantea es un viaje en carro. Se le puede pedir a la herramienta que ayude a optimizar una ruta entre varias ciudades y a calcular los costos aproximados de gasolina según el tipo de vehículo.

Otro ejemplo que da es el de una familia que recibió un resultado de un examen de laboratorio complejo y no sabía cómo explicárselo a una persona mayor. Solano escaneó el informe y le pidió al modelo que lo tradujera a un lenguaje claro: “Me dijo algo como ‘el corazón es como una casa. La casa está bien, las tuberías están bien, pero para que siga funcionando, hay que tener buenos hábitos alimenticios’”.

E insiste: “No reemplaza al especialista, pero sí le ayuda al paciente entenderlo mejor antes de la cita con el médico”.

Incluso sugiere usar la IA como una especie de orientador. Explica que una persona con triglicéridos altos, hipertensión o problemas de azúcar puede pedirle al sistema que diseñe una dieta ajustada no solo a sus necesidades médicas sino también a sus gustos.

Además, se pueden establecer metas específicas y recibir un plan alimenticio con menús para lograrlo. No obstante, ninguna respuesta debe tomarse como definitiva.

“Yo siempre sospecho y siempre entro a verificar”, dice el consultor. Una actitud crítica que permite convertir la IA en una verdadera aliada, sin caer en la dependencia o en la ingenuidad tecnológica.

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