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Editorial

El llamado de Francisco

¿O a quién no le debe llamar a la reflexión la evidente escasez de recursos como el agua o de los suelos para cultivo, así sea pensando únicamente en su propia supervivencia?

(ARCHIVOS) El Papa Francisco sostiene una reunión con autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el centro cultural del distrito de Belem en Lisboa, durante su visita de cinco días para asistir a la reunión de jóvenes católicos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el 2 de agosto de 2023. El Papa Francisco, en el hospital con neumonía, sufrió una "crisis" respiratoria que le provocó vómitos, pero le dieron aire y respondió bien, dijo el Vaticano el 28 de febrero de 2025. (Foto de MIGUEL RIOPA/AFP)
(ARCHIVOS) El Papa Francisco sostiene una reunión con autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el centro cultural del distrito de Belem en Lisboa, durante su visita de cinco días para asistir a la reunión de jóvenes católicos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el 2 de agosto de 2023. El Papa Francisco, en el hospital con neumonía, sufrió una "crisis" respiratoria que le provocó vómitos, pero le dieron aire y respondió bien, dijo el Vaticano el 28 de febrero de 2025. (Foto de MIGUEL RIOPA/AFP) | Foto: AFP

Editorial

17 de abr de 2025, 02:56 a. m.

Actualizado el 17 de abr de 2025, 02:56 a. m.

“El mundo es rico en recursos para asegurar a todos el acceso a los bienes fundamentales; sin embargo, muchos viven en una situación de pobreza escandalosa. Y los recursos naturales mal usados, se van deteriorando y destruyendo. La propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar al servicio de las necesidades de los pueblos. No podemos considerarnos dueños absolutos de las cosas”.

Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco, tienen, por supuesto, un objetivo teológico, en el sentido de que están dirigidas en primera instancia al mundo católico, que hoy celebra el Jueves Santo, cuya principal premisa es el Amor. De hecho, hace parte del texto enunciado por el Sumo Pontífice en una audiencia general en la que el tema central fue el séptimo mandamiento de lo que los feligreses llaman la ley de Dios: No robarás.

Sin embargo, como buena parte de los discursos del Santo Padre, no está dirigido solo a los fieles de su Iglesia, sino a todas las personas, sin importar el credo religioso que profesen. ¿O a quién no le debe llamar a la reflexión la evidente escasez de recursos como el agua o de los suelos para cultivo, así sea pensando únicamente en su propia supervivencia?

Entonces se debe entender que cuando el Papa habla de robar, está estableciendo un nexo directo entre el hecho de que la naturaleza debe estar disponible para todos por igual, y que el apropiarse de ella, especialmente para atentar contra su conservación, es quitarles a los demás lo que también es de ellos, más allá de que sean católicos o no.

Es la esencia del concepto de Casa Común que Jorge Bergoglio ha acuñado para referirse a la Tierra desde que llegó al Vaticano y que ha tenido eco en casi todos los rincones del planeta, porque ha coincidido con la agudización del cambio climático, como lo demuestran las sequías, las inundaciones y el deshielo de los glaciales, para solo mencionar las consecuencias más evidentes del acabose ecológico.

Sin embargo, hay que reconocer que, a pesar de que Francisco es hoy por hoy uno de los líderes más respetados y queridos en todo el orbe, no ha logrado, como tampoco las organizaciones ambientales multilaterales, concitar la voluntad de los gobernantes de los países más poderosos en torno a la urgente necesidad de ponerse de acuerdo en normas internacionales destinadas a frenar las prácticas, sobre todo industriales, que siguen dañando la naturaleza.

Ojalá, como el mundo católico lo está orando especialmente durante esta Semana Santa, el Santo Padre recupere su salud, de manera que pueda volver a ocuparse de orientar a las cerca de 1400 millones de personas que ven en él a su mayor guía espiritual.

Pero la Tierra también lo necesita para que siga siendo esa voz que siempre está llamando a los hombres y las mujeres del orbe a tomar conciencia de una realidad ineludible: cuando se atenta contra los recursos naturales se les está quitando a las clases menos favorecidas el derecho que ellas también tienen a beneficiarse de los bienes que contiene la naturaleza, que fue creada para todos por igual

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